Cap. 17

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Nota: a partir de ahora la cursiva la utilizaré para hacer énfasis en algo y para expresar pensamientos.

Después de desvelarse jugando juegos de mesa decidieron que hoy se iban a levantar más tarde de lo normal, o por lo menos lo normal para Taeyong, porque para Ten era casi rutina levantarse tarde, a él no le importaba dormir demás y, como su mayor decía "perder horas valiosas de su día". Aunque al parecer hoy Taeyong tendría otro motivo que no sería estar desvelado para quedarse un tiempo más en la cama.

Claramente el primero en despertar fue el coreano, en ocasiones odiaba que las cortinas que tenía el cuarto del pequeño tailandés fueran de un color tan claro, no le gustaba el color crema, aunque al ser pálido combinaba con la tonalidad blanca del resto de la habitación, pero entraba mucha luz por parte de las cortinas casi transparentes que había debajo de las crema, entonces el propósito de despertarse tarde se estaba llendo directo a la basura.

Aún al abrir uno por uno sus ojos le deslumbró la luz que entraba desde el ventanal, gruñó un poco, talló sus ojos para acostumbrarse más rápido, y una vez que nada impedía su visibilidad, lo miró.
Nadie, absolutamente nadie le podría objetar que era un gatito tierno e indefenso, ni siquiera él sabía cuánto le encantaba eso de su Tennie. Poder despertar y encontrarlo con una parte de su cuerpo encima del suyo, con su cabeza recostada en su pecho, sus brazos rodeándolo, ver su suave cabellera azabache; tenerlo tan cerca y poder percibir el característico aroma a vainilla que de algún modo u otro su delicada piel poseía, combinado con la característica fragancia masculina que el mayor solía llevar, procurando nunca perderse en la suavidad y dulzura de una pero tampoco en lo intenso y profundo de la otra, dos esencias completamente distintas que formaban una tercera simplemente exquisita.

Antes de hacer algo más, tomó su celular para ver la hora, tal vez no era la pensada o deseada, pero por lo menos su plan no había caído completamente a la basura.

Después de dejar su preocupación por el tiempo de lado, regresó su vista a esa personita bonita recostada sobre su pecho, el ángulo en el que estaba ni siquiera le dejaba ver por completo su rostro, pero solo el hecho de imaginarlo le hacía estremecerse de ternura. En lugar de también abrazarlo, una de sus manos comenzó a acariciar de arriba a abajo toda su espalda, a parte de mimarlo era algo que le encantaba hacer, la otra subió hasta su cabeza, le gustaba jugar con sus cabellos, los pasaba de un dedo al otro con delicadeza y lentitud, también daba caricias en sus orejas, su nuca... Podía notar su respiración tranquila, tampoco su posición cambiaba, solo de vez en cuando se volvía a acomodar sobre su pecho o suspiraba.

Fue hasta que dieron las once cuando titubeó para dejar de abrazar a Taeyong y frotar sus ojos, aún así, éste no paró de darle caricias.

-¿Ya despertó Tennie?

Ten sólo bostezó.

-Ya despertó Tennie. Creí que dormirías más.

Entre la consciencia y la inconsciencia de apenas haber despertado se retiró de Taeyong y regresó a su supuesto lugar en la cama, sin su permiso terminó un poco ruborizado -P-Perdón.

Taeyong se volteó hacia él- Bonito, desde que desperté te encontré durmiendo sobre mi pecho, llevabas una hora ahí si no es que más, no se por qué te molestas en prestarle tanta atención si sabes que no me incomoda ni me molesta, si quisieras no tendría problema en que siguieras recostado sobre mí- sonrió.

-Mmm- soltó un bostezo.

Por más que intentara mantener sus ojos abiertos no iba a resistir más tiempo, se volvió a acercar un poco a Taeyong y por debajo de las cobijas comenzó a buscar una de sus manos, una vez encontrada la tomó e igualmente la mano de Ten fue tomada, la subió hasta quedar a la altura de su rostro; con sus somnolientos ojos lo miró y dio una de las pocas sonrisas en las que no mostraba su dentadura pero que aún así le terminó pareciendo encantadora, finalmente subió un poco más sus manos pudiendo dejar la de su mayor posada sobre su cabeza una vez más.

Sólo un pretexto|TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora