Capitulo 1

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TODO comenzó una simple tarde de verano.

Estabamos en el año 1567.

En el Reino Maristen, aún gobernado por el actual Rey Frederich Alonzo Ignacio III.

Corri lo más rápido que mis cortas piernas podían. Mi cabello parecía que volaba, mi aparencia era un total desastre, atrás mio mis mucamas y mi nana me imploraban a que pare.

- Señorita-

- Mi joven señorita, por favor le suplico que pare-

No me importó y seguí mi camino para llegar lo más rápido posible.

Baje las escaleras velozmente, y no voy a negar que casí me caigo al bajarlas. Pero por fin llegue, aquí estoy, con mi corazón latiendo a mil y con una sonrisa de oreja a oreja.

El motivo de todo este escandalo es porque hoy mi padre, el Duque Rochester, vuelve de su viaje de expedición... estoy tan contenta, ya son casi tres meses que no lo veo y cuando escuche los sonidos de los cascabeles sabía que era él.

Siento un toque en mi hombro y cuando me doy media vuelta veo esa cabellera plateada, unos ojos violetas que me miran con cariño y una sonrisa tan pura, tan llena de amor.

- Hola mami- sonrio con inocencia.

- ¿Cariño que te e dicho de correr por la mansión?, Amelia ya tienes seis años y debes comportarte como la señorita que eres- dicho esto su tono fue severo aunque el amor seguía en su voz.

- Trataré de no volver a hacerlo, mami-

Justo cuando cuando terminó el regaño la puerta se abrió y el mayordomo anunció su llegada

- El Duque Rochester ha llegado-

Dicho esto todos los sirvientes hicieron una revencia y así quedaron, agachados hasta que se les pemita levantarse.

Cuando ya se había acercado lo suficiente madre y yo también hicimos la reverencia, solo que a comparación de los siervientes nosotras no nos quedamos agachadas.

- Bienvedido, esposo- saludó mamá con una sonrisa de amor en su cara.

- Bienvenido padre- salude emocionada, y apenas me levanté quería correr a sus brazos para abrazarlo, pero algo me pareció extraño...

No hubo respuesta.

Al ver el entorno y al asistente de papá sabía que algo no estaba bien.

¿Pero qué era?

No quise darle importancia a algo que creí que sería insignificante, pero de pronto veo unos cabellos marrones detrás de la capa de mi padre, confundida lo miré y luego a mi madre, no entendía que es lo que pasaba.

Hubo un silenció total, durante varios minutos, yo solo me quede donde estaba y ni siquiera quería respirar, todo estaba tan tenso. ¿Qué era lo que estaba detrás de esa capa?, ¿Qué escondía?...

Cuando ví que papá quería hablar, alguién más lo hizo

- Amelia, el saludo ya está hecho, vamos, no tenemos nada que hacer aquí- dicho esto mi madre dió media vuelta y empezó a caminar hasta llegar a las inmensas escaleras con alfombra roja. Al instante como un cachorrito asustado sigue a su dueño yo seguí a mamá, estaba confundida, ella siempre lo trató con amor, su mirada calida y su sonrisa encantadora... Aunque no era correspondida por el Duque.

Los sirvientes ni levantaron la cabeza de su lugar, estaban sudando y no se podían mover por el inquietante silencio ocacionado por nada más y nada menos que su terrorifico jefe...

Un Duque con la cara seria seguía parado con un semblante amenazador y una niña temerosa todabía se escondía detrás de esa capa negra... mientrás ellas subian, la gente de atrás que permanecían de pie y con la espalda recta, podían ver la impotente figura de una mujer subiendo por esas escaleras, a su lado estaba una niña de cabellos rubios tratando de seguirle el paso y sus doncellas detrás de cada una.

Parecía una leona junto a su cachorro, mientras la manada las seguían como su lider. Algo lindo y temeroso de ver, pero dificil de tocarlo siquiera, ya que no dudarían de mostras sus garras y dientes por proteger ese pequeño león...

Yo subía las escaleras con toda la elegancia posible que podía hacer una niña de seis años. Estaba confundida y con miedo, su madre, la que siempre sonreía, era cariñosa y amorosa ahora tenía un semblante totalmente desconocido para mi. ¿Capáz esta era la cara que se debía mostrar en la aristocracia?, no, no puede ser, acá somos una familia y no un grupo de gente que destaca en excelencia entre los demás por alguna circunstancia.

¡¿Pero que está pasando?!

Cuando llegamos al piso de arriba ibamos caminando por los pasillos hasta que decido preguntar

- ¿Qué pasa mami?-

Mamá al darse cuenta de su comportamiento frena, se da media vuelta y se agacha para estar a mi altura.

- Nada cariño, que tal si te vas a dar un baño para la cena ya estar lista?- Asentí a las palabras dichas por mamá y en cuestión de segundos ya estaba aferrada en un abrazo. Ya nada importo, ni los modales, ni las etiquetas, todo eso era insignificante al lado de mi mamá. De alguna manera sentí que ella quería llorar, pero no lo iba a hacer, no enfrente de su hija, no se vería derrotada tan fácil.

Nos separamos, me da un beso y se aleja, nose porqué mi pecho se oprime al ver la imagén de ella marchandose, sacudí la cabeza y me gire en dirección contraría para ir a mi habitación.

Una vez dentro de ella las mucamas no tardaron en poner el agua a la bañera y otro grupo me ayudaba a desvestirme y ponerme una bata. Primero meti una pierna, luego la otra y por último todo el cuerpo, se sentía tan bien y encima había borbujas, muuchas borbujas, me encantaban.

Luego de estar un gran rato en la tina me secaron, me peinaron con una trenza al costado y por último me pusieron un vestido blanco con una cinta rosa en la cintura con forma de moño.

Ya lista alguién habre la puerta y me doy cuenta de que es mamá, corro hacía ella y la abrazo la falda del vestido; ya que no llego para abrazarla por la cintura.

- Vamos cariño, la cena ya está lista-

- Si mami-

Ambas bajamos agarradas de la mano y entramos en el gran comedor con una gran mesa, con un total de doce sillas y mucho espacio más.
No ví a papá así que me imagino que todabía tendría mucho trabajo por terminar.

Nos sentamos en nuestros respectivos lugares y esperamos hasta que sirvan la comida. Todabía faltaba papá, por lo que esperamos un poco más antes de comer.

Ya tenía mucha hambre e inconsientemente tome la cuchara y dí un sorbo, mmm estaba riquísimo, me lo esperaba de Alfred, luego lo felicitaré.

Cuando se abré la puerta un hombre robusto con un uniforme y varias medallas en ella entrá, pero eso no me llamo la atención, sino la niña de cabellos marrones que traía en sus brazos.

Fruncí el ceño, ¿Qué era todo esto?, ¿Quién era ella?, ¿Porqué a ella la carga y a mi no?, esa última pregunta me dió un pequeño dolor en el pecho.

- Padre- logro decir antes de que el hable.

- Ella es Clarissa, mi hija-

Al escuchar esa frase inconsientemente solte la cuchara haciendo un gran ruido al caer al suelo.

¿QUÉ?, ¿SU "HIJA"?, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?.

Me dolía, me dolía y mucho, esta sensación que tengo en el pecho nadie puede borrarla, es tan fea.
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ESPERO LES GUSTE Y VOY A ESTAR ACTUALIZANDO LO MÁS RÁPIDO POSIBLE...♡

¡Seré la VILLANA!...otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora