Solo debes observar la naturaleza para entender que todo tiene su curso.
El agua fluye a su ritmo, atraviesa y va surcando su camino de manera constante, contundente y además va nutriendo a su paso sus alrededores. Es tan diversa en sus facetas, como en sus presentaciones. Podrá convertirse en un pequeño charco o en un estruendoso rio, un lago pacífico o en un manantial fluido pero sin alterar, siempre en movimiento.
Los árboles son sabios, guardan en su interior capas de historia y conocimiento, celosamente llevan el registro de los ciclos climáticos anuales y sin importar si hayan sido buenos o malos, aún así año con año son capaces de florecer nuevamente y renovarse, mantiene comunicación con el subsuelo, como con la estratósfera, así de amplia es su comunicación.
La tierra es fuerza, base de vida, nutriente y diversa. De acuerdo al clima, aporta y se compone de distintos nutrientes conteniendo lo necesario para la vegetación local. Es seca, es húmeda, es suave y áspera, es amarilla, café o roja, Es multifuncional, conforme lo necesite su entorno.
El aire, el aire siempre es el mismo fluye libre a veces lento, a veces rápido. Es suave y terso, o áspero y seco, húmedo y pegajoso, o frío y cortante. Potencializa y da esa característica esencial al clima correspondiente.
La sociedad de seres vivos es tan diversa y en algunas partes inclusive desconocida, pero la cadena alimenticia es totalmente equilibrada y el equilibrio de la misma naturaleza es sabio y maravilloso. Cada ser vivo aporta y elimina conforme le corresponde.
Por último el sol, sin importar que no se encuentra físicamente cerca es el elemento primordial de la dinámica natural del ecosistema, el principal alimento, el motor y la energía para la vida.
Nosotros en sí mismos somos un ecosistema, y así funcionamos:
Nuestro árbol sabio se conforma del cerebro en conjunto con el sistema nervioso central y periférico y nuestro esqueleto. La comunicación verbal y no verbal debe fluir constantemente y coherentemente en todas direcciones, vía intuitiva, vía energética, vía sangre. Debes escuchar a tu cuerpo.
La tierra, tu realidad y tu entorno. El piso bajo tus pies, el punto de partida interno y externo. Debes recordar que es multifuncional. De que debes adicionar o quitar para que sea óptima para el desarrollo de tu ecosistema saludable. Debes observar tu entorno y analizar que necesitas y nutrirlo.
El agua es nuestra mente, toda la vida gira entorno a ella. Si está limpia y fluye, reverdece la vida e inyecta lo que se necesita a la tierra para que florezca la semilla y de frutos. Así tus pensamientos, inyectan la intención y la idea y la energía con carga positiva a tu entorno para que florezca y sea saludable. Si por el contrario, el agua está contaminada y se estanca, podría generar sequía o inclusive zonas pantanosas, en dónde si quedas atrapado, te estancas y te hundes. Cuida el agua, no la desperdicies y canalizarla para generar una tierra fértil y generosa consigo misma.
Lo más complejo de un ecosistema y en algunos hasta desconocido es su cadena de seres vivos, su complicada cadena alimenticia aún así es equilibrada, activa y funcional. Así son nuestras emociones y sentimientos, pueden poner patas arriba todo y alterar el entorno con tal fuerza que cuando llega una nueva u otra se extingue, cambiará y reestructurará por completo el orden generando un caos hasta su readaptación y esto no significa que sea malo, ni tampoco eterno, simplemente es necesario y mientras esto sucede, lo demás seguirá ahí sin derrumbarse, ni acabarse, ni eliminarse. Es solo darle tiempo y fluir constantemente confiando en que todo tomara de nuevo su curso. Nuestras emociones funcionan similar a esto, si interiormente generamos un caos, no será eterno... Solo debes recordar fluir un día a la vez confiando que tú reestructuración adaptará tu ecosistema para volver a florecer. Cada experiencia se registrará en tu árbol y crecerás un poco más, darás más sombra y extenderás más tus raíces bajo la tierras, darás más frutos. Te invito a que leas e investigues sobre el cambio del ecosistema de Yellowstone en Estados Unidos a través de los años a partir de qué liberaron una manada de lobos. En resumen: todo volvió a la vida.
El aire es como tu energía, no se ve a simple vista, pero se percibe, se siente, invade por dentro y por fuera y nunca deja de fluir por todos lados, dejando siempre rastro y vida. Porque también nutre y emana el reflejo del clima. Así nuestra energía emana el reflejo de nuestro propio clima interno y lo lleva a recorrer todo nuestro ecosistema. Potencializa tu clima.
El sol, es el alimento de nuestra guía espiritual sin importar que espiritualidad te guíe o profeces, el fin es el mismo en todas. Alcanzar la luz y la iluminación en tu vida.
Por último, adicional a todo esto influye el tiempo y el cosmos integrando las estaciones del año y como viven su ciclo cada ecosistema de acuerdo a su ubicación sobre lo cual el ecosistema no tiene control, solo fluye y adapta sus procesos sacando el mayor provecho. Así debemos aprender a fluir también nosotros sin importar que estación del año sea, osea sin importar cuan difícil se encuentre la situación actual externa en la sociedad y la ubicación que te encuentres, la clave está en tu adaptabilidad para sacar el mayor provecho y que tú ecosistema interno siga funcionando de la manera más óptima aún sin tener el control absoluto, simplemente no dejar de funcionar, florecer y seguir creciendo.
Con amor, Chyo
ESTÁS LEYENDO
Reflexiones sobre la vida
SpirituellesEspero que encuentres en estos mensajes palabras que reconforten tu alma. Escritas de corazón a corazón.... Sígueme en redes sociales para más contenido: @chyorosas (Facebook, Instagram, Twitter) Suscribete al blog: www.chyorosas.com