Segundo beso consecutivo. Quedé estupefacta ante su reacción, pero simplemente correspondí el beso. Debo de decir que una cosa llevó a la otra. Y seguramente después de eso haría como si nada, o se haría el que se tiene que ir. Pero no lo hizo. Se separó de mi y me sonrió. Amo su sonrisa, porque es la razón de la mía. Nos quedamos mirando a los ojos sin decir más. Hasta que rompí el silencio—Es mejor bajar, por la comida.
—Sí, tienes razón—asintió con la cabeza y bajamos las escaleras.
Calum se volvió a poner serio delante de los chicos. No sabía por qué se comportaba tan estúpido con sus amigos. Porque a pesar de todo, los chicos lo querían mucho. Tomé una rebanada de pizza y comencé a comer. Últimamente no comía muy bien. Pero al sentirme bien, tenía hambre.
—¿Cómo vas con la escuela, enana?—me preguntó Ashton.
Odiaba que me pregunten sobre ello. No era que me iba mal, para nada. No tenía otra cosa que hacer más que estudiar. Pero no me gustaba.
—Bien, ya sabes...—susurré lo último haciendo gestos con la mano.
—¿Por qué no tienes a...—dijo Luke, pero lo corté, no quería hablar más.
—Sé a lo que quieres llegar, y no te voy a responder—dije seca para levantarme de la mesa e irme a dormir.
¿Por qué no tenía amigos? No sabía por qué. Simplemente si los tenía siempre se alejaban sin decir por qué. Pero siempre lo tomé como si yo fuera una mierda. Porque así era. El problema era yo. Trabé la puerta. Simplemente no entendía el por qué de las cosas cuando obtenía respuestas.
*
Nadie subió a buscarme. Y no sabía si sentirme bien o mal al respecto. Eran las tres y dos de la mañana y sentí tres ligeros golpes en la puerta. Suaves. Cómo si la madera se fuera a romper. Destrabé la puerta y me encontré con la sonrisa que tanto amaba y el cuerpo que tanto anhelaba tener a mi lado. Lo abracé fuerte y susurré en su oído un gracias por venir. Amaba cuando tenía el torso desnudo y podía tener a la vista algunos tatuajes. Me desprendí del abrazo y miré directo a sus labios. Le dí un corto beso que lo sorprendió y lo dejé pasar. Nos tiramos en la cama y nos miramos cara a cara. Comenzó a acariciar su mejilla y poco a poco quedó encima mío. Se acercó a mis labios y rozó los suyos contra los míos. Se sentía la gloria. Besó mi labio inferior y luego yo repetí su acto. Cada vez más subido de tono. El beso se tornó lleno de necesidad y lujuria. Sus manos bajaron a mi cintura y fueron subiendo mi blusa, para luego deshacerse de ella. Besó cada centímetro de mi cuello y hombros. Pero yo no me quería quedar atrás. Lo corrí y me subí a horcajadas de él. Y lo besé con desesperación para bajar por su cuello y dejar marcas en él. Me deshice de su pantalón quedando solo en boxers. Y así también con los míos. Nos deshicimos de nuestras ropas interiores y se colocó de nuevo por encima mío. Me penetró, pero no se sintió como la primera vez. Se sintió con más amor. Fue ahí cuando sentí como susurraba cuando se corrió—Te amo, pequeña.
—Te amo, Calum.
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¿Nosotros? |Calum Hood| #Book2
De TodoAmy pensaba que todo terminó. Calum deseaba que no todo haya terminado. Ella cambió. Él también. ¿Se volverán a encontrar?