Sigue haciéndome gritar y gritar
Sigue haciéndome llorar
No sabes lo que me haces.Oye, oye, si
Nunca te necesité como lo hago ahora
Nunca te necesité como lo hago ahora,
Nunca te odié como lo hago ahora.Noah Cyrus, Labrinth— Make me (cry).
Todo comenzó como un cuento de hadas, como esos que yo me pasaría horas leyendo. Lo conocí de golpe, nos llevamos bien, y todo parecía amoldarse a mi vida rosa.
Cuando mi vida era rosa.
Pero no fue así. Aquel chico de Twitter me enseñó que mi vida también puede ser gris, y en ciertos momentos llega a ser negro.
Me permití encariñarme con aquel chico y acabé perdida en medio de la oscuridad, y lo peor de todo es que en lugar de intentar salir de allí, me intenté acomodar.
Cuando mi vida era rosa me la pasaba todo el día cantando canciones de Selena Gómez, bailaba y salía a casa de mis amigas. Pero ya no hago eso, ahora todo lo que quiero hacer es gritar para sacar todo aquello que me duele en el pecho. Me duele de tanto que pesa, y siento que ya no lo aguanto, y lloro para intentar aliviar esto que siento.
Lloro por un estúpido amor inexistente, y él no se daba cuenta. Seguramente no se dio cuenta de la intensidad de mis sentimientos, seguro no sabía que cuando amo, amo en serio.
Nadie sabía que cuando amo hago oídos sordos, y escucho solamente a aquella persona, y lo que sea que diga me queda dando vueltas en la mente, así sea bueno o malo.
Por más que lo intentaba no lo podía sacar de mi mente, y realmente lo intentaba porque no quería que ocupara espacio en mí. Al mismo tiempo me gustaba, y odiaba que me gustara. Odiaba que no me pudiera poner de acuerdo en algo tan simple, esa fue la causa de mis discusiones conmigo misma. Yo decía algo, pero el reflejo del espejo me respondía otra cosa.
Mi yo del espejo me decía que seguir así me hacía mal, que debía avanzar, pero en ese momento temía estar perdiéndome una oportunidad con él. Por más patético y absurdo que parezca, realmente creía que valía la pena aguantar tanto dolor. Por ahí un día él terminaba su relación y yo llegaba a gustarle, por ahí se daba cuenta que estaba saliendo con la chica equivocada.
Cada "por ahí..." que se me ocurría significaba más que la realidad que vivía. Y cuando olvidaba el "por ahí" que había inventado y caía a la realidad, acababa llorando.
Ya no quería llorar por estar detrás de él, pero al mismo tiempo, el hecho de pensar en alejarme de él me hacía llorar aún más. Porque sabía que lo iba a extrañar, y sé que sentía que lo necesitaba.
Quería dejarlo atrás.
No quería dejarlo, ni olvidarlo. Porque lo amo.
Pero también lo odio.
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El chico de Twitter. ✔️
Teen FictionMe enamoré de él y caí ante el peor gesto de maldad. Me enamoré como una idiota, me enamoré de un idiota, y aquel chico de Twitter acabó destrozando mi vida. (20-11-2020) historia ganadora en primer lugar de @PremiosPlanetas ❤️