Mirando al Cielo

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Estaba anocheciendo, y el equipo 7 seguía haciendo una misión de su debido rango a regaña dientes, sobretodo Naruto, ese cabeza hueca. En medio del bosque, Kakashi-sensei decidió que debíamos descansar, ya mañana seguiríamos para el regreso a Konoha. Nos encontrábamos agotados, apenas y podíamos seguir. Fue la opción más sensata.

—Chicos, creo que debemos hacer una fogata y reservar chakra.

—Ya era hora—bufé. De verdad estaba cansada.

Extrañamente Naruto, tan energético, no reprochó. Y con razón. Nos habíamos topado con unos criminales provenientes de la Aldea de la Arena y fue difícil sacarnos de esta, si no hubiera sido por nuestro sensei: el Ninja Que Copia.

Comimos en silencio y me recosté. Al segundo, escuché los ronquidos de Naruto y reí. Divisé a Kakashi-sensei y también lo acompañó en sus sueños, supongo que Sasuke se había adentrado a un sueño, pero no hacía ruido a comparación de nuestro rubio amigo. Se le veía tan tranquilo...

No conseguí conciliar el sueño, así que me levanté.

Había un pequeño lago a menos de tres minutos y comencé a entrenar para despejar mi mente. Haber fracasado, o empatado, en el examen Chunnin me hizo darme cuenta lo inútil que era, sin utilizar ningún jutsu que me identificara. Quería practicar uno, propio de mí. Estaba caminando sobre el agua pensando cuando escuché a alguien venir y me puse alerta.

¿Quién se encontraba ahí?

—Soy yo—escuché la voz de Sasuke.

Me tranquilicé al instante.

—Sasuke-kun...

En este punto, ya no me sentía tan nerviosa al hablar con él. Sería tonto, Sakura, me dije a mi misma. ¡Convivimos casi todos los días! Sasuke se echó hacia el pasto, en silencio y me acerqué a él dudosa.

—Te irás pronto, ¿verdad?—le pregunto.

Me mira confundido.

—A entrenar... para el último examen.

—Sí—se limita a decir.

¿Por qué es así conmigo? O con todos... Algo lo notaba diferente, se veía... ¿triste? ¿Asustado? No lograba descifrar que le sucedía, pero estaba segura que no todo marchaba de peleas.

—¿Estás bien, Sasuke-kun?

Me acosté a su lado, mientras que el estaba viendo las estrellas, así que, me dediqué a hacer lo mismo.

—Me tengo miedo—confesó.

Inmediatamente, capté. La marca de maldición que le puso el ser extraño ese lo ha tenido afligido, temeroso.

—Me sellaron la marca—prosiguió lentamente—Aún así, tengo miedo.

Jamás había hablando conmigo, menos de sus sentimientos. De cierta forma, me agradaba que sintiera que puede hablar conmigo. Quisiera decirle que siempre lo escucharé.

—No entiendo mucho eso, Sasuke, pero ¿habrá alguna forma de deshacer la marca?

—Moriría, supongo.

Mi corazón latió aceleradamente. No quisiera vivir en un mundo sin Sasuke...

—¿Estás seguro?

—Sí.

—¿Seguro?

—¡Sí!—dijo molesto y suspiró con voz tranquila—Sí, Sakura.

Sentí escalofrío cuando me llamaba así. La manera en que lo pronunciaba me resultaba magnética.

—No sé cómo, tú...—comenzó a decir—Olvídalo.

—¿Yo qué?

—Nada.

—Sasuke-kun, no me hagas golpearte.

—No me puedes hacer ni un rasguño.

—Mmm... puede ser.... ¡Pero en unos meses podré!

Volteé a verlo, para apreciar su rostro, estuvimos viendo a las estrellas sin vernos mientras hablábamos. Su mirada se giró hacías mí, con el ceño fruncido. Sus ojos... tan negros y tan bonitos. Siempre tenía una mirada determinante y ahora se veía solamente asustado.

Volvió a ver a las estrellas, apartando la vista.

—Quiero que me ayudes—dijo.

¿Yo? ¿Escuché bien?

—¿En qué podría ayudarte yo, Sasuke-kun?— reí nerviosa—Manejar el chakra no es tan difícil, sólo tienes que...

—En eso no, Sakura.

—¿Entonces? Me estás confundiendo.

—No sé cómo tú, sin utilizar ningún jutsu ni algún tipo de sellado, hiciste que la marca de maldición desapareciera, en el Bosque de la Muerte.

Me sonrojé, y agradecí que no pueda ver mis mejillas tapizadas de rojo. Aquella vez estábamos en aprietos en el Bosque de la Muerte, Sasuke estaba enloquecido cuando se dio cuenta que alguien me había lastimado, parecía otra persona... Y una muy oscura. Mi mente no podía reaccionar, pero necesitaba que Sasuke se detuviera.

Entonces lo abracé, arriesgándome a su oscuridad. Por suerte, consiguió calmarse a través de mi abrazo... Aún no logro entender el porqué.

—Yo tampoco lo sé.

—Ni Kakashi llega a entenderlo, sin llegar a conclusiones patéticas.

—Entonces, ¿qué quieres hacer?

—Este mes, entrenaré con Kakashi pero... podemos vernos en el campo donde siempre entrenamos por las noches o cuando pueda.

¿Vernos? ¡Sasuke-kun y yo! ¡A solas!

—Quiero probar algunas cosas, con mi marca y que tú estés conmigo. Si bien, se encuentra sellada, puedo pedirle a Kakashi que entrenemos eso pero no le diré que me ayudarás. No lo permitiría.

—Entiendo... está bien, yo no tendré cosas que hacer—dije avergonzada.

—Te ayudaré a entrenar, para que te prepares más.

—Uh... claro, estaría muy bien.

Sasuke se levantó y no pude morirme de la felicidad sonriendo como tonta en el pasto.

Sasuke quería le que ayudará y yo estaba dispuesta a hacerlo.

Mi Flor de Cerezo (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora