Fever

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Miko tarareaba una canción, mientras cruzaba la calle al momento en que el semáforo se puso en rojo. Aferraba sus manos a las correas de la mochila que llevaba en la espalda. No estaba lloviendo como en los días anteriores, solamente estaba nublado pero por si acaso, venía vestida con una gruesa gabardina amarilla y unas enormes botas del mismo color.

Dejó de tararear al tiempo en que sus pensamientos empujaban las notas de su canción al fondo de su mente para darle paso a otra cosa. Sintió su estómago encogerse, y una desagradable sensación que llegó de repente.
Culpa, simplemente culpa, pero sólo fue por unos segundos. Las ventajas que la actual situación le traería hizo del horrible sentimiento un momento efímero. Rebusco su canción en el interior de su cabeza y siguió haciendo lo suyo.

Caminó otras dos calles antes de llegar a su destino. Las enormes puertas fueron visibles desde lejos. Aceleró el paso, sintiendo que su ánimo incrementaba minuto a minuto.
Se detuvo frente a la entrada, esperó hasta que el sistema de seguridad la reconoció y la dejó entrar. Ya en el interior, caminó dando saltitos hasta la puerta de la imponente casa que tenía enfrente.

Tocó el timbre. Speck fue quien le abrió la puerta.

— Hola Miko — Saludó gentilmente.
— Hola Speck — Respondió — ¿Cómo han estado todos aquí? — Le preguntó quitándose el chubasquero, la cual pasó a manos del rubio quien la colgó en el perchero.
— Bien menos, ya sabes, Mitch. ¿Has venido a verlo, cierto?
— Si, también le traje un poco de comida.
—Me alegro, porque no ha estado alimentándose bien. Ruf y Audrey están en la farmacia consiguiendo sus medicamentos, sólo los necesitará por 8 días, o al menos eso dijo el doctor.
— Espero que se mejore. Que considerados son al cuidarlo aquí.
— Es nuestro hermanito ¿cómo no habríamos de hacerlo? — Él sonrió — Está en la sala, insistió en jugar un poco pero se quedó dormido a media partida. Ve, seguramente le hará bien tu compañía.
— Bien, iré a verlo.

La joven fue hacia la sala donde estaba Mitch sentado y totalmente envuelto en un montón de sábanas, dejando solamente parte de su cara al descubierto. Se veía pálido y también cansado, aunque su respiración era muy tranquila. Miko se enternecio al verlo de esa manera.

Se sentó en el lugar libre del sofá, colocó su mochila en el suelo y la abrió, sacando con cuidado los envases plásticos que tenía adentro, colocándolos en la mesita. Tomó su teléfono para responder los mensajes que Five y Bergy le habían mandado.
Al terminar de contestar guardó el móvil en el bolsillo de su sudadera y se volvió para mirar a su pareja. Se recargó en su hombro, cerrando los ojos por exactamente 5 segundos.

El contrario se despertó, sobresaltado. Miró a la pelimorada, entonces se calmó un poco.
— Miko ¿Qué haces aquí? — Inquirió con voz cortada.
— Pues vine a visitarte, genio — Dijo, sujetando al moreno por la cara, haciéndolo mover su cabeza — Has estado enfermo desde hace 2 días y no podía quedarme en casa contigo en ese estado, tonto. Por cierto, ¿Cómo te sientes? 
— Terrible — Al ver que le impedía hablar con claridad, ella apartó sus manos de su rostro — Creo que ya perdí casi todos mis sentidos y todo fue culpa tuya. Por cierto, espero que hayas venido a disculparte.
— ¿Yo? No sé porque tendría que disculparme contigo, no he hecho nada malo — Su inocente tono falso hizo que el rubio rodara los ojos.
— ¿Ah no? Entonces me diras que no fue tu culpa.
La mente de ella divagó, deteniéndose en el día en que todo había comenzado.

- Flashback -

Ambos estaban sentados bajo el techo de una parada de autobús, protegiendose de la lluvia.

