Enamorado de Mi Enemigo » [M-PREG] Larry AU

Capitulo Cinco (2/2)

 Maratón 6/6

Louis lo siguió hasta la cocina y, una vez allí, señaló la trona del niño, donde Louis lo sentó con el mismo cuidado que pondría para desmantelar una bomba. Y después de sujetarlo con el cinturón, se echó hacia atrás con un gesto de triunfo ante tamaña gesta.

Harry tuvo que sonreír.

–Como parece que a Aiden le gusta que lo tengas en brazos, lo mejor será que le des el desayuno.

–¿Yo? –exclamó él, con expresión horrorizada.

–Una experiencia aterradora, ¿eh? Así es la vida con un niño pequeño.

Louis miró el cuerpo de Harry, con una mezcla de deseo y burla en sus ojos azules.

En la mente de Harry se formaron imágenes del fin de semana que habían pasado juntos, de las caricias de Louis, pero intentó apartarlas mientras sacaba el puré de frutas que había preparado la

noche anterior.

Los balbuceos impacientes del niño hicieron que Louis se concentrase en la tarea que tenía entre manos. Metió la cucharilla en el puré y se la ofreció a Aiden, que se la metió en la boca de inmediato.

Riendo, Louis volvió a meter la cucharilla en el puré y se la ofreció de nuevo y, de nuevo, Aiden prácticamente se la quitó de la mano.

–Le gusta mucho comer.

–¿Te recuerda a alguien?

Louis se volvió para mirarlo con una sonrisa en los labios.

–Los Tomlinson necesitamos comida.

–Aiden no es un Tomlinson.

Al ver que su expresión se oscurecía, Harry lamentó de inmediato tan vehemente réplica.

–Biológicamente, ha de tener genes de los Tomlinson –le recordó él–. Aunque en todos los sentidos es tuyo, un Styles.

Harry se preguntó entonces si sería su deseo de convertir a Aiden en un Tomlinson lo que lo había llevado allí. Era demasiado griego, demasiado hombre, y no poder tener lo que era biológicamente suyo debía dolerle mucho.

No dijeron nada más mientras Aiden se tomaba el resto de la papilla. Contento porque Louis le daba la comida, el niño no parecía haber notado la tensión entre los dos adultos.

En silencio, Harry le hizo un gesto para que lo sacara de la trona y lo siguiera al soleado cuarto de estar. Una vez allí, metió a Aiden en el parque y el niño empezó a jugar con sus juguetes, olvidándose de ellos.

Aiden se tomaba la hora del juego con la misma determinación con la que sus padres atacaba los negocios.