skinship ; renmin ✓

sleepover

La cena con la madre de Renjun estaba yendo a la perfección. Jaemin y la madre de Renjun hablaban de diversos temas, Renjun y su padre se dedicaban a comer en silencio, de vez en cuando reían de sus anécdotas pero no participaban en la conversación.

Tanto Renjun como su padre se sentían incómodos si hablaban mientras comían, ¿y si tenían algo en el diente mientras contaban teorías alienígenas? Nadie les tomaría en serio.

— Renjun es un alumno excelente, lástima que no pudimos acomodarlo conforme a su edad.

Y algo que probablemente faltó mencionar es que Renjun fue atrasado por un año cuando volvió de un intercambio rápido de China, su desánimo fue tanto porque ya no podría compartir clases con su mejor amigo y mucho menos podría molestarle pinchando sus mejillas con el borrador de sus lápices.

— Todos los profesores que tuve hablan maravillas de él— comentó Jaemin emocionado, su mejor amigo era un chico demasiado inteligente y talentoso, estaba demasiado orgulloso de poder decir que Ren era un geniecillo.

El chinito se limpió la boca con aquella grande servilleta y negó riendo.— No me des tanto reconocimiento, tú me has ayudado un montón con deportes y lengua— comentó Renjun viendo a su menor.

Madre y padre observaban con atención los ojitos brillosos de ambos chicos.
Tarde o temprano terminarían siendo pareja y ellos estaban más que preparados para felicitarlos a lo grande.

La plática fluyó con normalidad, Jaemin no dejaba de darle miradas disimuladas al chico con aspecto delicado, quien no dejaba de comer por más que los demás platicaran.

Jaemin quería abrazarlo en ese mismo momento, tal vez era por sus mejillas rechonchas, aunque bueno, Jaemin siempre quería abrazar al chico.

Recién la cena terminó, todos los presentes comenzaron a levantar los platos, a limpiar la mesa y a disculparse porque Renjun había dejado caer un plato por accidente.

Genial, más retraso para Jaemin quién tenía unas ganas inhumanas de abrazar la anatomía pequeña de su hyung.

Renjun se dejó caer en su cama y suspiró profundamente, Jaemin se lanzó junto a él y lo atrajo en un abrazo asfixiante.

La pierna de Jaemin rodeó la pequeña cintura del chico para acercarlo más hacia su cuerpo. Adoraba abrazarlo de esa manera tan sobreprotectora.

— ¿Ya sabes con quién irás al baile de bienvenida?— preguntó Renjun apoyando sus manitas en los hombros angostos del menor, si se llegaba a mover un par de centímetros podía darle un pequeño besito esquimal, lo cual no se pudo contener y lo hizo.

— Chaeryeong y Yeji me invitaron, pero no estoy realmente interesado.

— Oh— fue lo único que logró articular el chino, él no había recibido ni una sola invitación en lo que iba desde que anunciaron el baile.

— Estaba pensando en invitarte— habló bajito temiendo por la respuesta de su hyung.

El rostro de Renjun enrojeció repentinamente. Jaemin llegó a ser su crush cuando estaba en primer semestre, pero nunca se atrevió a decir algo al respecto por la situación de Jaemin y Jisung.

— Jun, ¿sigues conmigo?— preguntó el pelirosa agitando los brazos del mayor.

— Me encantaría ir contigo al baile, Nana.

Renjun quería gritar de emoción y presumirles a todos que iría con el chico más guapo del club de baile y equipo de fútbol soccer, pero muy en el fondo sabía que Jaemin lo invitaba por costumbre y no porque estuviese interesado en él de alguna otra forma.

Ambos estaban muy equivocados.

— Me gusta pasar tiempo contigo, y más cuando puedo abrazarte mucho sin que los demás vengan a molestar— susurró Huang apoyando su mejilla junto a la contraria del chico.

Jaemin tomó la cintura de Renjun y comenzó a trazar estrellas imaginarias sobre su suave y tibia piel. Renjun era una estrellita bonita y resplandeciente, por lo que su subconsciente solía ser el encargado de trazar esas figuras.

— A mi también me gusta pasar tiempo contigo— susurró de la misma manera apretando más sus cuerpos sin alguna mala intención.

Cuando menos se dio cuenta, Jaemin tenía a su pequeño mejor amigo dejando salir suaves ronquidos de su boquita tan tentadora. Renjun estaba durmiendo abrazado como koala al cuerpo de Na, y el coreano solo pudo sentir su corazón cálido por la escena

Renjun se veía adorable durmiendo, aunque el chino de por sí lo era.

— Descansa, Junnie— susurró el pelirosa después de haber depositado un besito en la cabellera plateada del extranjero.