VIII

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–¿Qué hago? –preguntó desesperada Angella.

–¿Que haces de qué? –volvió a preguntar confundida Nyoko.

–Dentro de una semana es el cumpleaños de Todoroki-kun, y no tengo regalo.

–Ah, es eso.

Las dos amigas se encontraban en la casa de la mayor. Habían quedado para hacer un trabajo que le habían asignado juntas y Angella vio oportuno sacar el tema del cumpleaños de Todoroki ya que no tenía ni idea de que regalarle y podría consultar a su amiga.

–¿Qué le puedo regalar? ¿Una chaqueta? ¿Un perfume? De verdad, no sé qué regalarle –Angella tiró suavemente de su cabello, desesperada.

–No hagas eso, te vas ha hacer daño. Además cualquiera de esas cosas está bien.

–Pero Todoroki-kun es muy importante para mí, yo... –se interrupió sonrojándose levemente al darse cuenta de lo que iba a decir.

–¿Tú qué? –preguntó curiosa su amiga.

–Na-nada –rió nerviosa rascándose la nuca.

–¿Por qué no le regalas soba? –preguntó Nyoko–. Siempre la está comiendo en el instituto.

–¿Cómo le voy a regalar soba? –de repente se quedó callada y una sonrisa apareció en sus rosados labios–. ¡Eso es! Muchas gracias, Nyoko, eres la mejor.

–Eso ya lo sabía.

La pelirroja guiñó un ojo mientras se echaba para atrás su corto cabello. Las dos amigas empezaron a reír.

 Las dos amigas empezaron a reír

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Estaba muy nerviosa.

<<Ha sido una mala idea>>, pensaba bastante deprimida al ver su regalo que estaba dentro de una bolsa de papel.

Izuku, Momo, Shōto y Angella celebraban el cumpleaños del heterocromático en una lujosa cafetería del centro de Tokio.

Después de cantarle el cumpleaños feliz al chico, Izuku y Momo propusieron darle los regalos. Después de que Shōto insistiera en que no hacía falta traer regalos y que Izuku lo convenciera de que sí, empezó él.

–Espero que te guste Todoroki-kun –dijo mientras Shōto abría el regalo que le había traído. Era una colección de mangas de All Might, el superhéroe favorito del de pelo verde.

Después fue Momo, que le regaló una carísima chaqueta color azul oscuro. Y llegó el turno de Angella. Ella avergonzada, le extendió la bolsa a su amigo.

–Comparado con lo que te han regalado ellos, es bastante cutre –se disculpó la rubia.

Shōto sacó de la bolsa un marco con una foto de todos cuando fueron al templo el primer día del año.

Dicho marco había sido decorado previamente por la chica sin que estuviera muy cargado pero no demasiado soso.

–¡Que bonito Angella-san! –exclamó Momo–. ¿Lo has decorado tú?

𝙎𝙄𝙀𝙈𝙋𝙍𝙀 𝙏𝙀 𝙇𝙇𝙀𝙑𝘼𝙍𝙀 𝙀𝙉 𝙀𝙇 𝘾𝙊𝙍𝘼𝙕𝙊𝙉 - 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora