Cap. 25

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-Bien, entonces déjame verte.

Ten suspiró y bajó la manta a sus hombros, ambos se miraron, si se sentía desarreglado, ahora la sensación era peor porque Taeyong se veía exageradamente bien, cualquiera podría creer que era un súper modelo, y no sólo por el arreglo, sino por la perfecta armonía que hacían las prendas con su físico; llevaba una playera roja de cuello en "v" fajada a unos pantalones negros ajustados, botines café oscuro, y todo acompañado de una chamarra de piel (negra también) corta con estoperoles en los hombros y las mangas arremangadas, dejando ver las moradas venas de sus brazos. Y para Taeyong, Ten se veía más chiquito, bonito y abrazable de lo que ya era.

-Bueno, deja de mirarme así que siento que me juzgas.

-¿Cómo sigues?

-Igual, sólo que la fiebre no ha regresado.

-¿Sigues con estornudos y flujo nasal?

-Sí, y si me destapo empeora.

-Más tarde te llevo al doctor.

-No es necesario.

-¿Cómo que no?

-Siempre me pasa cuando me expongo mucho tiempo al frío y normalmente dura entre 3 y 5 días. Supongo que fue por lo de ayer.

-¿Seguro?

-Sí.

-Pero si empeora te llevaré al médico.

-Está bien.

-Bueno, mientras tanto estoy a sus servicios, me dedicaré a atenderle y cuidarle hasta que mejore. Estoy a sus órdenes Señorito.- guiñó el ojo coqueto.

Ten rió sonrojado -No es para tanto.

Taeyong sonrió -¿Entonces de qué quieres tu té?

-¿Puede ser de hierbabuena?

-Sí. Siéntate, ahora te lo llevo.

10 minutos fueron suficientes para que el té estuviera listo. Le acercó la bebida caliente y se sentó junto a él en el sofá, el tailandés se hizo espacio entre sus brazos pudiendo ser abrazado por su mayor y recibir caricias del mismo.

-Tennie.

-Dime.

-¿Te gusta el rojo?

-Sí, ¿por?

-Sólo lo quería saber. ¿El azul?

-También.

-¿Y yo te seguiría gustando si me quedara calvo?

-No tienes porque quedarte calvo.

-Tal vez si.

-Preguntas cosas muy raras, ¿para qué quieres saber eso?

-Algo.

-¿Ok?- el timbre sonó -¿Quién es?

Taeyong se levantó a abrir -Olvidé decirte- abrió la puerta dejándole ver a Doyoung -vino a verte.

-¡Doyoung!- se levantó a recibirlo.

-¡Ten!- ambos chicos se saludaron con un cálido abrazo.

-A mí no me recibes así- habló Taeyong entre dientes y cerró la puerta.

-¿Qué pasa?- preguntó el menor de los tres.

-Nada Tennie. ¿Quieres algo Doyoung?

-No, gracias.

Taeyong asintió, fue por la bolsa que había dejado en la mesa y la llevó a su recámara mientras los otros dos platicaban; cuando regresó, se sentó en el sillón con ellos, pero en lugar de conversar comenzó a mirar su teléfono, ignorando por completo lo que decían.

-Ten ¿me podrías decir dónde está el baño?- preguntó mientras mediante señas preguntaba qué tenía Taeyong.

-En el pasillo, la primera puerta a la izquierda.- dijo y subió los hombros respondiendo a la otra pregunta hecha.

-Bien, ahora vuelvo.- se levantó y fue al sanitario para dejarlos un momento solos.

Ten se estiró por su té y le dio un trago, después jaló ligeramente la chaqueta del otro en un intento de llamar su atención.

Taeyong, sin voltear a verlo preguntó -¿Qué necesitas?

-¿Estás bien?

-Sí.

Ten rodó los ojos -¿Qué tienes? ¿Te pasa algo?

"Nada" pensó, "No tengo nada", ¿de verdad no tenía nada? Entonces por qué se sentía así, molesto, enojado, celoso. No. No podían ser celos, no podía celar a alguien de quien no era nada, ¿pero qué pasaba si no eran nada y se trataban como algo? ¿Qué era de él? ¿Y qué era esa sensación en su pecho que crecía al ver a Doyoung cerca del tailandés? Esa sensación que había surgido cuando Ten lo recibió con una alegría inexistente si se trataba de él, la misma sensación que incrementó cuando su visita escaneó al pelinegro para ver si estaba físicamente sano y el menor se dejó mirar sin la vergüenza que lo invadió y lo llevó a cubrirse cuando él lo quiso mirar, cuando Lee llegó a casa y el pequeño le dijo que no lo hiciera, esa creciente opresión que le hizo darse cuenta de la cercanía que tenían Doyoung y Chittaphon como mejores amigos; eso, ellos eran mejores amigos, mientras que él era sólo su... ¿amigo? Claro, Chittaphon era un amigo al que Taeyong le gustaba mimar, un amigo al que amaba dar caricias, un amigo al que abrazaba, al que le encantaba tener cerca, con el que dormía abrazado toda la noche, un amigo que le había hecho sentir millones de cosas, uno que le parecía sumamente hermoso, un amigo al que había besado. Chittaphon era un amigo del cual se había enamorado.

El tailandés dejó su taza en la mesa de centro y se le acercó al coreano tratando de obtener la más pequeña mirada. Posó su mano en su hombro -¿Taeyong?- dio una pequeña palmada en su cabeza -¿te encuentras bien? Contéstame algo, ¿Qué tanto miras que no prestas atención a lo que digo?

Taeyong apagó su teléfono y lo dejó a un lado. Lo volteó a ver; esa mirada tierna con la que siempre se dirigía a su dongsaeng había desaparecido, ahora era imponente, había levantado una de sus cejas, parecía que lo retaba. Con una de sus manos delineó su quijada hasta llegar a su mentón -Miro tus preciosos labios rosas, Chittaphon- en un hábil y brusco movimiento juntó sus labios.

¿Qué importaba tener una etiqueta si siendo "algo" podían tratarse de esa manera?




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bueeeno, lo prometido es deuda, así que aquí están los dos capítulos, espero que les gusten.
Prometo actualizar antes de Enero .-.

como siempre, bonito día, tarde o noche y gracias por leer.

Sólo un pretexto|TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora