Capitulo 11

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Para Fluke los días junto a Ohm, se habían convertido en semanas y a su vez en un mes, el alfa lo trataba como a un rey, lo llevaba a pasear, se quedaba con él en casa holgazaneando, no dejaba que se ocupara de nada en el hogar tal como lo antes lo hacía en su clan, a duras penas dejaba que él se metiera a la cocina a hornear algún pastel.

Lo mejor de todo de su nueva vida, eran las tardes cuando bajaba el sol y salían a dar las caminatas que el doctor les había indicado, las cuales hacían en el bosque de camino a su lugar favorito en donde podían ver el atardecer, esos momentos eran preciosos para Fluke, ya que lo llenaban de paz y tranquilidad solo por estar allí entre sus brazos, para luego regresar a su casa y cenar los deliciosos platos que Sammy le suministraba.

Pero ese día hubo una variación, llegaron al lugar y colocaron la manta que siempre llevaban consigo, y cuando estaban tranquilos en los brazos del otro el omega sintió como el calor se estaba apoderando de su cuerpo, y los dolores en su vientre se manifestaban, su celo había llegado, él se había olvidado que estaba cerca y no se había tomado los supresores.

Al alfa sentir el aroma inconfundible del celo de su pareja, sus ojos inmediatamente cambiaron sumiéndolo en la niebla del deseo, por lo que sin mucho protocolo hizo girar al omega y comenzó a besarlo apasionadamente logrando que este soltara profundos gemidos de satisfacción, haciendo que este se derritiera en los brazos de su marido.

Sin importarles el lugar donde estaban, sus manos comenzaron a vagar por el cuerpo del contrario y comenzaron a deshacerse de la ropa que llevaban puesta, con la única intensión de apagar el incendio que se estaba perpetrando en sus cuerpos que no podían apartarse.

Ohm se colocó sobre Fluke y empezó a besarlo con devoción y algo hizo clic en la mente del omega que recupero un poco de claridad en sus pensamientos y dijo:

-¿Vamos hacer esto aquí?, no sería mejor que llegáramos a la seguridad de nuestro hogar.

-Sí lo vamos hacer aquí, no creo que aguante a llegar a casa tu aroma me está volviendo loco- respondió el pelinegro que no había dejado de acariciar el cuerpo de su amado.

Ya con sus cuerpos sin ninguna prenda que estorbara, y con el omega con su entrada completamente lubricada Ohm no pudo esperar más y se hundió en su esposo, el éxtasis era tanto que ninguno de los dos podía pronunciar una palabra coherente, y el peligro que los descubrieran hacia más excitante ese encuentro en el bosque.

El alfa movía incesantemente sus caderas haciendo que Fluke soltara sonoros gemidos, lo cual hizo que el pelinegro se encendiera mas pero trayendo un poco de claridad al momento, se acercó a la oreja de su esposo y le dijo: -Shhh... no hagas tanto ruido, o podrían descubrirnos, sabes que no somos los únicos que acostumbran a venir al bosque.

A lo que su esposo solo pudo abrir los ojos, y llevar una de sus manos a su boca tratando de acallar sus ruidos, mientras que Ohm en ningún momento había dejado de moverse volviendo cada vez más loco al castaño que solo suplicaba por más, hasta que el tan esperado clímax llego a ellos, pronunciado el nombre del contrario y el alfa terminando en el interior de Fluke logrando que su nudo se formara como siempre que hacían el amor.

Después de regularizar sus respiraciones, el alfa trato de moverse lo menos posible, pero buscando una posición que fuera más cómoda para su esposo, para luego pronunciar –Bebe, Te amo- y besarlo en los labios.

En esos momentos Fluke también sentía, que ya lo amaba, pero no se atrevía a decirle nada, porque pensaba que quizás el pelinegro no le creería, pero ese mes con él había sido el más feliz de toda su vida, y eso lo hizo pensar que quizás el ya albergaba sentimientos por el alfa desde que se reunían a ver los atardeceres, por eso lo único que le pudo contestar fue –Te adoro- para luego llenarlo de besos y acomodarse mejor para ver el atardecer mientras esperaban que el nudo bajara.

ATARDECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora