¿Buena o Mala noticia?

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Allí estaban los tres disfrutando de unas pizzas, una con verduras y otra barbacoa. Kirishima no podía apartar de esos ojos rojos, parecían llamas en una candela pero su mirada no tenía brillo, se notaba que no estaba tan alegre como mostraba con su sonrisa y además ¿no vino "para ver como estaba" el pelirrojo ¿verdad?.

Estaban hablando de cosas dispares, de repente en medio de esa atmósfera de risas hubo un silencio que se dedico romper Kaori con sus "ingeniosas" ideas.

-Oye ¿Qué tal si jugamos a verdad o reto? -Dijo con entusiasmo haciendo que en ese momento Eijiro se asustase, su prima nunca, nunca, nunca, era así de amable con él, parecía un ángel en vez de aquella demonia, que aun que se amaban mucho, ¡lo era, y mucho!

-Claro! -Dijo Bakugo con esa mirada que hoy estaba perdida, pero tal vez solo Eijiro lo podía notar (tal vez) porque no quitaba la vista de él.

-Bueno...

-¡Claro! venga empieza tú -Dijo señalando al pelirrojo que se sobresalto.- ¿Verdad o reto?

-Eh.. bueno, ¿verdad? -Dijo Kirishima, la verdad estar ahí tumbado en su sofá en su casa era muy cómodo y conociendo a su prima seguramente le iba a pedir algo como: "Sal y corre en camisa corta y de paso te lanzas al agua"

-Bien... ¿Te gusta alguien? -Dijo su prima, que como ya se sabía era obvio, bueno para dos de las tres personas en aquella sala.

-Sí... -Dijo intentando pensar calmado, sus mejillas se tiñeron de un color rojo intenso.

-Vaya, no lo sabía. Esa persona tiene suerte -Dijo Bakugo sonriendo, más amable de lo común tal vez. Oye Katsuki siempre fue una persona muy suertuda ¿no?.

-Bueno, tu turno Katuski. ¿Verdad o reto? -Dijo Kaori esperando que aquello fueran como en las películas y se confesara en ese momento a Kirishima y viviesen felices por el resto de sus jodidas vidas, pero, más bien la vida supera a la ficción.

-Bueno, Verdad. -Dijo confiado, pero en realidad no lo estaba tanto, no lo estaba nada.

-¿Como es tu novia? -Dijo su prima que quería cotillear un poco de como era su novia, a ver si hacia milagros.

-Yo... ya no tengo novia -Dijo apartando la mirada. En ese momento Eijiro y Kaori se miraron extrañados, como que "ya no"

-¿Oye, que pasó con Sofía? -Dijo el pelirrojo extrañado mientras el rubio se levanto mordiendo su labio inferior.

-Es muy tarde, me tengo que ir -Dijo Katsuki dirigiéndose a la salida, Kirishima se levantó corriendo pero no llegó a tiempo para detenerlo y la puerta se cerró con un sonoro portazo.

Debería estar feliz ¿no? total, es lo que él quería, pero en su corazón había algo que le hacía sufrir, por mucho que quería que el rubio estuviera junto a él no quería que estuviera como un perro a su correa. Se veía tan triste que solo quería ver a la persona que amaba feliz, aun que no estuviera a su lado, todos quisiéramos esto ¿verdad que sí?. 

(Martes)

Era martes, otra vez, como todos los martes supongo. Desde el viernes no recibió noticias de Katsuki, y su prima se fue el lunes por la tarde. Estaba solo, otra vez.

No aguantó la tentación y al salir del trabajo se dirigió a la relojería, al pasar vió que estaba cerrado y se acercó, en la puerta ponía un cartel en el que se apreciaba con una hermosa caligrafía la frase: "cerrado por asuntos personales. lo sentimos" la gente pensaría algo como "oh pobre, tendrá un familiar enfermo" pero el que estaba enfermo era su corazón.

Se quedó mirando el escaparate y aquellos relojes, en ese momento llegaron las ocho, los relojes sonaron todos a la vez la melodía llenaba aquella calle donde transitaban la gente despistada, con la mirada perdida en el horizonte o la mente en la conversación que llevaban con sus acompañantes. Allí, bajo el manto de la nieve que empezó a caer, con el frío que soplaba aquella tarde, nuestro protagonista, solo, mirando lo poco que le quedaba de alegría en ese cristal, con su  corazón enfriándose.

Volvió a casa, acarició a su perrito que se mostró contento. Miró por aquel balcón, pero en el horizonte no se veía un arcoíris si no una niebla que venía del puerto y se extendía por la ciudad. Miro el calendario, aquel 22 de diciembre era frío, mas frío de lo normal y sobre todo para Eijiro.

Se tumbó en su cama, no si antes cenar y bañar a su perro. Cerró los ojos intentando dormir, pero algo no le dejaba, aquella pregunta sin respuesta, aquella culpa sin razón. "¿Donde estás, que haces, estas bien?".

Se decidió. Aun que su mente le repetía que no su corazón solo decía una palabra "si", se levanto y se puso lo primero que pilló, un jersey de cuello vuelto negro y unos jeans pegados, unas zapatillas cremas al igual que su chaqueta. Empezó a andar, a correr, a repetirse que si podía. Hasta que llego.

Aquella casa que ya había visita por lo menos un par de veces, con ese bonito jardín delantero, esa cochera amplía y esa preciosa puerta de madera con un felpudo que invitaba a todos a pasar. Se puso delante de la puerta, inhalo, y tocó el timbre un par de veces.

un segundo, dos segundos, tres segundos... "¿No se tarda mucho?". Diez segundos... once segundos... quince segundos. En ese momento se abrió la puerta pero no le dio tiempo a decir nada, recibió el calor de un abrazo, era Katuski que se inclinó sobre él para apoyar su cabeza en el hombro del pelirrojo y rodearlo con sus brazos. 

Lo único que pudo notar fueron el calor de aquel abrazo, y aquellas palabras...

"Kirishima, yo, tengo que decirte algo"


EL RELOJERO (Historia Kiribaku) (Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora