Cap. 8

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Los fríos rayos de sol de invierno entraban por el ventanal alumbrando con una luz tenue todo el apartamento.
Taeyong fue el primero en despertar, abrió los ojos lentamente y dio un suspiro,pero al ver al menor despertar los entrecerró; Ten se sentó por sobre las cobijas, talló sus ojos intentando acostumbrarse a la luz, estiró sus brazos y después dio un largo bostezo, miró por su teléfono para ver la hora, eran apenas las siete y sus clases empezaban a las diez, aún podía dormir una o dos horas más antes de levantarse, volteó a ver si el pelinegro seguía dormido, pero como no se percató de que era observado por él, decidió volver a acostarse y cerrar los ojos. En cuanto regresó a su lugar en las cobijas volteó hacia la derecha quedando asi cara a cara con el mayor, sus ojos estaban cerrados, por ello Taeyong lo podía observar con libertad, tal vez se podría considerar un modo descarado, pero le tomó la menor importancia, se dio el tiempo necesario para explorar con sus ojos detenidamente todas y cada una de las facciones de su rostro, los lunares que tenía o no tenía, ¿por qué nunca se había dado cuenta de lo hermoso que era? Sus razgos tan bien definidos, pareciese que todo él fue pensado con tal precisión que al momento de ser creado cada parte suya estuviera en armonía con las demás, el espacio entre sus ojos, sus hombros, todas sus medidas eran exactas, no más, no menos, estaba en ese punto medio que es difícil de encontrar, pero que a pesar de ello, lo tiene, lo tiene él y nadie más, ¿a caso era eso posible?, pues al parecer sí, por dios, el verlo era tan satisfactorio, si seguía así iba a ser mucho más dificil dejar de mirarlo, espera, pero...¿por qué solo observarlo? se supone que seguía dormido, ¿no es así? se acercó más a Ten y lo abrazó, sus brazos abarcaban el espacio perfecto de su cuerpo, como si fueran dos piezas de rompecabezas encajadas sin error alguno, estaban tan cerca, poseía un olor a vainilla, un olor natural, lo suficientemente dulce, propio de él, solamente suyo, difícil de encontrar, tal vez nunca iba a existir una fragancia con ese aroma tan embriagante, tan adictivo, quizás antes de conocerlo nunca se habría imaginado que existiese alguien así, ¿en verdad todo esto era real?
El castaño también correspondió, automaticamente extendió sus brazos para abrazarlo y acurrucarse en su pecho, qué diría la gente si viera ese algo tan intímo, tan inmenso pero a la vez diminutamente insignificante que los une desde apenas unos días, ese algo que claramente es el lazo más fuerte que puede existir entre dos personas pudiendo este cambiar su futuro para bien o para mal, ese algo que ellos dos ya habían encontrado.

El destino sabe cuando poner a la persona correcta en tu camino.

El despertador sonó después de un poco más de media hora, Taeyong no había vuelto a conciliar el sueño desde que despertó, así que se levantó y preparó algo para desayunar, era algo muy sencillo, pero como quiso ayudar no tuvo de otra aún sin saber dónde se encontraba cada cosa. Una vez todo listo, regresó a la sala donde estaban las cobijas y Ten durmiendo bajo estas, le dio pena despertarlo pues se veía muy cómodo, sólo que ya era un poco tarde; se arrodilló a su lado y lo comenzó a mover despacio intentando que no se sobresaltara.

-Mamá no quiero ir a la escuela- se quejó sin abrir los ojos -déjame dormir.

-Ten...-

-¿Por qué no puedo faltar?- hizo un puchero que dejo a Taeyong embobado, haciéndolo considerar seriamente si se quedaba con él a dormir en lugar de asistir a clases.

Se quedó pensando, pero decidió que después lo compenzaría -No soy tu mamá, soy Taeyong, ya hice algo para desayunar, debes levantarte para que vayamos a la escuela.

Ten abrió los ojos de golpe y se incorporó tan rápido que perdió el equilibrio y se fue de lado, volvió a acomodarse y lo miró avergonzado -Perdón, no recordaba que estabas aquí, debí ser yo quien preparara el desayuno, ni siquiera sabes dónde están las cosas, por cierto ¿cómo lo hiciste?, ¡ahg! que vergüenza, ya te di una mala impresión.

-Habían las cosas necesarias a la vista para hacer algo de comer, no te preocupes, no me has dado ninguna mala impresión, en realidad no quise despertarte, te veías muy cómodo durmiendo plenamente allí y sé lo feo que se siente que te despierten, pero creo que ya es un poco tarde.

-Pero parezco un niño mimado- volvió a hacer un puchero.

-Puede que seas un niño mimado, pero eres un lindo niño mimado- pellizcó su mejilla -levántate, vamos a comer.- lo tomó de la mano levantándolo y dirigiéndose a la mesa.

Desayunaron de forma un poco apresurada pues el tiempo pasa muy rápido, se alistaron y salieron del apartamento para tomar algún autobús que los dejara en la entrada del colegio.

•□•□•□•

El timbre de salida finalmente sonó.
Ten recogió sus cosas con bastante lentitud y se puso sus auriculares, de los cuales sonaba el título "New Heroes". Salió del aula caminando con bastante flojera, para esta hora, el día estaba ya bastante nublado y muy frío haciendo a uno pensar que la noche sería igual o peor; los pasillos estaban llenos de gente apresurada por llegar a sus casas, varios corriendo a la salida, otros haciendo llamadas telefónicas, muchos más, Ten entre ellos, miraban sus móviles mientras caminaban a la reja que daba fin al colegio, o lo que muchos llamaban "carcel", e inicio a la "libertad". Horas antes, Taeyong y Ten avanzaron bastante con el proyecto, por ello, él ya tenia varios planes para aquella tarde, en verdad necesitaba llegar a su apartamento y tirarse a la cama a dormir; iba cruzando dicha reja cuando una notificación llegó a su teléfono haciendo que todos sus planes se vinieran abajo.

Taeyong hyung

Ya saliste de clases?
15:10

Estas desocupado?
15:10

Vine a la nueva plaza
que pusieron, la que
está por el colegio,
no tengo compañía :(
me acompañas?
15:12

Por favor
15:12

Estoy solito (>_<)
15:13

Yo

Si, ya salí, pensaba ir a
mi casa a dormir, pero
supongo que ya que me
esperas tengo que ir,
verdad?
15:16

Voy para allá,
llego en unos minutos
15:17

Sólo un pretexto|TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora