Cap. 23

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-A-Abrázame, sólo haz e-eso. Quiero q-que- comenzó a susurrar sólo para el mayor-
Q-Quiero que m-me quieras.

-Tennie- también susurró- claro que te quiero, demasiado- dejó un beso en  su frente, lo acostó a su lado; gracias al tamaño del sofá quedaron tan juntos que casi podían tocarse, y terminaron haciéndolo, intencionalmente, cuando Taeyong decidió abrazarlo intentando estar lo más cerca posible de él -Tennie, dime quién te dejó clavarte tan dentro de mi corazón y quedarte a vivir ahí ¿eh? ¿Quién eres para hacer que me enamore de ti?

Ten se acurrucó en su pecho juntándose aún más a él, se sentía tan bien estando en ese lugar, con sus brazos rodeándole, su rostro cerca de su cuello, su cabeza recibiendo tiernos besos y sus piernas enredadas a las contrarias. Se sentía bien con su calor, se sentía protegido, querido, feliz. Se sentía lleno, Taeyong había logrado llenar ese espacio vacío en su corazón.

Taeyong, con una mano acarició sus rosadas y húmedas mejillas, separó sus labios de su cabeza y tomó su barbilla levantando su rostro. Ten lo miró; el número de lágrimas que brotaban de sus ojos ya había disminuido.

-Bonito, ¿cómo te sientes? ¿Te encuentras mejor?

-Si.

El coreano sonrió aliviado -que bueno- besó su frente.

Ten cerró sus ojos lentamente permitiéndose sentir su agradable tacto, relajándose gracias a la cercanía de sus cuerpos, aún con sus ojos cerrados, se acomodó mejor entre sus brazos quedando con su nariz de nuevo en su cuello.

-Vayamos a la cama, ¿te parece?- no contestó -¿Tennie?

-¿N-Nos podemos quedar un momento más así?

Taeyong sonrió -claro, bonito.

Tomó al menor por la cintura con una mano, con la otra comenzó a dar caricias en su nuca, regresó sus labios a su cabeza para poder dejar más besos en ella, mientras olía el rico aroma a coco de sus cabellos.


Minutos después fueron a la recámara, listos para dormir, Taeyong le cedió otra manta a Ten, después se acostó a su lado y apagó la luz.

-Buenas noches Tennie.

-Buenas noches Taeyong.











03:00 am.
A él y justo la madrugada del lunes ¿por qué no mejor un fin de semana? Llevaba dos horas con frío, flujo nasal y estornudos, incluso Taeyong había despertado para ver si estaba bien, pero claro, le dijo que lo estaba y que volviera a dormir. Pues no lo estaba, se había resfriado y lo sabía, siempre que se exponía al frío mucho tiempo, le agarraba un resfriado; pero tenía que salir con Taeyong, claro, no se lo iba a perder, no se arrepentía. Sólo era un resfriado, no pasaba de la fiebre, estornudos y flujo nasal a todas horas del día, nada más eso, por eso llevaba 20 minutos en el baño con tapones de papel en la nariz intentando bajar de 38°C a 36°C.

Taeyong, mientras tanto, dormía plácidamente en la gran cama. Volteó hacia su derecha, donde se suponía que Ten estaba acostado, se acercó e intentó abrazarlo pero no lo encontró, así que con su mano comenzó a explorar el lugar, percatándose de que no había nadie, eso lo despertó. Somnoliento se levantó de la cama, miró alrededor y vio la luz que salía por debajo de la puerta del baño. Se acercó despacio, no confiaba en sus sentidos a esas horas de la madrugada, se paró frente a la puerta y con sus nudillos tocó. Ten estaba tan concentrado que cuando escuchó el sonido se asustó y casi cae hacia atrás.

-¿Q-Qué pasa?

-¿Estás bien?- preguntó con voz ronca.

-Sí.- sacó los tapones que llevaba y sonó su nariz.

Sólo un pretexto|TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora