- Poco recuerdo antes de estar aquí, ¿sabes? Solo fragmentos en los que veo paja, botones e hilo y la dulce cara de una niña. No mucho más pero sí puedo contarte sobre las cosas que he vivido. Si quieres.- le dijo el raído espantapájaros al gorrión que vivía en el bolsillo de su chaqueta.
Al no recibir respuesta comenzó a narrar:
- He visto pasar estaciones y con ellas, años.
He conocido las bellas formas de las nubes y la gracia del viento al empujarlas.
He contemplado crecer el trigo innumerables veces y ser recogidas otras tantas.
He notado el brillo del sol en las gotas de rocío y la brisa juguetear con las hebras sueltas de mi heno.
He escuchado los secretos de la lluvia, el murmullo de las hojas y el silbido de cada pájaro al pasar.
He sentido crecer y morir as temperaturas y la pasión de la luna.
He dormido bajo las perlas de cristal del cielo y en noches demasiado silenciosas.
He deseado contemplar tantas puestas y salidas del astro rey y embelesarme con el olor de cada flor.
He crecido en tierras fértiles, húmedas y hermosas y entre suspiros de aire frío de la montaña.
He soportado los aguijonazos por el fuego del sol, las cosquillas por las alas de mariposas y los enfados del tiempo.
He contado millones de sombras, miles de arcoíris e indefinidos pétalos.
He cabalgado sobre el palo donde estoy sujeto.
He rezado por la llegada del día y de la noche y por la felicidad de cada semilla.
He soñado tantas cosas mi amigo...- el espantapájaros cerró por un momento sus viejos ojos cosidos.- He soñado con correr y volar.
Y he amado a cada criatura de seste lugar, cada brisa, cada titileo de las estrellas, cada suspiro de las flores, cada savia que corre por las venas de los árboles, cada huella en el camino, cada hoja arrastrada por la corriente, cada baile del sol y la luna, cada lágrima del cielo...- su voz se fue apagando y solo quedó el trigo para arroparlo en sus sueño.
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When stars don't sleep
Short StoryEllas se esconden detrás de las nubes sin saber de su brillo no se agota. Ríen sin conocer su belleza, juegan sin que el Sol las vea. Pero temen a apagarse o a que sea siempre de día, temen a dejar de titilar o ser demasiado viejas. Y la Luna sonríe...
