Capitulo Seis (2/2)

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–Di por sentado que tenía tu palabra. Pero no te pelees conmigo, Harry, no hay necesidad.

–Claro que hay necesidad –replicó él–. Es lo que hay que hacer cuando alguien intenta aprovecharse y tú eres un maestro en eso.

Su acusación no pareció afectarlo porque se encogió de hombros.

–Sólo quiero una prueba justa. Ya me conoces como empresario y

como amante… ésta es la mejor manera de descubrir si entre nosotros hay algo más que un deseo insatisfecho y un niño maravilloso.

–Mira, sobre lo primero…

Harry no pudo terminar la frase porque Louis lo abrazó, impidiendo con sus labios que siguiera poniendo objeciones. Sabía que debería sentirse mortificado, pero sólo sentía el calor de

sus labios, eso era lo único que le importaba.

Louis se apartó luego para mirarlo a los ojos y pasó un dedo por su cara.

–¿Quieres que salgamos?

Y Harry supo que no podía decirle que no. No sabía dónde los llevaría aquello, pero no servía de nada negárselo a sí mismo. Lo que sentía por él era brumador y tenía que capitular. Por el momento.

–Muy bien –dijo por fin–. Saldremos a dar un paseo. Pero para cualquier otra cosa, tendrás que consultarme. No me gusta que tomen decisiones por mí.

–Sí, señor –Louis sonrió–. Y ponte algo cómodo.

A Harry le temblaron las rodillas.

–Me la pondré cuando te la pongas tú –replicó mientras salía del

salón, seguida por las carcajadas de Louis.

Harry se ropa cómoda y elegante. Sencillamente, había elegido una ropa cómoda porque le quedaba muy bien. No pensaba salir con aquel hombre tan guapo sin estarlo él también.

Louis miró la ropa, del mismo color que sus ojos, pero no se mostró triunfador. Muy astuto, pensó Harry, seguramente sabía que la réplica sería de temer.

Pero durante el día no dejó de decirle, de todas las maneras posibles, lo guapo que la encontraba. Y Harry descubrió que no se cansaba de sus halagos.

Pensando que tendría planeado un itinerario, se quedó sorprendido cuando le dijo que se ponía en sus manos. Quería que le enseñase sus lugares favoritos de Nueva York.

No conocía ese lado amable y considerado de Louis Tomlinson. No conocía a aquel hombre que lo acompañaba al puerto, al puente de Brooklyn, a dar un paseo en carruaje; el hombre que reía mientras daban de comer a las palomas en la Quinta Avenida.

Después de comer, pasearon por Central Park y cuando le puso su

chaqueta sobre los hombros, Harry se derritió, respirando esa mezcla de frescura, vigor y testosterona que era Louis Tomlinson.

Enamorado de Mi Enemigo » [M-PREG] Larry AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora