Día 19 (Parte 2)

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• BASTIAN •

Tabitha recientemente había terminado con la décima sesión de curación y ya estaba en su cuarto, durmiendo. Sin embargo, yo no podía. Seguía más que decepcionado, no tenía idea de si mi madre estaba viva, por segunda vez, y quería olvidarme de cualquier sentimiento que tuve hacia ella.

Poco después, sin dejar de divagar en mi mente, la puerta principal se abrió.

—¿Tabitha? ¿Bastian?

La voz de mi madre inundó mis oídos y no dudé en correr hacia ella. Me llevé unos cuantos muebles por delante, golpeándome, pero no me importaba.

—¡Ma! —exclamé balanceándome sobre ella.

—Cariño... ¿Estás bien? —interrogó separándose para revisarme.

—Mi ala está cada vez un poco mejor, pero yo debería estar preguntándote eso.

—Yo estoy bien, Merlín no me hizo nada, simplemente quería asustarlos y distraerlos.

—¿Distraernos? —pregunté un poco asustado.

—¿Por qué más lo haría?

Dejó un beso en mi mejilla, se dirigió a la cocina y la seguí.

—¿Estaba Annabella?

—Sí, ella y Mérida me sacaron —contó tomando una banana.

—Espero que esté arrepentida —balbuceé.

—Realmente lo está —comenzó a explicar masticando—. Es más, creo que estás exagerando. Lo que hizo fue puro instinto de supervivencia, cosa que tú no entiendes porque eres medio suicida.

—No soy suicida, simplemente priorizo a los demás —contesté molesto.

—Y está perfecto, así como lo que también lo está priorizarse a uno. Todo en su medida justa.

Se acercó a mí, me abrazó y suspiró.

—No puedo perdonarla —susurré devolviéndole el abrazo.

—Deberías, no se merece esto de tu parte, sin mencionar que seguro te hace mal.

—Necesito tiempo —dije en voz baja.

—Está bien, cariño —asintió y me apretó un poco, para luego separarse y seguir comiendo.

• ANNABELLA •

Creé otro portal para regresar a la Isla del Destino, pero frente al lago. Me senté frente a él, contemplándolo, ya que no esperaba que Ivy apareciera. Sin embargo, un par de horas después, alguien comenzó a subir desde las profundidades.

—¿Ivy?

—Hola —dijo en cuanto sacó la cabeza—, no tengo mucho tiempo, así que escúchame bien —asentí y me acerqué—. Necesito que me saques de aquí y me lleves al mar.

—¡¿Qué?! —exclamé confundida—. ¿Por qué?

—No puedo protegerte desde aquí, necesito estar en el mar con los guardianes.

—No es tu trabajo protegerme, debes quedarte aquí y cuidar al resto.

—Esta es una isla muy tranquila, Anna —murmuró con una sonrisa—. Además, me necesitarás.

—¿Estás segura? —pregunté haciendo una mueca.

—Escuché que puedes hacer portales, así que, con uno de esos, casi no sufriré.

Miré a un costado y poco después, regresé mis ojos a ella, suspirando.

—Está bien, pero con una condición —comencé a decir, susurrando, a lo que ella asintió—. No arriesgues tu vida por mí, pero espero que sepas que yo también te cuidaré.

La Isla del Destino © #1 [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora