Renjun realmente no recuerda como es que terminó en la habitación de huéspedes en la residencia Na, menos usando las pijamas de su mejor amigo, mucho menos recuerda por qué Jaemin se encontraba dormido a la altura de sus pies babeando todo a su camino.
Su cabeza y los músculos de su cuerpo dolían, como si le hubiesen dado una paliza el día anterior.
El chinito se quedó mirando al pelirosa que dejaba salir suaves ronquidos en señal de no querer despertar temprano. Los ojos de Renjun admiraban las largas pestañas rizadas que reposaban como finos abanicos sobre sus párpados con pequeñas ojeras, su nariz perfilada lucía brillante, sus labios se veían rojizos e inflamados ante la circulación lenta y por la baba que caía por la boca del menor en un raro hábito que tenía desde pequeño.
Jaemin era muy atractivo aún cuando dormía.
¿Debería despertarlo?
No, sería tonto despertarlo cuando la casa de los Na era como su segundo hogar. Sabía perfectamente en donde estaba la cajita de ibuprofeno y las bolsitas de té de jazmín que la señora Na compraba exclusivamente para él.
Como pudo se levantó de la cama sin hacer mucho ruido, su cabeza daba vueltas y hacía lo posible por no quejarse en voz alta.
Observó una vez más a su mejor amigo y depositó un besito en su cabellera rosada antes de salir de la habitación.
La mamá a Jaemin se encontraba preparando café cuando Renjun entró a la habitación con un aspecto pálido y ojeroso.
— Buenos días, Renjun— saludó de manera cordial la bella mujer mientras buscaba azúcar en los anaqueles de despensa.
— Buenos días— respondió en el tono más alegre que pudo, haciendo una pequeña reverencia antes de buscar una taza para comenzar a preparar a su bebida favorita.
— Nana me comentó que no te sentías bien anoche— ahí fue cuando la señora Na y Renjun explotaron en carcajadas.
No era la primera vez que el extranjero se ponía de aquella manera cuando salía con Jaemin, y por ende, la madre del chico sabía que Renjun amanecía con una resaca horrible.
Eran jóvenes, tal vez demasiado, pero sería algo muy hipócrita regañarlos a sabiendas de que ella fue así en su adolescencia.
La señora Na les ofrecía comprensión, seguridad y apoyo a cambio de honestidad.
— ¡Buenos días!— gritó el pelirosa haciendo la cabeza de Renjun doler más ante el grito.
¿Cómo era que Jaemin lucía radiante después de haber tomado mucho la noche anterior?
— Jaemin, cariño, haz silencio— regañó la señora Na riendo por la mueca de desagrado plasmada en los labios del extranjero.
Entre disculpas tontas, Jaemin se sentó a lado de su mejor amigo, no sin antes colocar un besito sobre sus cabellos despeinados.
La madre de Jaemin se despidió de ellos luego de haber terminado su desayuno.
La señora Na solía trabajar mucho para mantener bien a Jaemin y poderle dar lo necesario, e incluso un poco más, Renjun admiraba a aquella mujer.
— No estabas cuando desperté y me asusté por un momento— explicó el alto recargando su cabeza en el hombro del platinado.
— Es que te veías muy adorable durmiendo, no quería despertarte— respondió el chino entrelazando su mano derecha con la izquierda de Jaemin.
» ¿Podemos ponernos mascarillas mientras vemos dramas románticos?— la manita de Renjun acariciaba la mano de Jaemin, enviándole espasmos a todo su organismo.
— ¿Vamos a comprar las mascarillas? Cuando mi prima vino a visitarnos se las acabó.
Renjun asintió suavemente.
Mentira. Aún había mascarillas en el baño de la planta alta, pero Jaemin quería una excusa para poder tomar la mano de Renjun mientras se paseaban por el supermercado.
Dos chicos de nacionalidades y estaturas distintas caminaban de la mano por todo el supermercado en busca de comida chatarra para comer hasta que sus estómagos ya no pudieran más, esto con el plan de holgazanear toda la tarde mientras veían aquellos dramas que tanto disfrutaba ver Jaemin y usaban aquellas mascarillas faciales que adoraba Renjun.
— ¿Maní o fresa?— preguntó el bajito observando las cajas de chocolates que tenía frente a sus narices.
Jaemin, quién estaba eligiendo ramen instantáneo de un anaquel cercano volteó en dirección a su mejor amigo indeciso.
— Lleva las dos— respondió Na dirigiéndose al carrito de compras, posteriormente dejó varios paquetes de ramen en este.
— Pero tú nunca me dejas pagar, y no quiero que gastes de más— renegó el chino, Jaemin acunó el rostro de su hyung y dejó un tierno beso en su frente.
— Lleva ambas cajas, ya después podrás pagarme con muchos abrazos— murmuró el pelirosa escondiendo su rostro en el cuello contrario.
Renjun se sonrojó. Últimamente Jaemin causaba muchas emociones burbujeantes en él, pero no quería aceptarlo, porque el aceptar sus sentimientos podría ser un sinónimo de dolor puro, claro, si Jaemin se enamoraba de alguien y decidía cambiarlo una vez más.
— Los abrazos no son un método de pago— gritó Renjun al ver a su mejor amigo alejarse en dirección a los refrescos.
— Lo son, enano.
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skinship ; renmin ✓
Fanfictionskinship| Renjun y Jaemin son mejores amigos que se tratan como algo más. ∆renmin ›na naemin × huang renjun ∆homosexual ∆soft ∆los capítulos no siguen un orden en específico ∆historia corta ∆mención de nohyuck y hyunin Inicio [271120] Fin [02022...