party

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Cuando Na Jaemin y Huang Renjun cumplieron los once años hicieron una promesa

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Cuando Na Jaemin y Huang Renjun cumplieron los once años hicieron una promesa.
Si ninguno de los dos había dado su primer beso al cumplir los catorce, ellos mismos lo darían al mismo tiempo. El uno con el otro.

En un inicio fueron pequeños e inocentes besitos en la boca contraria, esto no duró más del mes, no querían arruinar su amistad con sentimientos tontos e innecesarios.

Jaemin se terminó enamorando de Park Jisung y dejó de lado a Renjun, tal vez por aquella misma razón el chino había vuelto a su país de origen a un intercambio por asuntos escolares y artísticos.
Desde entonces no volvieron a darse besos inocentes.

Jaemin veía anonado desde su asiento en el automóvil el maravilloso desastre que se había formado afuera de la casa de Chanhee, el chinito a su lado observaba un poco asustado lo que sucedía frente a sus narices

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Jaemin veía anonado desde su asiento en el automóvil el maravilloso desastre que se había formado afuera de la casa de Chanhee, el chinito a su lado observaba un poco asustado lo que sucedía frente a sus narices.

Si era un desastre afuera no quería pensar en cómo estaría dentro de ella.

Renjun varias veces asistía a reuniones calmadas y sumamente tranquilas, había alcohol de por medio en aquellas reuniones, pero no bebían hasta perder la consciencia. Muy rara vez asistía a fiestas grandes, generalmente era para acompañar a Jaemin, no era su tipo de ambiente y mucho menos de su agrado.

Esa fiesta era todo un caos de principio a fin. Jaemin y Renjun estaban más que seguros de no salir ilesos de ahí.

Jaemin carraspeó.— ¿Seguro que quieres entrar?

Tomando todo el valor que pudo, Renjun asintió y salió del auto de la madre del menor.

Se arrepentiría a la mañana siguiente, pero un poco de alcohol en su sistema para aligerar el estrés no le hacía mal.

Jaemin bajó y cerró con seguro el auto. Alcanzó a Renjun y tomó la mano que el mayor le extendía.

— Si quieres irte me dices y nos vamos— comentó el alto con voz un poquito fuerte, la música se escuchaba hasta afuera de la casa, tanto que sentía que si no gritaba su voz no podría ser audible.

Y demonios. Renjun se veía adorable usando todas y cada una de las sudaderas del pelirosa, le quedaban enormes y eso le hacía lucir más precioso de lo normal, más aún por las largas mangas que cubrían sus manos.

Jaemin besó la frente de Renjun antes de entrar a la multitud de personas.

— No me voy a ir de tu lado.

Huang asintió con una sonrisita en labios y se adentró a la casa.

Bien, Jaemin no recordaba cuando su mejor amigo se había ido de su lado

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Bien, Jaemin no recordaba cuando su mejor amigo se había ido de su lado.

Sus ojos estaban fijos en la pista de baile en donde Donghyuck, Chenle, Jeongin y Renjun bailaban junto a un chico bajito con cabellos rosados y pecas.
Todos los chicos de aquel grupito eran atractivos y bonitos, pero los ojos de Jaemin estaban fijos en lo precioso que se veía Renjun con el cabello sudoroso y ojitos brillantes.

El maquillaje neón que Donghyuck le había colocado en el rostro comenzaba a correrse con el sudor. Las estrellitas verdes, amarillas y rodadas que tenía se volvieron figuras extrañas y abstractas, pero que sin duda lucían más que llamativas en un rostro tan bonito como el que poseía Renjun.

Pasaron varias canciones más, varios tragos de tequila por parte de Jaemin, hasta que un Renjun bastante ebrio corrió en busca del calor corporal de Jaemin.

— Tienes que venir a bailar— conforme las palabras salían de la boca del extranjero, su cabeza se movía en el cuello de pelirosa para intentar causarle cosquillas.

— Convénceme.

Nunca, ni en un millón de años se esperó que Renjun colocara sus manitas sobre sus mejillas.
A Renjun no le importó estar en público, cada uno de los ajenos a su burbuja con Jaemin estaban en sus asuntos o demasiado ebrios como para recordar lo que estaban por hacer.

El chinito se colocó sobre las puntas de sus pies y depositó un pequeño y dulce piquito sobre los labios contrarios.

— ¿Bailamos ya?

Jaemin negó y atrajo a su mejor amigo en un beso más. Este era más largo, ambos labios participaban con ligeros y dulces roces.

Los labios de Renjun sabían a alcohol y fresas. A Jaemin no le gustaban las fresas, pero sin duda estaba dispuesto a tomar el riesgo de probarlas más seguido desde los labios del chino.

— Tengo sueñito— murmuró el bajito cuando toda su adrenalina bajó.

— ¿Te llevo a casa?

— Por favor— Renjun quería decir algo más pero se sentía demasiado somnoliento como para seguir hablando.

Jaemin cargó en brazos a su mejor amigo y ambos salieron de la casa de Chanhee entre risitas cómplices.

Probablemente Renjun no recordaría aquello al día siguiente, y Jaemin se encargaría de conseguir muchos besos más.

Probablemente Renjun no recordaría aquello al día siguiente, y Jaemin se encargaría de conseguir muchos besos más

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skinship ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora