girls

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Jaemin dejó su tarea a medio concluir, importándole poco luego de escuchar las claras palabras de una de sus compañeras de clase

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Jaemin dejó su tarea a medio concluir, importándole poco luego de escuchar las claras palabras de una de sus compañeras de clase.

“Renjun y una chica se están peleando”.

Eso era malo.

Corrió lo más rápido que pudo, rodeando a los alumnos que se encontraban entre los pasillos que conformaban el camino más corto para llegar a la cafetería, lugar en donde se llevaba a cabo el desastre del cual sus compañeras hablaban.

Recién llegaba y ya todo era un desastre de gritos.

— ¿Por qué tienes que ser demasiado empalagoso con Jaemin? Sabes que me gusta y sigues detrás de él como perrito detrás de un hueso— renegó la castaña arrojando su batido al suelo mientras que uno de sus dedos golpeteaba la frente del chino.

Nunca, ni siquiera estando bajo los efectos del alcohol, derramaría su batido sobre el extranjero, tal vez lo odia, pero ella sabe de lo que es capaz de hacer aquel chico de apariencia adorable.

— JiIn— con tono firme Jaemin se metió en medio de las palabras cargadas de odio y asco hacia su mejor amigo—, deja a Renjun en paz.

Sin esperar respuesta por parte de la chica, tomó la manita del chico y lo sacó de la cafetería lo más pronto posible.

— ¿Te hizo daño?— inquirió el pelirosa tomando en manos el rostro del contrario en busca de algún rasguño, sangre o algún hematoma.

Renjun negó y se dejó abrazar por Jaemin, quién rodeó sus hombros dejando salir una sonrisa por lo estrechos que estos eran. Suele reírse de sus pequeños hombros, sí, pero abrazarlo y rodearlo completamente es una de sus cosas favoritas.

— Mamá quiere que vayas a comer un día de estos— comentó el mayor jugando con la corbata del alto.

Jaemin sonrió aún más recién escuchó las palabras del pequeño chico.— Mañana puedo ir, también podemos hacer pijamada para terminar de ver esa serie que tanto te gusta.

Renjun se emocionó de tan solo escuchar la sugerencia de Jaemin, sabía que el ver películas y series con el menor era una increíble razón para ser abrazado y obtener cariños por parte del contrario.

Y vaya que Renjun adoraba ser mimado por su mejor amigo.

Renjun pasó sus bracitos por el pecho de Jaemin y aspiró su aroma. Olía a menta y hierbabuena, tenía que admitir que era adicto al aroma del sonriente pelirosa.

— Nana, te quiero— soltó el mayor de manera casi inconsciente.

Y no era sorpresa para Renjun, desde varios días atrás había comenzado a sentir las famosas mariposas en el estómago cada que veía a Jaemin sonreír o acercarse en su dirección con los brazos abiertos. Su corazoncito saltaba alegre cuando se abrazaban o cuando se daban inocentes besitos en las mejillas o frentes.

skinship ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora