"Aún si desapareciera
aún
¿me amarías?"
..
.
Iba caminando como de costumbre ala empresa de mi papá ya que me quedaba de camino ala casa después de la universidad.
Esto, de hecho se volvió toda una rutina, universidad, empresa luego ir a casa pero siempre me iban a dejar a los lugares que iba pero hoy decidí caminar un poco.
Todo iba bien están escuchando música con mis inseparables auriculares hasta que me tropeze con alguien, asiendo que callera directo a suelo, como las más torpe del mundo.
— Disculpe no mire por donde iba. — dije muy avergonzada, creo que la vergüenza es muy pequeña para lo que ahora sentía.
Ahora sentía que mi cara empezaba a arder de la vergüenza esto si es genial.
— No,no,no nada de eso fue toda mi culpa.— el me extendió su mano para ayudarme cordialmente a levantarme.Mire unos ojos color esmeralda que se me hicieron completamente conocidos, me hipnotizaron por unos instantes. Tenia puestas unas raras vestimentas pero le quedaban bien, el era músculoso, con un cabello negro como la noche y piel color canela.— Espera te ayudo a levantarte.— no movió su mano en frente mi y me sonrió amablemente.
— No, no hay problem...
— Fue mi culpa así que solo deja me extenderte la mano para que te levantes más rápido,¿Si?— la tomé para no ser descortés y dar por finalizando todo el asunto pero un fuerte pitido en mis oídos me hizo sentir extraña.
— Gracias— respondí aún aturdida. Aquel hombre de raras vestimentas me miró extrañado pero sobretodo conmocionado, quizás no solo me pasó a mí aquello.
— Me gustaría quedarme a charlar... —dice ya una vez recuperado, lo que ahora recuerdo es tinnitus. —pero... — me ve por última vez de pies a cabeza para luego, verme a los ojos y decirme — me tengo que ir.— dijo con una amable sonrisa que yo le de volvi o eso traté.
— No descuida.— el se despidió agitando su mano y se fue así como aprecio, fugazmente.
Luego de esa loca escena me dispuse a seguir con mi camino, mire mi reloj, todavía faltaba para qué papá saliera de la junta para el nuevo videojuego.
Mi padre era ceo de una empresa de vídeo juegos conocía mundial mente por su software prácticamente perfecto para un sin número de vídeo juegos que el creo desde cero y mi madre por otra parte, era la arquitecta más conocía y muy amada por algunas organización benéficas ala que ella ayudaba.
Eran mi ejemplo a seguir y yo actualmente estaba en el último año de universidad especializando me en administrativa, para después poder ayudar a mi padre, con la empresa.
Decidí ir por un capuchino.
Amo esas delicias el café es gloria, lo tomo por qué me gusta pero no me quita mucho el sueño que digamos o tal vez, ¿Si?
Estuve un buen tiempo en la cafetería para después seguir con la rutina de siempre.
— Hola, señorita Rachele como está.— dijo abriendo la puerta de vidrio.
— Hola bob, ya te dije que me digas Rachele.— dije amablemente y sonriendo por decirle lo mismo cada vez que me ve. Era un hombre mayor de unos 58 años edad, tez morena, pelinegro, con ojos del mismo color y con un poco de barba.
— Pero no es correcto.— dijo recordándome el hecho de por qué no lo hacía.
— Si, lo sé, pero lo que pasa es que la gente no está muy acostumbrada a decirlo.— le dijo levantado ambas cejas animadamente para que no se preocupara.— Por eso dime Rachele, Bob además no es que no me conocieras, me conoces desde que tenía, puff. Cuánto?... seis?— dije tratando de recordar el asintió.
— Bueno señ... —abri mis ojos como platos y le di una mirada seria.— Digo Rachele.—sonreí asintiendo a lo que el también lo hizo y asiendo que sus pocas arrugas se vieran más por la acción.
— Así me gusta...— dije feliz por lo que logré.— Toma.— Le digo extendiendo el café que tanto le gusta con dos de azúcar y un poquito de leche sin lactosa.
—Gracias. —contesto apenado.
—De nada.—le dijo a un más sonriente. Charlamos un rato más.— ¿No sabe donde está mi papá?—el me dice que lo esperé, y van donde Lili la recepcionista, bota el vaso en donde una vez estuvo su café para luego venir a decir lo que hace una segundos le pregunté.
— En su oficina, acaba de terminar la junta.—sonrío.
— Entiendo, Grácias Bob; que tengas un lindo día.— dije sacudiendo mi mano.
— Usted igual.— le escuché decir.
Me dirijo hacia el ascensor para ir a donde papá, lo que observo me deja sin habla por unos segundos. Mi hermana hablando con un hombre muy coquetamente y animadamente, que lindo noten el sarcasmo. Ella estaba jugueteando con al corbata de este.
Lleva dos minutos allí pero ellos seguían en su burbuja de ensueño y fantasía.
— ¡¡Charlotte!!— grite histérica ella dio un brinquito asustada por mi repentino grito. En eso charlotte se dió la vuelta y por fin se dió cuenta que yo estuve detrás de ella todo esté tiempo.
— Hola... — se podía notar de sobra el hecho que estaba nerviosa, muy nerviosa.—hermita...¿có-como estás?... ¿Que ha-haces aquí?— pero también note un brillo que me decía que la dejara solo por esta vez. También note el colgante que le regalé, y como siempre colgar de su cuello.
Me hizo recordar las múltiples escenas donde ellas siempre termina lloraron por un idiota.
Tomé su mano y la aleje de él para decir todo lo que me pasó por la mente, y si me hubieran dicho que sería uno de mis últimos días con ella, jamás lo habría creído pero así es el...
— No necesito repetir lo de siempre por qué ya estoy aburrida de lo mismo, solo te quieren por los beneficios que tú les darás y luego cuando se cansen o se aburran se irán así como vinieron, fácil. — solte entre diente molesta, muy molesta.
— Ya se que es así —grito, levanté mi vista y efectivamente nos miraban.
—Baja la voz o será peor para tí. — le dijo con mi corazón dolido.
Bajo la cabeza y Vi como sus manos se volvieron un punto.— No ves cuánto sufro, ¿Verdad?—dijo eso para luego irse de mi lado y pasar por un lado del chico al cuál ahora yo miro con despreció para al fin irme de ese pasillo.
Entre y presioné el botón.
Que se supone que haga, no quiero que la lastimén pero la persona que hoy la lastimó fui yo por el hecho de decir todo sin detenerme.
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Lexia.✓ [El Origen De Los Sagrados Cristales 1]
خيال (فانتازيا)Todos saben, todos conocen el desenlace menos yo. Yo quería ser yo, ridículo pero si... Si tan solo me hubieran dicho, me hubieran adiestrado de todo lo que venía hacía mí sin siquiera enterarme. Greenville pensé que sería mi solución más sin embar...