— Qué situación más perfecta — Dijo el tech con clara ironía en su voz — No tenemos auto, no tenemos señal en nuestros teléfonos, está oscuro, ¡y ni siquiera llevamos un paraguas o un impermeable!.
— Agh. Tal vez sea culpa de Phil por habernos llamado tan tarde en sábado, pero al menos debiste traer tu furgoneta, así no estaríamos esperando desde hace 30 minutos un autobús.
— Tu fuiste la que quiso dar "un paseo por el parque" y la que me dijo que sería mejor dejarla en casa, así que no me mires a mí.
Ella frunció el ceño y apartó su vista de él — Creo que puedo irme sola.
— Te mojaras si lo haces. Sin mencionar que tu casa está a más de cuatro calles de aquí.
— Bueno, yo nunca dije que iría allí —La pelimorada se levantó de su asiento y sacó unas llaves del bolsillo de su pantalón. Las sacudió delante del rubio, con una mirada burlona.
— ¿Cómo...? ¡¿En qué momento robaste mis llaves?! — Exclamó, poniéndose de pie.
— Es un secreto, mi querido Gurin.
Mitch trato de quitarselas pero Miko lo esquivó un par de veces. Las risas de ambos resonaban en el lugar, por encima del de la lluvia.

Inconscientemente y para no dejarse alcanzar, la joven salió del pequeño refugio que les ofrecía la parada, mojandose en cuestión de segundos, pero eso no la detuvo. El moreno dudaba en salir, pero las burlas de la chica lo orillaron a que se adentrara en la lluvia. No se alejaron mucho del perímetro. Él la siguió persiguiendo por un rato hasta que alcanzó a aprisionarla con sus brazos, por la espalda.

— Ya no te quedan trucos Malon. — Dijo mientras ella trataba de soltarse entre carcajadas — Rindete ahora, como lo hiciste con ese jefe en Understory.
— No me recuerdes a esa basura sonriente, o lo... — No pudo terminar su amenaza, pues había llegado el autobús. Los dos corrieron hacia éste y entraron. Pesé a que estaban totalmente empapados el chófer no les hizo ningún reclamo, pagaron sus pasajes y tomaron su lugar.

- Fin del flashback -

— Prácticamente fue tu culpa, si no me hubieras hecho perseguirte no me hubiera mojado y no me hubiese enfermado.
— Okay, lo admito. Pueeede que haya sido un poco mi culpa. — Ella lo abrazó — Miko lo siente.
— Como sea. Lo que sigo sin entender es por qué no te has enfermado aún.
— Porque soy más fuerte que tú, Williams. Lo sabes muy bien.
Lo importante es que que te recuperarás pronto, y en lo que eso sucede, vendré a visitarte todos los días — Dijo aferrándose aún más a él, Mitch puso los ojos en blanco, pero esbozo una ligera sonrisa — Mira — La joven Kubota lo liberó por fin, tomó y destapó uno de los envases plásticos que estaban en la mesa — Te traje un poco de sopa y también jugo de naranja. Los preparé yo misma  — Agregó con orgullo.
— Me alegra no tener sentido del gusto en este momento.

La mueca que se mostró en el rostro de Miko tras escuchar aquello fue suficiente para hacer que Mitch riera, aunque lo hizo de manera breve pues el mal estado de su garganta le impidió disfrutar plenamente del momento con una buena carcajada. Después le pidió una disculpa, la cual tuvo que repetir hasta que decidió perdonarlo.

El resto de la tarde transcurrió como un parpadeo. El rubio se comió lo que su novia había preparado para él (de lo cual no fue capaz de descifrar el sabor), luego jugaron un par de partidas de Onyanko street a sugerencia de la pelimorada, los dos hermanos llegaron con los medicamentos y se los dieron a Mitch. Después ambos charlaron animadamente un largo rato hasta que dieron las 8, la hora en la que Miko había acordado regresar a casa.

Se despidieron con un abrazo.
La peliverde se ofreció a llevarla y se fue con ella, con la promesa de que volvería a visitarlo constantemente en la semana, cosa que se hubiera cumplido de no ser porque la joven se enfermó unos 3 días después.

"Al aparecer no es lo bastante fuerte" pensó Williams, quien ya se sentía mucho mejor para ese punto y esta vez él la visitaría.

Ahora ya estaban a mano.

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* Gurin y Malon son los protagonistas de Binary Land, un videojuego lanzado en 1984.
Ah, que recuerdos :')

¡Hasta la próximaaaa!

¡Hasta la próximaaaa!

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My Best Player (MitchKO) | Glitch TechsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora