Lumère, darling

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Primer amor. No es tu primer novio, ni tu primer beso, y tampoco es a quien le regalaste tu primer te amo. El primer amor es más que eso y Louis y Harry lo saben.

Es la primera persona por la que sentiste cosas inigualables (como las inmensas ganas de gritar cuando sabes que él gusta de ti), cuando haces cosas que nunca pensaste que harías (como escapar de tu casa a media noche), es con quien nacieron los sentimientos más puros (tal vez el sonrojo o las miradas intensas). Y es mágico, porque ignoras el inminente hecho de que acabará, y en realidad no importa.

Es ese que no olvidas pero aprendes eventualmente a vivir sin él.

Algunas veces es largo, fácil y hermoso. Algunas veces es duro pero encantador. Otras, sin embargo, es momentáneo, como una estrella fugaz; breve pero hermoso.

Como en el caso de Louis y Harry, que al final no tuvieron un buen sabor de boca pero eso se va rápido al recordar los dos preciosos meses que pasaron juntos. Y ahora cada quien actúa como si aquello no hubiera pasado en realidad, como si fuera parte de un hermoso sueño. Aunque en las noches duerman imaginando algún final diferente o tratando de olvidarse en los brazos de otro (algo que no van a admitir en voz alta de todos modos).

Casi cuatro años desde que su primer amor termino y ellos siguieron sus vidas como no creían que harían antes de conocerse.

Louis atravesando la universidad con veintidós años, yendo de fiesta en fiesta, con un nuevo grupo de amigos y chicas por cada uno de sus dedos.

Harry creando nuevos recuerdos junto a su padre, disfrutando su mayoría de edad con muchas fiestas y chicos por cada una de sus extremidades.

Ellos mentirían si dijeran que aún recuerdan como es estar en los brazos del otro, sin embargo ellos tienen en su boca el sabor del otro aún y las caricias están pintadas permanentemente en sus cuerpos. Porque se han convertido en un secreto, lo más preciado que tienen es un secreto y no se arrepienten porque además de ellos dos nadie sabe que es lo que realmente pasó, no hablan de ello frente a otros y se imaginan de vez en cuando sonriéndose.

***

Esta es la cosa; hay un deportivo negro estacionado en un acantilado admirando la hermosa ciudad y Harry y Louis están dentro observando la gran extensión de brillantes estrellas que alumbran el oscuro cielo y ninguno de los dos sabe como llego ahí. Solo saben que uno esta en la universidad y el otro acaba de mudarse de nuevo a Doncaster.

Hay un momento en el que, cuando sus ojos se cansan de ver estrellas, comienzan a hablar de su relación. Y ríen de los recuerdos, sin dejar de mirar sus ojos (solo cerrándolos de vez en cuando por las carcajadas) y sintiéndose amados de nuevo, como si lo que contaran hubiera pasado hace unas semanas y no hace cuatro años.

-¿Recuerdas la vez que Niall no dejó de jodernos porque me vio agarrando tu trasero?- cuestiona el mayor divertido, haciendo que Harry se sonroje y ría un poco.

-¿O cuando Liam insinuó que yo seria el activo de la relación?- en ese instante los dos inflan sus cachetes reteniendo las risotadas, pero no es por mucho porque segundo después el auto esta lleno de risas fuertes y desordenadas.

Cuando sus respiraciones se calman un poco, Louis saca unos dulces de miel de la guantera y Harry da un respingo.

-¡Oh, Dios! Amo esos dulces, dame, dame, dame- ordena, estirando sus brazos para arrebatarle la bolsa.

-Te hacen daño- advierte el ojiazul recordando la indigestión que paso su novio en ese entonces.

-Ya no tengo quince años, Lou- dice Harry, mirándolo a los ojos con cariño.

-Lo sé

-No soy más un niño

-Lo sé, pero no importa que tan grande seas seguirás siendo mi bebé- aclara susurrando el ojiazul, mirando de reojo la reacción del rizado.

Hacen silencio una vez más y escuchan al viento chocar contra los árboles y a los grillos cantar.

Y se miran de nuevo, aprecian sus cambios y saben que en realidad nada ha cambiado porque siempre van a ser ellos dos.

-Esto es tan como mi abuelo- Louis dice arrugando la nariz en un gesto infantil.

-¿De qué hablas?- Harry curiosea un poco.

-Ya sabes esta cita a la luz de las estrellas y tu hermosa risa y yo siendo caballeroso- explica y Harry se congela.

Para él todo esto si era una cita pero había una parte de su corazón que le advertía a gritos no hacerse ilusiones y ahora lo único que hace es bombear más fuerte y rápido y todo es tan hermoso.

-Puedo, ¿puedo besarte?- titubea en voz baja, sus verdes ojos derramando esperanza y sus mejillas rojas.

-¿Seguirás amándome en la mañana?- Louis lo cita, y se sienten en un dejá vu, sonriendo tímidamente y es que ha pasado tanto tiempo pero aún recuerdan el sabor de sus bocas en el primer beso.

-Por siempre y para siempre, bebé- han cambiado los roles esta vez al preguntar y responder pero en realidad no importa, por que en lo único que pueden concentrarse es en el sabor de los labios del otro presionando contra los suyos.

El primer amor no es para siempre.

Pero como todo en la vida tiene excepciones a veces si dura para siempre.

(Y puede que tal vez después de ese beso Louis lo haya transportado a los asientos traseros de su deportivo y tal vez hicieron el amor debajo de las hermosas estrellas y puede que tal vez después de eso ellos se llenaron la cara de besos mientras susurraban bastantes "te amo's" y tal vez Harry lloró un poco).

(Sólo tal vez, ellos sean para siempre).

Y es como te das cuenta de que este amor es único en su clase.

This love is one of a kind » stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora