Dango

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Habían pasado los días. Sasuke y yo entrenábamos cada día; control de chakra en su mano, control de chakra en agua —el cual ya dominaba perfectamente— y él me ayudaba a ser más rápida. Me di cuenta que Sasuke ahora tenía una gran velocidad por el entrenamiento con Kakashi-sensei, una velocidad incluso comparada a la de Rock Lee sin pesas. Es algo sorprendente. Digno de un Uchiha.

Pero lo mejor de las noches que pasamos era el camino a casa; siempre, en silencio, volvemos a mi casa y vamos tomamos de la mano... Me siento tan pero tan feliz. Y sé que él está muy cómodo con mi compañía.

El día de hoy es el último día de entrenamiento. Ha sido un buen camino, que quisiera que no se acabara nunca el tiempo entre nosotros a solas.

Sasuke me había dicho que esta vez yo fuera al campo, y eso hice. Iba llegando cuando me encontré a Sasuke, con su ahora regular vestimenta negra, de espaldas. Volteó a verme sin girarse y enmarcó una media sonrisa.

—Sakura.

Sentí un pequeño calor en mis mejillas.

—Sasuke-kun—me acerqué y vi que tenía una caja en sus manos—¿Qué traes ahí?

Me extendió la caja para que la tomara. Confundida, lo hice y la abrí. Era tres palitos de dango.

—A mí no me gusta el dulce—dijo después de aclararse la garganta—Son para ti.

Le sonreí emocionada y reí. Me trajo dango.

—Gracias, Sasuke-kun—tomé uno y comencé a comerlo.

Me senté y Sasuke me acompañó a mi lado.

—¿No quieres probar?

—Sí los he probado pero no...

—¡Vamos, toma uno!

Le acerqué el dango y abrió la boca. ¿Quiere que le dé? Me eché a reír antes de hacerlo y me estaba viendo con el ceño fruncido.

—Eres un niño, Sasuke-kun—dije aun riendo.

Lo vi... ¿sonrojarse?

—Dame eso—dice, para después arrebatarme el dango.

—¡Oye!—me quejé, así que me lo regresa para después tomar otro dango.

Este tenía de 3 colores; uno rosa, el otro blanco y el último verde.

—Compré los que tenían color rosa... por tu cabello.

—Tienes una extraña obsesión con mi cabello—bromeé pero no se rió.

—Hmp—dijo, fingiendo estar molesto—¿Quién más tiene el cabello rosa? Es extraño.

—Pues yo—dije obvia.

—Es curioso—dice lentamente—Te llamas Sakura y tienes el cabello rosa, eres como una flor de cerezo que nunca se marchita.

Me quedé sin habla. ¿De verdad está diciendo eso o estoy metida en un genjutsu? Lo observé detenidamente y él se dio cuenta, así que se convirtió en una pelea de contacto visual.

Acerqué mi rostro y pude ver que se sorprendió pero no se alejó. Sus ojos negros... me hacen querer perderme en ellos. Alejó el dango y después colocó una mano en mi cara para acariciarla.

—Sasuke-kun...—susurré.

Apenas pude pronunciar su nombre, porque sus labios se acercaron a los míos. Cerré los ojos y comencé a mover mis labios con los suyos convirtiéndose en una sincronía entre ellos. Tiene unos labios tan dulces. Dejé caer el dango y me aferré a su cuello, nos estábamos besando con dulzura e inocencia. Mi primer beso... con Sasuke-kun. Me separé de él por unos pocos centímetros y pude ver que sonreía. Me devolví a sus labios y comencé a besarlo de nuevo, Sasuke, con una intensidad, me movió para acostarme mientras nos besábamos y se posicionó arriba de mí. Mi corazón estaba a punto de estallar.
Se separó de mis labios y se quedó mirándome, estaba arriba de mí mirándome con dulzura.

—Sakura—musitó y con su mano, comenzó a acariciar mi mejilla—Eres muy... hermosa.

Me sonrojé y él sonrió al verme roja. Escucharlo decir eso, cuando la primera vez que estuvimos solos me dijo que sólo era una molestia, esto era diferente, algo inexplicable. Lo que siento por Sasuke no es un capricho, es amor.

—Sasuke-kun—reí.

—¡¿Quién anda ahí?!—escuchamos una voz masculina.

Sasuke se levantó, tomó mi mano y nos fuimos corriendo con rapidez. Esa voz... yo la conozco.

—¿Era Genma?—le pregunté a Sasuke y asintió.

Era el sensor que estaba encargado de las peleas preliminares. Si nos hubiera encontrado, hubiera sido problemático. No es que estuviéramos haciendo algo malo pero... me sonrojé de solo acordarme.
Llegamos al techo de mi casa y Sasuke me tomó las dos manos.

—Hoy no hay por qué entrenar—dijo—Sólo... quería verte antes de la última etapa de los exámenes.

—Sé que te irá bien, Sasuke.

Y espero que le vaya bien. Va contra Gaara. Pero estoy segura que Sasuke lo derrotará... Creo.

—Gracias por todo—dijo y le sonreí dulcemente.

—Gracias a ti por dejarme estar a tu lado.

—Me gusta que estés a mi lado.

Me aproximé y lo abracé. Se quedó atónito, sin saber cómo reaccionar.

Te quiero, Sasuke.

Me separé de el y le sonreí.

—Bueno, ve a descansar y mañana estaré apoyándote a ti y a Naruto.

Se acercó solo para acariciar mi mejilla.

—Adiós, Sakura. Mañana me verás como le pateo el trasero a Gaara.

Ojalá sea así.


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Mi Flor de Cerezo (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora