Two boys, one sweater and other sad things

The Story

Cuando Minho entró a esa escuela a la edad de quince años, todo fue ilusión pura. Siempre tuvo los problemas con sus padres, al igual que sus amigos, pero todo estaba bien. Aunque sabían que estaban destinados a un futuro que ya habían decidido para ellos, estaban dispuestos a vivir la juventud como ellos quisieran. Con sus diecisiete años, comenzando el tercer y último año de escuela, las cosas habían cambiado demasiado.

Su grupo de amigos siempre fue unido. Eran siempre ellos desde pequeños, y Chan luego se les unió. Aunque estaban siempre los seis juntos, era clara la pequeña preferencia que tenían los unos con los otros. Hyunjin y Jeongin por ejemplo. Siempre estaban juntos. Se abrazaban, se hacían bromas y muchas veces salían los dos solos, muy similar a todo con él y Chan. Por otro lado, Mina y Jaebum también eran unidos. Muchos creían que podían tener una relación más allá de la amistad, pero eran como hermanos, todos lo eran. Si, lo eran.

Sobre Hyunjin y Jeongin, Minho sabía todo. Ambos le decían cosas en secreto para que el contrario no supiera, pero Minho simplemente no podía intervenir. No podía hacerlo sabiendo el mal que podía causar en las familias de ambos. En cambio, con Mina y Jaebum las cosas fueron algo... diferentes.

Jaebum y Mina siempre fueron más unidos entre ellos dos que los demás. Como ya se dijo, muchos creían que eran novios, o al menos amigos con privilegios. Aunque ellos nunca tocaron ese tema directamente, ellos siendo amigos cercanos, sabían que el chico y la chica no tenían nada más que una simple amistad. Cuando a veces era al revés, es decir cuando eran Chan y Minho los que estaban ocupados, Mina y Jaebum siempre pasaban el tiempo juntos, al igual que Hyunjin y Jeognin. Siempre se les veía sonriendo, bromeando de todo y haciendo un futuro imaginario con el que todos soñaban. Era el futuro que todos querían. Ese en el que eran lo que ellos realmente querían ser.

Fue una noche fría antes de regresar a clases cuando tenían dieciséis. Las vacaciones de invierno estaban terminando. Lo que más dolía es que la tarde había sido normal y fabulosa. Habían quedado de verse en la casa de Minho, que era la que en esa ocasión estaba desocupada porque sus padres estaban de viaje, de nuevo. Aunque el lugar estaba helado, como toda la ciudad y el país, metieron sus pies en la piscina del hogar y charlaron de cómo sería el regreso a clases ese semestre. Solo pasaban esos meses y próximamente estarían siendo los mayores de la escuela. Estaban felices. Hablaban de cómo se acercaba el final de sus aventuras, pero hablaban también de cómo disfrutar cada día más antes de que fuera el fin. El regreso a clases al día siguiente sería genial y ellos estaban consciente de ello.

Cuando sus pies ya no daban más porque se estaban congelando, entraron a la casa con la calefacción encendida y entre todos hicieron algo de chocolate caliente. Vieron alguna serie barata juvenil para reír un rato, luego se tiraron al piso para mirar al techo y charlar un poco más. Entre charla y charla, llegaron a una interesante, una que debieron notar era rara, pero no lo hicieron.

-¿Creen que haya algo más allá de la muerte? -pregunta Mina.

-Creo que debe haber algo. Si lo hay, de seguro es mucho mejor que la mierda que estamos viviendo ahora. -opina Jaebum.

-No lo sé la verdad, pero sería bonito descubrirlo ya siendo un anciano. ¿Sabes? Siempre pensé que sería bonito llegar a viejo. Contarle a nuestro nietos las locuras que hicimos en la vida. Tratar de darle a nuestros futuros hijos algo mejor que la mierda que estamos obligados a pasar nosotros. -vuelve a hablar Mina.

-Hablas como si no fueras a llegar a vieja. -opina Minho por fin. -Cuando lleguemos a viejos, sabremos si pudimos cumplir aunque sea uno de nuestros caprichos adolescentes. Sería bonito poder hacerlo.

-Uh si. Como si esas cosas pasaran. -dice Hyunjin y todos se ríen. -Seamos honestos. Tal vez hasta una edad avanzada es que podamos hacer algo más radical de lo que hacemos ahora.