Capítulo 2 - Número desconocido

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Un golpe extraño en la ventana me levantó de la cama, giré tanto como la cobija me permitió, estaba totalmente enredado en ella y con los ojos pegados apenas logré revisar la hora en mi móvil para comprender que eran las doce del mediodía, ¡Dormí toda la mañana! ¿El golpe?, mi gata gustaba pasearse por las mañanas entre los objetos de mi mesita de noche y había golpeado el porta retratos, por suerte no cayó al suelo.

- ¿No tienes clases hoy? – Preguntó mi madre abriendo la puerta

- Sí, cerca de las 13:30 en la sede de la universidad. Voy tarde.

Después de correr para arriba y abajo y ponerme de cabeza intentando vestirme lo más casual para un sábado soleado, me encontraba esperando el transporte público a unas cuantas manzanas de mi casa en la calle principal bajo la sombra de un árbol. Detestaría totalmente no tener un vehículo si no fuese por aquel chico que reconocía de la escuela secundaria, era muy simple su forma de vestir, aunque siempre tuve curiosidad acerca de cómo sería tenerlo de amigo, realmente son pensamientos extraños.

Claramente tenía que empezar bien el día, por lo cual al momento del descenso del bus casi me caigo de frente, llevaba conmigo una mochila y el pesado estuche de la guitarra. No lo mencioné antes, pero esas eran mis clases del sábado, era la mejor manera de terminar la semana de aburridas clases de normas y demás.

- ¿Puedes aprenderte esta canción?, por favor!!! – La chica flores por doquier entró al salón de clases sosteniendo su móvil con un video de YouTube reproduciéndose. Realmente no era muy fan de cierto tipo de música hasta que empecé tres años atrás a estudiar la guitarra.

- ¿Zoé? – Respondí dudosa, viendo como casi saltaba de la emoción aquella niña, que realmente era mayor que yo, pero le brotaba por toda la cara frutillas y rosas – Vale, está bien respondí quizá el mes que viene- Aguanté la risa mientras me miraba con sus ojos entrecerrados

- ¿A dónde iremos hoy umpalumpa? - Le pregunté, mirándola agarrar una silla para luego ver a Nathalie entrar por la puerta del salón de clases. ¿Casualidad? No, realmente las tres habíamos ingresado a estas clases tiempo atrás y ahora por tiempo ellas no pudieron continuar

- ¿Listas? – preguntó Nathalie aún de pie cerca a la puerta

- ¿Por qué siempre vamos al mismo sitio?, no me quejo, no me quejo – Dije mientras levantaba las manos en símbolo de rendirme.

- Alla están varios amigos míos y de ella – Contestó Valentina señalando con sus labios a Nathalie

Realmente no es para nada lógico que esté aquí en este lugar, es la zona cultural de la ciudad cerca al río, está totalmente lleno de jóvenes, debe haber al menos una cerveza y cigarrillos en cada uno de los grupos de personas que hay aquí. Eso me trae recuerdos de aquella película que repiten una y otra vez en televisión. -Te va a encantar, es Disneylandia para los degenerados – Y así era, podías oler la marihuana en el aire, pero era de los pocos lugares donde me sentía tranquila.

- ¿En qué piensas? – Un brazo se acercó a mi tocando mi espalda. Era uno de los amigos de Nathalie con los que nos encontramos al llegar al sitio, sentía que quería establecer una conversación. Era un chico de estatura promedio y lentes, pero su ropa al igual que muchos el en lugar tenía su propia esencia.

- ¿Qué tiene de especial este lugar? – solté la pregunta mirándolo a los ojos

- Es Disneylandia para los degenerados – Reí al escuchar su respuesta, ¿estaba leyendo mi mente unos minutos atrás?

- Pensé que era la única que pensaba eso – Sentí que el rostro se me ruborizaba

- Me gusta tu ropa, lindo estilo

- Amo tu chaqueta, es bastante ruda – espeté como cumplido. De verdad lucía muy bien, su chaqueta era de cuero negro y junto a sus zapatillas deportivas y las gafas podría cualquiera confundirlo con un chico rudo y adinerado.

- Un placer, me llamo Daniels

No recuerdo la última vez que conocí una persona con buen sentido musical y estilo, o humor con gracia y ese tipo de aura positiva que se contagia o todas esas cosas en una misma persona. Al final de una increíble conversación eran cerca de las 22:30 y debía salir corriendo del lugar, necesitaba un Uber o algo similar, me despedí de todos y justo antes de irme del lugar Daniels se ofreció a llevarme en su motocicleta a lo cual ninguno de los amigos de Valentina y Nathalie permitió que me negara.

Camino al parqueadero de vehículos claramente pude aprovechar y hacer algo de tiempo, aquel chico caminando ahora junto a mi parecía más grande y algo intimidador, no pude evitarlo y pregunté:

- ¿Por qué no has venido con tu novia?

- No lo sé, luego es posible que si desee venir – respondió manteniendo la mirada al frente

- ¿Es posible? – Me estaba inquietando que antes era todo un libro abierto mientras charlábamos y ahora se torna algo callado.

- Si, es posible. ¿vendrás entonces?

- Si, claro. Espera, ¿qué quieres decir? – Soltó una risa cómica y volteó a verme, no pude entender que sucedía hasta cuatro segundos después. Golpeé su brazo mientras sentía la sangre subir a mi rostro.

Camino a su vehículo debíamos atravesar una zona oscura, por dentro sentí ese temor normal, por fuera un escalofrío pasó sobre mi cuerpo. La tensión se aumentó mientras nos acercábamos.

- Miedo a la oscuridad, ¿eh? – Preguntó sin cambios en su tono de voz. «¿Cómo puede estar tan tranquilo?», pensé. Apenas y lo conozco suficiente para decir que no le teme a nada, pero quizá sea porque quiere impresionarme, aunque ya lo hizo anteriormente.

- Hmmm, no. – Tartamudeé. Era claro que sentía que unos cuantos metros atrás me había acercado más hacia él. Olía a colonia, era como madera fresca del bosque, había notado ese fuerte aroma cuando teníamos nuestra conversación por primera vez, pero ahora se está impregnando en mi nariz.

- No te sucederá nada, no te preocupes. Todavía... - Seguimos caminando en silencio, esas palabras quedaron en el aire frío que me helaba la piel.

Cuando ya estaba en casa, por cierto, maneja como un completo intrépido adolescente, aunque creo recordar que en la charla dijo que tenía 21. Me despedí y dirigí camino a la puerta de mi casa.

Como es normal, las luces en casa estaban totalmente apagadas y antes de cerrar la puerta sentí la vibración de mi móvil en el bolsillo de mis Jeans, al revisarlo era un mensaje de un número desconocido.

* Recuerden que pueden comentar los párrafos, sobre el lado derecho de la lectura se encuentra la opción. Es posible que responda preguntas acerca de algunas partes ;) (o algún espantoso horror de ortografía, gracias) *

Una estrella en el mar del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora