Rojo

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Este color es símbolo de poder, pasión, amor, nobleza e incluso agresividad, así como calidez. Aquí, sólo se toman los significados positivos y que encajan con los recientes pensamientos de ambos.

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— Hemos descuidado las clases, ¿No crees?
Yeosang sonrió cuando escuchó la suave voz atrás de él, identificando de inmediato al dueño. Retomando su rutina, ambos estaban de nuevo en el salón del mayor. Después de su día en la playa, se reunieron en el lugar que había dado origen a los sentimientos que cargaban, y de los cuales ambos estaban ya completamente seguros.

— Sí, un poco. ¿Va a regañarme, profesor?

Seonghwa no pudo evitar reír ante el tono utilizado. Amaba esa faceta del chico, aquella que lo mostraba atrevido, sutilmente coqueto, con confianza. Adoraba ser él quien fuera merecedor de esa parte.

— No, porque yo también las descuidé. ¿Y desde cuando eres tan coqueto, eh?

Yeosang tampoco lo sabía con certeza. Su mente sólo actuaba sin analizar correctamente, su personalidad fluía de acuerdo a lo que sentía. Sabía por qué lo hacía, simplemente no estaba listo para decirlo. El mayor era su primera vez en casi todos los aspectos, no quería echar raíces en un terreno que no era completamente seguro.

Y lo que el pequeño rubio no sabía, es que el profesor ya había caído por él desde hace muchísimo tiempo. Más de lo que el propio Seonghwa quiso admitir, sólo sucedió. Un día simplemente, ya no pudo ocultar la descarga intensa de emociones, aceptando el amor que sentía por Yeosang. Y por la actitud de éste, suponía que ambos iban por el mismo camino.

Estaban adentrándose a un camino que conocían por su nombre, caminando juntos. Ambos estaban seguros que lo suyo ya no era una simple atracción, había tomado forma. Tal vez fue el tiempo compartido, sus personalidades encajando, muchos factores fueron los motivos. Pero a ninguno le importaba realmente, estaban felices con el resultado.

— ¿Qué color es el de hoy, profesor?

Y ahí estaba de nuevo, esa voz, la dulce melodía envolviendo sus sentidos, incrustándose en su alma poco a poquito. Así había sido, a pasos lentos pero seguros.

— ¿Qué te parece el rojo?

Yeosang tampoco pasaba por alto la voz cada vez más ronca del mayor. Era eso, y su aliento chocando con su nuca, las manos grandes acariciando los costados de su cuerpo. Era esa combinación que lo desbarataba y lo hacía querer cada vez más.

— Creo que ya conocemos ese color, profesor.

— ¿Ah, sí? ¿Estás seguro?

— Completamente.

Cualquiera que los viera, fácilmente podría deducir que eran pareja de años. La confianza que ellos mismos desbordaban, lograba llenar de calidez hasta el más frío corazón.

— Entonces lo repasaremos.

— Yo, encantado.

— Elige la melodía que quieras, Yeonnie, aquella que represente tu rojo.

— Así como me estás hablando ahorita, ese es mi rojo.

— ¿Así?

Seonghwa apego mas su boca al odio de Yeosang, susurrando en tono muy bajo. Noto el cuerpo contrario temblar, pero no se despegó.

— Sí, justo así. ¿Ya viste que no soy el único coqueto?

— Pero te gusto así.

— Sí, lo haces.

Un paso más se dio, y ambos sabían que no existía vuelta atrás. En algún lugar escondido, el menor sacó valor para confirmar lo dicho, esta vez sin pensar demasiado en las consecuencias. Sonrió al notar los labios contrarios besar la piel de su nuca, amando la sensación.

— Tú también me gustas, Yeonnie.

— Lo sé.

— Lo sabes, bien— Seonghwa volvió a dejar un beso, esta vez en el cuello del chico— ¿Algo que quieras añadir a la lección de hoy?

— Sí, que creo este momento es rojo. Porque el rojo simboliza todo lo que estoy sintiendo por ti en estos momentos.

— ¿Y qué es, Yeonnie?

El menor se quedó en silencio, tratando de encontrar las palabras correctas para expresarse, e intentando también calmarse. Aquella pregunta, sumado a la cercanía del mayor sólo lograban desestabilizarlo, provocando que las palabras quedaran atoradas en su garganta. Una cosa era coquetear con él, otra muy diferente confesarse seriamente. Una brecha enorme separaba ambas cosas.

Pero, ¿Qué era la vida sin esos riesgos, y la adrenalina de cometerlos?

Nada, eso lo había aprendido muy bien.

¿Tenía algo que perder?

No, Seonghwa estaba entregando sus sentimientos, desde el inicio había sido así. ¿Por qué no hacer lo mismo?

— Es... Es amor, Seong.

El mayor sonrió al escuchar ese leve susurro, que era todo lo que necesitaba para completar su cuadro de tonalidades rojas.

— También te amo, Yeonnie. Más de lo que crees.



Synesthesia | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora