skinship| Renjun y Jaemin son mejores amigos que se tratan como algo más.
∆renmin
›na naemin × huang renjun
∆homosexual
∆soft
∆los capítulos no siguen un orden en específico
∆historia corta
∆mención de nohyuck y hyunin
Inicio [271120]
Fin [02022...
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9 años de edad
Dos pequeños niños vestidos con prendas enormes y acogedoras son observados corriendo entre risas de un lado a otro por la extensión del parque de juegos, riendo por el hermoso manto blanco que cayó y pintó las aburridas y grises aceras de la concurrida ciudad de Jeonju.
Las risitas tiernas y traviesas eran como el canto de los ángeles para ambas señoras que veían jugar a los niños con la nieve helada, a estos poco les importó la baja temperatura porque después de todo, estaban juntos contra el mundo.
— Nana, ayúdame a hacer un muñeco de nieve— comentó el extranjero de voz chillona mientras cargaba con su cubeta y utensilios de plástico que originalmente estaban hechos para la arena.
El castañito de nombre Jaemin corrió en dirección a su mejor amigo y se lanzó en sus brazos abrazándolo fuertemente, abrazos de oso llenos de amor le llamaba Jaemin.
— ¿Esos no son para la arena?— preguntó en tono divertido el menor, obteniendo como respuesta un golpe amistoso por parte de Renjun.
Renjun desde siempre había sido un poco agresivo. El chiquillo era delicado pero tenía un carácter muy particular, por ello mismo, Jaemin solo evitaba hacer enojar a su mejor amigo, Renjun sí que tenía una mano muy pesada.
— ¿Me vas a ayudar o no?
Y así fue como ambos niños de nacionalidades distintas comenzaron a hacer un muñeco de nieve con utensilios para la arena, al cual llamaron Jaejun en honor a la combinación de sus nombres.
— Jaejun es un bonito nombre— comentó Jaemin sonriente tras presenciar su obra de arte, la cual consistía en solo dos bolas de nieve puestas una sobre otra con dos ramas que encontraron debajo de un árbol a los costados.
Renjun asintió concordando con el contrario, tomó la manita de Jaemin y las entrelazó como solo ellos podían hacerlo.
— Mamá y yo vamos a hornear galletitas, ¿vienes?— preguntó Jaemin observando a su mejor amigo que lucía demasiado adorable con su nariz y mejillas sonrosadas por la temperatura que cada vez bajaba más.
— ¡Sí quiero!
La verdad era que los padres de Renjun trabajaban mucho y rara vez tenían tiempo para hacer actividades tontas como lo vendrían siendo el hornear galletas, leer cuentos para dormir o el tener cenas juntos. El solo pensar en que haría galletas le ponía muy feliz.
La señora Na y Jaemin habían llegado como ángeles a su vida, los Na estaban dispuestos a incluirlo en sus planes sin importar que tan temprano o noche fuera.
Así fue como dos niños que lucían adorables de acercaron en dirección a la señora Na y a la señora Lin, quienes se encontraban conversando sobre recetas de postres y tés.
— Señorita Lin— el pequeño Renjun tocó el hombro de la bonita señora canosa que se encargaba de cuidar al chino.
— Dime, Ren— la atención de la señora Lin se dirigió completamente hacia el adorable niño que hacía de sus días más ocupados y completos.
