Two boys, one sweater and other sad things

Heather

Desde que Minho había hablado con Seo Changbin no podía quitarse de la mente lo que le dijo. No dejaba de pensar en qué cosas pueden pasar. Ahora mismo ni siquiera tenía a sus amigos. Hyunjin y Jeongin se habían ido lejos, mientras que Mina y Jaebum ya no regresarían. Solo tenía a Chan, su único mejor amigo Chan, pero ya ni siquiera pasaban tanto tiempo juntos. En un principio pensó que todo se debía a todo lo horrible que había sucedido cuando aun tenían dieciséis, pero no sabía lo que pasaba. Decidió darle tiempo. Tal vez Chan no estaba bien emocionalmente, pero él tampoco lo estaba. Lo necesitaba a su lado, y aun cuando lo tenía cerca, lo sentía... distante.

Minho solo se había decidido. No quería perder más tiempo. Distancia y el no confesarse le estaba matando. Amaba demasiado a Chan. No quería perderlo. Debía hacer algo, pero ni siquiera sabía por dónde comenzar. ¿Solo ir directo y ya? ¿Solo decirle sus sentimientos? No estaba seguro, pero tampoco quería seguir perdiendo el tiempo. Era todo tan complicado.

Y para comenzar... ¿Por qué Chan se había alejado? Todo estaba bien, o algo así. Estaban deprimidos, si, pero estaban bien. Todo inició cuando comenzaron las clases. Las clases solo dieron inicio y Chan pasó de ser su mejor amigo a ser casi solo un conocido. Había hablado más con Changbin en lo que iba del semestre que con Chan, y era raro. Cuando estaban todos juntos, él y Chan no pasaban casi tiempo separados. Pareciera que con esa nueva vida que tienen que llevar, ahora las cosas entre ellos también deben cambiar. Minho no deseaba eso. Quería seguir teniendo a su mejor amigo, y si se animaba, tal vez deseaba tener algo más.

Es por eso que ahí estaba, en vacaciones de invierno, a la una de la madrugada, cruzando la calle para ir a la casa de Chan. No tocaría la puerta, por supuesto, pero como siempre, se las ingenió para poder trepar al balcón que daba a la habitación de su amigo. ¿Y si estaba dormido? Bien, lo levantaría, pero estaba harto del asunto. Chan era su mejor amigo y si iba a dejar de hablarle así de la nada, al menos se merecía una explicación.

Al caer en el balcón, miró por la puerta de cristal y a los pocos segundos la luz del baño de la habitación de Chan se apagó. Chan salió por esa puerta y al ver a su amigo fuera, ya temblando del frío, fue a abrirle de inmediato. Minho no dudó en entrar y como si nada se sentó en la cama del mayor. Chan le miró confundido y Minho habló de una vez mostrándose normal y desinteresado en el asunto.

-Sé que tal vez no sea lo mejor porque en un tiempo similar descubrimos algo espantoso, pero quisiera salir a caminar contigo, como antes, aunque haga frío. ¿Podemos?

-Claro. Solo déjame vestirme mejor. -le sonrie y regresa al baño, antes buscando algo de ropa en su armario.

Minho solo se tiró a la cama y esperó a que Chan saliera del baño. Había algo diferente en él, pero no sabía descifrar lo que era. Estaba como siempre que se escapaban en la madrugada. Estaba normal, como siempre. Todo como siempre, pero sentía que algo faltaba. Al no encontrar nada fuera de lo normal, decidió solo levantarse y caminar al balcón de nuevo. Ambos bajaron con cuidado por las escaleras que habían improvisado de niños con las cosas altas en las que se supone estuvieran creciendo rosales. La madre de Chan las había comprado porque si, pero cuando se enteró que no venían con las semillas de los rosales solo los dejó abandonados.

Ambos caminaron un rato por la larga calle hasta que llegaron al final. No fueron más lejos y solo se sentaron en la acera, como hacían antes con sus amigos. Minho solo se sentó y ya estaba temblando del frío, pero lo ignoró. Era su momento para confesarse. No podía dejar que un simple frío le ganara la batalla. Había dejado pasar demasiado tiempo. Necesitaba decirle sus sentimientos a Chan y no perdería el tiempo, ni ahora ni nunca.

-Chan yo...

-Sé lo que dirás.

-¿De verdad? -Minho lo mira confundido y se sopla las manos para darse algo de calor.