La Vida de Rubi

CAPITULO 11: LOS ACCIDENTES PASAN

Han pasado dos semanas desde la última vez que vi a Finn, lo he llamado pero no contesta su teléfono, fui a su casa pero nadie abrió la puerta y a pesar que la vida me lo entregó en bandeja de plata, decidí ser fiel a mis principios, al fin y al cabo, si no me enamoro nada puede salir mal, en la oficina todo está saliendo según lo planeado, tenemos eventos literarios programados y escritores ansiosos para que sus obras salgan a la luz, sinceramente nada de esto hubiese sido posible sin Martín, mi padre, por otro lado, es la persona más feliz del mundo desde que acepte salir con el hijo de los Müller.

Después de las reuniones de equipo me fui a almorzar con mi padre que me comenta que debo estar pasado mañana en el restaurant Olimpo para mi cita a ciegas, decidí tomarme el día siguiente, me levante muy temprano y salí a correr por el parque, desayuné con mi madre que me comenta que se iría al extranjero a recorrer el otro lado del mundo, así que la abrace fuerte el mayor tiempo que pude, en la tarde cuando iba camino a mi casa pasé por una cafetería de mi ex vecindario, mientras escribía ideas para mi siguiente libro recibí una llamada de mi madre, me pedía que pasara la noche con ella antes de irse al aeropuerto la mañana siguiente, al otro día y después que mi madre abordó el avión, me dirigí a la residencia principal para desayunar con mi padre, cuando me bajé del taxi, me encontré ante esa gran casa, uno de los sirvientes abrió la puerta principal, cuando comencé a caminar por ese gran pasillo me di cuenta lo solitaria que era la vida de mi padre, cuando entré al comedor, él se encontraba leyendo un libro, lo saludé y desayuné con él, reímos y recordamos buenos tiempos.

Papá, ¿Te gustaría que viniera a vivir contigo otra vez?

¿Qué? No, me gusta vivir solo - Dijo.

¿Estás seguro? - pregunté.

Si, si además así peleamos menos - dijo sonriendo.

Jajaja sí, tienes razón pero... cuando quieras compañía, solo llámame y vendré ¿De acuerdo? - dije tomando su mano.

El día estuvo ajetreado, lleno de reuniones estaba revisando informes financieros cuando Martín entra corriendo a mi oficina.

Señorita Palmin son 4:30 pm. Debe irse a su cita - dijo agitado.

¡Lo olvide! dame mi bolso y corre debes llevarme vine sin mi auto - dije saltando de mi asiento.

Mientras Martín conducía, yo me maquillaba en la parte de atrás, llegamos pasada las 05:00pm me bajé del auto y corrí a recepción.

¿Tiene reservación? - Dijo una chica simpática.

Palmin y Müller - dije.

Müller y Palmin- dijo alguien delante de mí.

¿Oh? - dijo girándose un hombre muy alto y atractivo.

¿Oh? Lo siento llegué tarde, tuve una reunión y me retrase- dije poniendo una escusa.

¡Ah sí! Yo también- dijo con una hermosa sonrisa.

Entonces, debes ser Alex- dije extendiendo mi mano.

Y tú eres la chica de ayer - dijo mientras me miraba fijamente.

¿Qué? - dije confusa.

Te vi ayer más de una vez, de echo iba a hablarte pero te fuiste - dijo con una amplia sonrisa.

¿Dónde? - pregunté.

En una cafetería cerca de mi casa

¿Enserio? ese es mi antiguo barrio, que coincidencia - dije sonriendo, ¡Dios que me pasa!