Día 24

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Dormir no fue una opción esa noche, logré descansar cuando el sol ya estaba saliendo solo porque mi cerebro no podía más y, por suerte, nadie me despertó

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Dormir no fue una opción esa noche, logré descansar cuando el sol ya estaba saliendo solo porque mi cerebro no podía más y, por suerte, nadie me despertó. Estaba nerviosa, ansiosa y asustada, nunca imaginé estar embarazada a esta edad y mucho menos en un lugar así, y de un ángel. Suena a algo que leería en un libro, pero me estaba pasando de verdad y era difícil de procesar.

Lo que más me aterraba era el no estar en un hospital ni nada similar, muchas mujeres morían durante el parto antes de los avances de la medicina y el miedo me invadía. No podía morir, no todavía.

Después de dar vueltas y vueltas en la cama, me digné a levantarme, darme un baño y bajar. Me encontré con algunas personas, pero no estaban todos. Vi a Castiel y Elliot afuera a través de la ventana y a Owen en la sala, quien se levantó del sofá en cuanto llegué.

—¿Cómo estás? —me preguntó con una sonrisa.

—Tengo miedo —contesté y suspiré—, pero estoy bien.

—Puedo explicarte algunas cosas, capaz si sabes qué va a pasar y...

—No —la interrumpí—. Gracias, pero cuanto menos sepa, mejor.

Asintió y me abrazó.

—Tabitha dijo que quiere hacerlo antes del anochecer.

—¿Y qué hora es?

—Las tres de la tarde, más o menos.

—Está bien —murmuré, respiré hondo y agregué—: ¿Dónde está Tabitha?

—En la cocina.

Tabitha estaba sentada en la mesa leyendo.

—¿Qué libro es?

—Mundaniums —susurró y continuó balbuceando.

—¿Algo nuevo? —volví a interrogar sentándome junto a ella.

—No dice nada sobre hijos, genes... Y la mayoría son teorías.

—Annabella.

La voz de Bastian y su mano sobre mi espalda hicieron que gire hacia él.

—Hola —le respondí y sonreí.

Me levanté y me abalancé sobre él para dejar un beso sobre sus labios, cosa que hizo que suspirara casi sin separarse.

—¿Quieres salir a caminar un rato?

Asentí, tomó mi mano y salimos.

—¿Estás bien?

—Creo que yo debería preguntarte eso —dijo riendo.

—¿Qué fue lo primero que pensaste cuando escuchaste a Mérida?

Lo pensó durante unos segundos antes de hablar.

—Realmente no pensé en nada en ese preciso momento, pero después...

La Isla del Destino © #1 [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora