Capítulo 3

445 37 14
                                    

Estoy durmiendo tranquilamente hasta que siento el peso de alguien sobre mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy durmiendo tranquilamente hasta que siento el peso de alguien sobre mí. Rápidamente abro mis ojos asustada y observo a Lucy, quien está sobre mi cuerpo con una sonrisa.

—¿Qué sucede? —inquiero confundida y con un sueño.

Lucy sonríe y se levanta, luego corre hacia la cama de su hermana y comienza a sacudirla como loca.

—¡¿Qué te pasa Lucy?! —grita con enfado Susan.

Me encojo de hombros ante su mirada y la pequeña toma mi mano.

—Debo contarles algo.

—¿Debe ser ahora? —pregunto bostezando.

Tira de nosotras hasta la habitación de sus hermanos, y como hizo anteriormente conmigo, se arroja sobre Peter, provocando que se despierte.

—¡Peter! ¡Peter! —comienza a gritar ella—¡Despierta! ¡Sí está! ¡Lo volví a ver!

—Lucy, ¿de qué estás hablando? —inquiere abriendo sus ojos.

—¡Narnia! —grita nuevamente con emoción—Sí está en el ropero. Yo se los dije.

—¿Qué? —pregunto más confundida que antes. Acababa de despertar y no entendía que estaba sucediendo.

—Fue un sueño solamente—asegura Susan mientras frunce el ceño.

—Pero no lo fue—responde sin dejar de estar alegre—Estuve con el señor Tumnus.

—¿El fauno? —ella asiente con una sonrisa, feliz de que recuerde todas las cosas que me contó.

—Y esta vez Edmund entró—expone Lucy.

Entre cierro mis ojos y observo al menor de los hermanos con desconfianza.

—¿Tú conociste al fauno? —pregunta Peter mientras me siento en su cama.

Él niega con su cabeza y todos miramos a la pequeña.

—Bueno... en realidad, no entró conmigo—Lucy deja de hablar y mira fijamente a su hermano—¿Qué hacías ahí Edmund?

—Yo, solo fingí contigo—responde.

Mi cara se vuelve seria y todo rastro de sueño desaparece. Rápidamente observo a Lucy preocupada.

—Discúlpame Peter—frunzo mi ceño enojada—Sé que no debí alentarla. Pero, así son las niñas pequeñas.

—Oye—reclamo levantándome.

—Ellas no saben cuándo dejar de fingir—continua él.

Los sollozos de Lucy comienzan a escucharse por todo el cuarto, hasta que ella sale corriendo, siendo seguida por Susan y Peter.

Levanto mi mentón amenazante y me acerco a Edmund.

—¿Te crees muy poderoso por hacer llorar a tu hermana? —pregunto sin esperar respuesta—escúchame bien niñito. Que sea la última vez que la haces llorar.

Él abre su boca y la cierra varias veces, sin creer lo que estoy haciendo.

—Y si, eso fue una amenaza. Supongo que ya conoces mi historia en la escuela.

¿Era capaz de amenazar a un niño menor que yo? Hoy lo confirmé.

Sin esperar más nada, salgo de la habitación. A unos cuantos pasos me encuentro a los tres Pevensie, la señora Macready y, por primera vez, al profesor. Que, sin ofender, parece que está un poco loco.

—... Necesita una taza de chocolate—escucho cuando me acerco.

Me aproximo a Lucy y tomo su mano. La señora Macready nos dirige hacia la cocina y llama a Betty, una de las sirvientas.

Cuando ambas adultas se retiran, luego de darnos una taza con chocolate. Lucy se acerca a mí y la subo sobre mi regazo, ella abraza mi cuello y esconde su cabeza en él.

—¿Quieres dormir conmigo? —ella asiente y me levanto de la silla, cargando a la menor de los Pevensie.

Camino hacia nuestro cuarto, mientras Lucy duerme. Abro la puerta con mi mano derecha y entro a la habitación.

Acuesto a Lucy en mi cama y luego me acomodo a un lado de ella, provocando que abrace mi torso. Apoyo mi cabeza sobre la suya y acaricio su cabello con mi mano.

Cuando el sueño invade mi cuerpo, beso la frente de Lucy y cierro mis ojos, cayendo en los brazos de Morfeo.


━━━━━━✧♛✧━━━━━━


Lucy había decidido que solo hablaría conmigo e ignoraría a todos sus hermanos. Una mañana, cuando todos nosotros estábamos en el patio. Susan, Edmund y Peter jugaban con una pelota mientras Lucy y yo estábamos sentadas en el suelo.

—Peter se prepara y está listo para otra anotación—observo al mayor de los Pevensie quien arroja la pelota a su hermano y lo golpea—ups.

—Despierta bello durmiente.

Dejo de prestarles atención y me recuesto en el pasto, escuchando a Lucy quien lee un libro.

El ruido de un vidrio romperse interrumpe la lectura de la pequeña, ambas giramos nuestras cabezas y vemos una ventana rota.

Rápidamente los cinco corremos hacia el lugar y encontramos una armadura esparcida por el suelo.

—¿Qué hiciste Ed?

—Así me la lanzaste—se defiende el pelinegro de su hermano.

Comenzamos a escuchar los gritos de la señora Macready, quien dirigía un grupo de visitantes y les mostraba la mansión.

Peter toma mi mano y junto a sus hermanos corremos rápidamente para poder escapar. Intentamos entrar por distintas puertas, pero todas están cerradas con llave. Edmund logra abrir una y todos entramos, el menor de los Pevensie se acerca al ropero y nos ordena que nos metamos.

—Debe ser una broma—exclama Susan.

Comenzamos a entrar al armario, siendo empujados entre sí.

—Me estás pisando, idiota—susurro con una mueca de dolor.

—Perdón—responde Peter alejándose.

Los cinco nos movemos hacia atrás para que la señora Macready tenga menos posibilidades de encontrarnos.

—¿Qué es ese olor tan asqueroso? —pregunto con disgusto y asco.

—Son bolas de naftalina—responde Susan.

Seguimos retrocediendo hasta que el suelo se vuelve más suave y caigo hacia atrás. Frunzo el ceño confundida y miro alrededor, encontrándome en un lugar lleno de nieve.

—Pero, ¿qué?—susurro asombrada.

Warrior Woman ➣ Las Crónicas De NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora