Una estrella en el mar del cielo

Capítulo 18 - Aburrimiento total

Probablemente han pasado varios años desde que sentí aquel tipo de felicidad que ahora ha llegado y con el esfuerzo de varias semanas para que ahora desapareciera en cuestión de un par de días. Esta mañana he mirado el calendario lleno de las orquídeas más raras y los pájaros más bellos del país, falta poco para tomarme un descanso del trabajo y aún no tengo planes para aprovechar el tiempo más que escuchar música todo el día y ser la esclava que más duro trabaja en la casa. Las clases de hoy se las llevó el viento y alcancé a ver la luz del sol reposarse sobre la cordillera plasmando infinidad de colores sobre el cielo de la ciudad; usualmente son los sábados los días más coloridos, pero hoy parece diferente el estado de ánimo de la ciudad así que me tomé un tiempo a solas para caminar hacia casa, envié un mensaje a Nath al cruzar la calle frente al instituto y tan solo segundos después respondió que tomaría un Uber a casa. No sé qué hora será o que día es, realmente tampoco me interesa saberlo a este punto. Tomo aire y dejo salir un largo suspiro de tranquilidad, tan aburridos han sido los días que mi cabeza parece ordenarse sin el más mínimo esfuerzo de mi parte. El volumen de autos está muy bajo y no he visto una sola motocicleta durante las siguientes cinco manzanas desde el instituto, aunque se compensa con el número de personas que van caminando por las aceras. Escucho una conversación no muy lejana y tras enfocar mi vista sobre tres lugares he dado con los dueños de aquellas voces; una señora muy elegante y probablemente su hijo, con no más de ocho años se encuentran frente a su auto estacionado en el parqueadero de un emblemático restaurante. Jamás pensé que mi capacidad auditiva llegara a tal punto de poder escuchar tan bien a la distancia; la cantidad de ruido molesto ayuda bastante, aunque es muy posible que como vengo a un ritmo despacio como cosa rara para intentar disfrutar mejor el camino a casa. A veces es necesario un respiro para darte cuenta de lo que te rodea. Esa frase la he escuchado antes en algún lugar y no logro recordarlo.

A mitad de camino me doy cuenta que algo no cuadra muy bien, por lo que hago un lento repaso de todo el camino hasta aquí y como si se tratara de uno de esos casetes de años atrás a los que con un lápiz les girabas para devolver toda la cinta, muchos detalles de todo lo que había visto y escuchado fluyeron como el agua por el frente de mi mente. Al terminar repetí el proceso encontrando más detalles que a fin de cuentas no lograron entregarme lo que buscaba al inicio, pues sigo teniendo esa extraña sensación de vacío. Unas cuantas calles más cruzadas y una pequeña gota de sudor en mi frente he llegado a casa todavía con la luz del atardecer golpeando las nubes. Crucé la puerta y fui llenada con la paz que gozaba en aquel momento la casa, grité los nombres de mis padres y no obtuve respuesta inmediata, los cambié por los de mis hermanos y solo uno contestó. Escaleras arriba golpeé la puerta de mi hermanito menor que debido a su estatura es más posible que me confundan con el bebé de la casa a mí. Con sus piernas recogidas sobre la silla y unos audífonos enormes sobre su cabeza estaba frente al computador jugando a no tengo idea que. Entré en su habitación y momentos después colgó sus audífonos sobre su cuello

- Hola

- Hola, ¿Cómo vas? Llegas temprano - respondió mientras giró su silla hacia mi

- Le rindió un poco el tiempo al maestro. Aunque creo que también llegaste temprano hoy, ¿no? - Mi hermano estudia en la misma universidad que yo, aunque su carrera es diferente y claramente va un par de semestres más atrás

- Correcto, tuvimos parcial por el corte del periodo y al terminar podíamos regresar a casa

- ¿Cómo te fue?

- Bien, realmente no fue complejo. Aunque algunos compañeros estaban algo nerviosos

- Genial. ¿Y nuestros padres? - pregunté recostándome sobre la pared

- Salieron en el auto al supermercado hace como media hora. Me pidieron cocinar algo antes de que llegaran

- ¿Y....?