Capitulo Seis (1/2)

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Harry pasó la noche dando vueltas en la cama, recordando cada segundo de aquel día con Louis. Podría haberse quedado toda la noche y él sabía que podía hacerlo, pero no lo había hecho. ¿Por qué?

Había querido acostarse con él, de eso estaba seguro porque

había sentido la dureza de su erección cuando lo abrazaba. Y, sin

embargo, se había ido.

Y sólo se le ocurría una razón.

El «experimento» no incluía el sexo como uno de los parámetros. Como él había dicho más de una vez, no había nada que demostrar en ese campo. Sexualmente eran compatibles, incluso explosivos.

O tal vez Louis respondía de ese modo ante cualquier hombre razonablemente guapo.

En cuanto a su propia reacción, debía ser la que Louis encontraba

con todas los hombre o mujeres. Le había dado a entender que lo que había entre ellos era especial, pero los hombres decían cosas como ésa para llevarse a otro hombre a la cama. Ahora, como también había dejado claro, las cosas ya no eran tan sencillas porque Aiden lo complicaba todo. Ahora, un revolcón no era lo que interesaba a Louis para su «experimento».

Cuando los primeros rayos del sol empezaron a colarse por la ventana, su angustia había llegado a un punto álgido.

Y tomó una decisión: lo llamaría por teléfono para decirle que podían seguir adelante con su experimento. Si quería seguir viendo a Aiden, no había ningún problema por su parte. Llegarían a un acuerdo y, si todo iba bien y demostraba ser una influencia positiva para su hijo, discutirían que Aiden fuera hijo suyo legalmente.

Pero no quería estar incluida en el experimento. No tenía la menor

duda de que la parte que los concernía a ellos sería un fracaso o expiraría gradualmente. Y Harry no se metía en asuntos que sabía iban a fracasar, por grande que fuese la tentación.

A las ocho de la mañana lo llamó por teléfono y su corazón se lanzó al galope al escuchar el familiar tono… al otro lado de la puerta.

Louis. En la puerta de su apartamento. Había vuelto.

–Harry –lo oyó decir, a través del teléfono y a unos metros de él–. Espero que hayas dormido mejor que yo.

–Si no has pegado ojo en toda la noche, estamos en paz.

Él rió, una risa ronca y masculina que pareció vibrar por todo su cuerpo.

–¿Y vas a castigarme dejándome en la puerta?

De modo que sabía que él había descubierto que estaba al otro lado. No le preguntaría por qué, no se molestaría en fingir.

–Si crees que mereces un castigo, evidentemente crees que tú eres la razón por la que he pasado tan mala noche.

Enamorado de Mi Enemigo » [M-PREG] Larry AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora