Capítulo seis.

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Lo tomé por el cuello. Y el me pegó a su cuerpo tomándome por la cintura. Las lágrimas habían cesado. Había podido probar nuevamente sus labios. Se sentía más que bien. Todo el dolor había sido calmado por un simple y estúpido beso. Nos fuimos separando, y me miró bien fijo a los ojos, expresando ¿dolor? ¿arrepentimiento? No sabía bien. Pero volvió a juntar nuestros labios en otro beso lleno de necesidad. Yo lo necesitaba, y más que a nada. Rompí mi orgullo por uno de esos besos. 
Nos volvimos a separar y seguimos en la misma posición hasta que sentimos leve carraspeo de garganta.
—Agradezcan que fui yo, y no Ashton o Luke.—sonrió Mike.
Yo también sonreí, pero enseguida se borró al ver la expresión de él.
—Yo... Mejor me voy—dijo Calum para luego irse corriendo con mi hermano y Luke. 
Me sentí mal en ese preciso momento. ¿Se arrepentía de aquel beso? ¿Por qué? Maldita sea, se sentía horrible otra vez. Bajé la cabeza y una lágrima cayó. ¿Por qué era tan sensible? ¿Por qué no podía fingir que nada pasaba cuando pasaba todo? 
Michael lo notó y dijo—Amy, ¿qué sucede?

—Nada Mikey, no te preocupes—sonreí forzada. 

—Dime.—hizo cara de perro mojado.

—Es sólo que—pausé con un suspiro—Estoy cansada de que jueguen conmigo. 

—Y ¿por qué besaste a Calum?

—Él me besó, no tengo idea de por qué lo hizo. 

Michael me quedó mirando como si supiera todo. No quise preguntar, no me iba a decir de todos modos. Sólo asintió y me invitó a ir con los demás. De mala gana fui y me junté con los chicos. Mis ganas de vivir en ese momento eran nulas. Sólo quería ir a casa. 

—¡¿Dónde estabas, Amanda?!—gritó Ashton. 

—¡¿Te llamas Amanda?!—dijeron los Michael y Luke al unísono. Calum estaba ido. 

—¿Y de dónde proviene Amy? Ya cállense, no me gusta ese nombre—dije seca—Soy Amy. 

Todos asintieron confundidos. ¿Quién no sabe que Amy proviene de Amanda? Dios mío, dejaron la escuela muy temprano. 

*

Luego de un agotador día de parque de diversiones, Calum no me hablaba. Estaba tenso y no prestaba para nada atención a lo que decíamos. ¿Cuándo se suponía que íbamos a aclarar las cosas? Cada vez se hacía más difícil. Sentía que me faltaba una parte de mí. Y esa parte era él. Llegamos todos a mi casa y ordenamos pizza. Calum mandaba muchos mensajes con su celular y de vez en cuando gruñía. 

—Calum, ¿qué sucede?—preguntó Michael. 

—Le corté a Emily. 

—¡¿Qué?!

—Sí... ¿Qué tiene? 

—Es que, hombre, llevaban días—acotó Luke.

—No me importaba ella.

Los dejé hablando y me fui a mi habitación. ¿Por qué era tan frió e insensible con las mujeres? A veces simplemente lo odiaba. Pero a la vez lo amaba tanto. Saqué un cigarrillo y comencé a fumar. Calada por calada, se terminó. Y así como se termina un simple cigarrillo, se termina la vida. Porque simplemente somos esclavos de lo que pueda pasar. Estamos tan pendientes de todo, que se pasan las pequeñas cosas. Aquellas que nos pudieron hacer feliz alguna vez. 

Sentí la puerta abrirse y me asomé desde el balcón.

¿Calum?

—La pizza—dijo serio. 

No pude controlarme. No lo hice. Últimamente tuve muchos impulsos. 

—¿Podemos hablar?

—¿De...?

—No te hagas el seco. 

—Entonces dime como ser mojado.—rió cínico. 

—Estoy hablando en serio. 

Esto no me gustaba para nada.

—No tengo nada que hablar contigo. 

—Pues yo si. 

Suspiré, exhalé y dije—¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Cómo si no te importo? ¿Olvidas nuestra promesa? 

Él solo se tensó. Más de lo que ya estaba. Me acerqué a él, estando lo suficiente cerca de su cara. 

—Mírame y dime que no te importo y trataré de olvidarte. 

Me miró fijo y dijo—Si me importas, Amy. 

Me tomó de la nuca y me besó.

¿Nosotros? |Calum Hood| #Book2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora