VI

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Ese día nevaba.

Shōto se dirigía a la estación donde había quedado con Angella para visitar a su madre.

Llevaba alrededor de un año haciéndolo, desde que Midoriya le animó a reconciliarse con su madre.

La encontró en la entrada de la estación.

La nieve se posaba en su rubio pelo suelto. Llevaba un gorro de lana que le cubría las puntas de las orejas y una bufanda del mismo material enredada a su blanco pelo.

Sus mejillas y la punta de su nariz estaban rojas del frío. También llevaba un mullido abrigo y un bolso colgando de su hombro.

Estaba preciosa. Era como un ángel caído del cielo.

Cuando se acercó le dedicó una de sus luminosas sonrisas.

–Buenos días, Todoroki-kun –saludó expulsando vaho de su boca.

Sus labios estaban más rosas que de costumbre y Shōto tuvo el impulso de besarlos, pero se controló.

–¿Por qué te has quedado fuera? Te vas a congelar.

Angella hizo un ademán con la mano, moviéndola de arriba a abajo, como si no le diera importancia.

–Quería esperarte aquí.

–Allá tú. Vamos.

–Sí.

Se habían sentado juntos

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Se habían sentado juntos. Angella miraba por la ventana mientras le explicaba por qué le gustaba tanto diciembre y la nieve.

De vez en cuando, se giraba para dedicarle una sonrisa.

–Oye, Angella.

–¿Sí?

–Necesito explicarte una cosa.

–Claro.

Shōto le explicó todo sobre su pasado, lo que le pasó a su madre, por qué tenía esa cicatriz y por qué odiaba tanto a su padre.

Cuando terminó se le quedó mirando, pendiente de su reacción.

Angella miraba al suelo y sus manos retorcían los bajos de su abrigo. Tenía sus rosados labios fruncidos, como si aguantara las ganas de llorar.

Respiró profundamente y se volvió hacia él.

–Yo... –intentó decir–. Lo siento mucho... No sé qué decir. Tiene que ser muy duro. Lo siento, Todoroki-kun. De veras.

Shōto negó con la cabeza.

–No es culpa tuya, tranquila.

Ella asintió y volvió a mirar por la ventana. No cruzaron muchas palabras después de eso, pero ambos disfrutaban del silencio.

 No cruzaron muchas palabras después de eso, pero ambos disfrutaban del silencio

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𝙎𝙄𝙀𝙈𝙋𝙍𝙀 𝙏𝙀 𝙇𝙇𝙀𝙑𝘼𝙍𝙀 𝙀𝙉 𝙀𝙇 𝘾𝙊𝙍𝘼𝙕𝙊𝙉 - 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora