Eso que llamamos "inspiración" Febrero de 2011.

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Hablando personalmente, me caracterizo por ser "creativa" al soñar cosas, o algo así, imagino un momento perfecto y lo dibujo en mi cuaderno. El mejor momento del día es cuando tengo mi propio tiempo para enloquecer conmigo misma, crear en un papel lo que mi mente dibuja diario, escuchar mis bandas preferidas, álbumes enteros con mis fotografías... sólo eso me basta para ser feliz.

-¡Me he olvidado por completo! Hoy lunes 14 de febrero, ¡bienvenidas sean las dichosas parejas!

El clima estaba perfecto, hacía frío pero no demasiado. A la entrada de la Academia de Artes, en el cuadro de actividades del día encontré recitales de piano, enseguida se me vino a la mente Matías ¿Él se presentará? -pensé-. Y una sonrisa me iluminó el rostro.

-¿Y a ti que te tiene tan feliz? -Era Lucy.

-No es nada, ¿que planes tienes para hoy?

-Hasta ahora, ninguno. Por cierto, ¿ya terminaste la pintura para tu clase? ¡Ansío verla!

-Sí, sí... ¿vamos por un café? -Dije evadiendo la pregunta.

El cuadro que pinté de Lucy, es en realidad para mi galería de arte, una exposición que tengo preparada hace dos semanas, con ayuda de los directores de clase. Me presentaré en el museo de la academia dentro de una semana, quizá me vuelva famosa.

Nunca les ha pasado que, al conocer a alguien, y verlo por primera vez, ¿todos los días lo ven muchas veces? Pues eso me sucede con Matías. En la mañana de hoy ya lo he visto tres veces, y siempre tengo la intención de ir a preguntarle sobre los recitales de piano, después de todo, le dije que me encantaría escucharlo. Pero cada oportunidad de hablarle es fugaz. Desaparece y aparece, ojalá no se de cuenta de que lo estoy viendo constantemente.

-Emily, ¿Puedes venir un segundo? -Llamado de Christopher, mi profesor principal de arte y dibujo.

- Sí señor, ¿Qué sucede?

-El día de tu exposición habrán eventos de música de todo tipo, principalmente clásica. Necesito que hagas como mínimo uno o dos cuadros sobre este tema.

-Claro, no hay problema, hoy en la tarde empiezo.

-Sé que cuento contigo.

Claro, jamás estuve involucrada con la música clásica y ahora, después de que Matías apareció todo gira entorno a él, digo... a la música clásica.

-Hola Emily, te estaba buscando. -me habló Matías con una sonrisa citada.

-¡Hola!, me tomaste de sorpresa. ¿Para qué me buscabas? -Pregunté nerviosa, nunca pensé encontrarlo de esa forma.

-Quiero que me escuches en el recital que tengo a las 13:00, ¿Puedes venir?

-No me lo perdería por nada.

-Te espero, es algo especial este recital, ya verás porqué.

Por otra parte, Gerard era un gran artista, su estilo no coincidía con el de Emily, ella tenía un estilo tan libre, tan abstracto y surrealista al pintar. Y el de Gerard era en todos sus aspectos realista y perfeccionista. Un talento sin duda envidiable. Lo que nadie sabía era su colección de dibujos, en cada una de las páginas aparecía Emily. Un día dibujaba sólo su sonrisa, algo torcida, pero particularmente linda. Después dibujaba sus ojos, oscuros y con un brillo resplandeciente, luego su largo cabello castaño, y el último día la dibujaba entera, uniendo todos sus dibujos en uno solo. ¿Y por qué estaba con Stephanie? ¿Era por distracción? ¿Diversión? ¿Relaciones? De todo un poco, Stephanie era hermosa, pero su relación era momentánea. Él jamás había dibujado a Stephanie, y a ella no le importaba. Gerard y Emily recién se vieron ese mismo año, nunca hablaron, nunca tuvieron ni una mínima relación, ni de conocidos. Pero había algo en él, algo que al verlo la llenaba ansiedad. Culpó a su aspecto físico, salida fácil.

Eran las 13:00 horas, en el auditorio estaba Matías con un traje muy elegante. Sin mentir, se veía chistoso y tierno a la vez. Matías me miraba fijamente, recién entro y -me sonrojo - , qué momento perfecto, sonrió y empezó a tocar... música minimalista, y su interpretación de In un'altra vita. Definitivamente este es el principio de las miles de emociones que Matías me hará sentir. Creo que ya me siento en otra vida.

Gerard la estaba perdiendo, o perdiendo no, ni se conocían. Él sólo la dibujaba. ¿Cómo podría competir ahora con un pianista?

Amor al pie de la letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora