Gris

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Yeosang sabía que aquel relajante sonido que escuchaba, eran las gotas de lluvia impactando contra el suelo. Probablemente ya pasaba del medio día, pero él seguía incluso sin bañarse, ni desayunar.

No tenía ganas de hacerlo. 

Hace apenas dos días estaba riendo con Seonghwa, disfrutando de un concierto de música clásica. ¿Qué había pasado? 

Simplemente, a veces los días eran tristes.

Grises. 

Para muchos tal vez no tenía motivo, razón alguna por la cual debería sentirse así. Yeosang no buscaba ser comprendido, sólo quería que respetaran sus sentimientos. 

Siempre habrá días donde te sientas gris. 

Pasaron dos horas, y el rubio seguía sentado en su ventana, perdido en su propio mundo. En sus recuerdos. 

Trataba de recordarse siempre que no era necesaria la vista, pero gran parte de su vida; no pensó así. 

Después de que terminara la lluvia, Yeosang caminó por su habitación, tratando de despejar los sentimientos negativos de su cabeza. 

Su espacio estaba acomodado de la misma manera, siempre. Así el rubio no tendría que pedir ayuda para saber dónde está cada cosa, encontrando lo que necesitara por su propia cuenta. 

Había muchas cosas de las que se arrepentía a lo largo de su existencia. Se había encerrado en su mundo, muchas veces sintiéndose inútil para todo. Era uno de esos días, donde deseaba cambiar su pasado. De buscar vitalidad incluso donde muchos sólo vieran lo contrario. Pero sabía que el pasado no podría cambiarse, así lo desearas con todas tus fuerzas. 

Alguna canción sonaba de fondo, una de las tantas que el castaño le enseñó. Sonrió por primera vez en el día al recordarlo. 

Sólo por un momento, su día dejó de ser gris. 


Decidió que era tiempo de bañarse, pero prefirió relajar sus músculos usando la bañera. Estuvo al menos otra hora en el baño, acompañado de sus pensamientos y canciones de fondo. 

Esa tarde, todas las canciones pintaban melancolía, y Yeosang estaba cansado de pelear con ella. La dejó flotar en su mente, dejándose abrazar por ella. 

Salió del agua cuando ésta comenzaba a enfriarse demasiado para su gusto, cambiándose de pijama. No se molestó en secar su cabello, no tenía ganas de hacerlo. No tenía ganas de nada. 

Supuso que el sentimiento incómodo en su pecho duraría al menos una semana, a veces duraba más. Lo único que lograba calmarlo era dormir, a veces dormía más de 15 horas al día, levantándose únicamente cuando el hambre era demasiada. 

No habían pasado ni cinco minutos desde que se acostó, cuando unos toques a la puerta lo trajeron de vuelta a la realidad. Supuso que era su hermana. 

— Adelante. 

La mayor de Yeosang, entró a la habitación, observando a su hermano bajo las cobijas, casi en completa obscuridad. Arrugó la frente en señal de preocupación, no quería ver a su hermano triste. Estaba acostumbrándose a un Yeosang brillando en colores, y temía que se apagara en escalas de grises.

Synesthesia | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora