47 - Amor

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Entre zancadas, la pareja de amantes abría la puerta y entraba cerrando tras sus espaldas, sin ser capaces de siquiera separar sus labios algunos segundos. Enredados el uno con el otro subían entre tropezones y tirones de ropa por las escaleras que les llevarían a la tan ansiada habitación por la que rogaban desde hacía minutos.

Jungkook en el fondo agradecía eternamente a Taehyung por ofrecerse a quedarse con Jungmi cuando le vio irse casi a escondidas con Jimin. No quería miradas de más, ni malos comentarios.

Ellos habían estado hablando luego de que volvieran a darse una oportunidad. Jimin robó a Seokjin una botella de champagne y le ofreció al más alto. No obstante, no creían que en poco tiempo iban a empezar a coquetearse sin ningún disimulo y mucho menos que aún con el poco alcohol que habían bebido hubieran olvidado quienes eran y qué hacían ahí para besarse como si no lo hubieran hecho en años.

Y realmente así lo parecía. Habían extrañado tanto los labios contrarios a pesar del dolor.

Pero como todo, acaba. Para Jimin y Jungkook no acabó, sino que acababa de comenzar en aquella ceremonia, y pronto estaban huyendo entre los invitados hacia la casa del menor.

Así habían llegado a este punto. Desgarrando su ropa con necesidad y besándose y acariciando el cuerpo del otro con todas sus ganas. Sus cuerpos, tanto como sus almas se habían extrañado, se habían echado de menos y tardarían mucho en perdonar a la capacidad racional de ambos.

Por eso, estaban dispuestos a apostarlo todo esta noche y que la Luna decidiera qué hacer con ellos.

– Dijiste que íbamos a empezar de cero. –Habló Jimin, sus labios estaban hinchados por el roce y su voz sonaba entrecortada.

– En eso quedamos. –Succionó con ahínco aquel hueco en el cuello de Jimin que le volvía loco y éste jadeó con fuerza al enredar sus dedos en el cabello oscuro del otro e inclinar su cabeza a un lado para darle espacio–. Solo déjate llevar por hoy, mañana nos arrepentiremos y discutiremos. Hoy déjame amarte como tanto lo he extrañado.

Jimin asintió con un nudo en la garganta y dejó que Jeon tomara el completo control de la situación dejándolo desnudo ante sus ojos.

El mayor a veces pensaba que en cualquier momento, Jungkook le gritaría, le echaría de casa y le diría a voces que todo se trataba de una venganza contra su persona.

Pero Jimin aún podía deslumbrar un rastro de brillo en los ojos contrarios cuando le miraban, cuando deseaban anclarse a su piel y permanecer mirándolo toda la noche.

Porque como Jungkook dijo minutos antes en el balcón, para qué malgastar la vista mirando al cielo nocturno si Jimin se encontraba justo a su lado y para él era la estrella más bonita que una vez vio.

Y a partir de eso que Jimin le denominara en su mente como su propio satélite.

Por eso, en este instante seguían besándose con pasión y necesidad mientras los dedos de Jungkook se encargaban de penetrar y, por consiguiente, preparar al chico bajo él. Aquel chico que se hallaba suspirando y jadeando mientras susurraba con poca voz el nombre del hombre que le hacía estar de esta manera.

No pasó mucho tiempo después de que Jungkook diera por terminado su trabajo manual, su erección dolía y Jimin a veces la tanteaba sobre la tela del bóxer haciéndole perder el sentido. Se acercó al oído del pelinegro mientras buscaba un condón entre sus cajones de la mesita y se deshacía de su ropa interior, y susurró:

– Siempre que nos hemos unido lo hacíamos en cuerpo, solo en cuerpo. –Suspiró–. Por eso hoy voy a hacerte el amor para unirnos también en alma, como deberíamos haberlo hecho hace tiempo.

Jimin a esa altura quería sollozar por todas las emociones juntas que estaba sosteniendo. Alcanzó el cuello del más alto y lo atrajo a sus labios mientras éste último le penetraba despacio y con cuidado.

De sus labios escaparon silenciosos gemidos que fueron callados por los contrarios y se vieron obligados a aumentar el tono cuando la primera embestida fue recibida.

Decir que no habían esperado por esto, estarían mintiendo ambos. Disfrutarían como si fuera la primera y última vez que lo harían, por si mañana ya no se acordaban de cuanto se habían amado entre esas sábanas color pastel.

Por si olvidaban quienes eran y a quienes pertenecían.

– Jungkook... –Gimió cuando una profunda embestida tocó su punto de nervios, Jungkook gruñó y se lanzó de nuevo hacía aquel objetivo. Jimin, por su parte, destensó sus brazos apretados alrededor de la espalda del más alto y atrapó las manos de éste para entrelazar sus dedos, como si en el pasado no hubiera negado cualquier contacto parecido.

– No me olvides, ni ahora ni nunca. –Murmuró cerca de su oído, Jimin retumbó–. No va a ver nadie que te ame como yo lo hice... nadie que te toque como mis manos lo hacen... nadie...

¿Por qué se sentía como una despedida?

¿Eso hacían? ¿Despedían al pasado con este acto?

Jimin no estaba dispuesto a dejarle ir una vez más, no iba a olvidarle. Y Jungkook tampoco. Así que cuando ambos sintieron la cúspide del clímax alcanzarlos, sollozaron de placer sobre los labios ajenos y apretaron más fuerte la unión de sus dedos para, por fin, dejarse ir. Dejar ir al pasado.

Ambos jadeantes, con el sudor decorando sus pieles y con las respiraciones pesadas al no ser capaces de separar sus labios de nuevo. Y fue entonces cuando Jimin se separó mirando directamente a sus ojos que sonrió acariciando la mejilla de Jeon.

– Hazme el amor eternamente, Jeon Jungkook.



seguro esto no lo esperaban :)

Game Over ➶︎ Jikookmin AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora