39. Mi amado

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Pasaron unos días de aquella confesión de Yugyeom hacia Ariana, ella estuvo evitando a su mayor durante todos estos días y sabe que lo que hace está mal y está siendo inmadura pero no sabe qué hacer, de seguro fue una broma del pelinegro, pero si lo decía en serio, no sabe qué decir o pensar, definitivamente no siente lo mismo.

Ariana estaba en su apartamento, era temprano, demasiado temprano pero últimamente estaba llegando todos los días temprano, antes que Yugyeom para evitar encontrárselo en el hospital y salir de casa junto con él. Se levantó de su cama intentando evitar hacer el más mínimo ruido, camino de puntitas hasta la puerta, cuando la abrió miró para ambos lados asegurándose de que no hubiese rastro alguno de su roomie. Sólo se cambió, si se bañaba haría ruido por lo que lo haría en el hospital, tomó sus llaves pero se le cayeron haciendo un estruendoso y horrible ruido contra el piso (O al menos así lo escuchó la chica), Ariana cerró fuertemente los ojos, los abrió pasados algunos segundos pero desafortunadamente para ella, Yugyeom estaba al frente.

"¿Vas al hospital?" Se cruzó de brazos dejando caer su peso en la pared cerca de la menor, ella sintió que se le iba a salir el corazón así que sólo asintió rápidamente para poder irse "Ya veo" Se retiró dándole la espalda a la chica, empezó a caminar hacia el baño "Que te vaya bien" Alzó la mano dándole una última mirada por el rabo de su ojo "Sigue evitándome, pretenderé  que no me doy cuenta" Rio "Ni siquiera te pedí que te hicieras cargo de mis sentimientos" Finalmente se fue adentrándose al baño al final del pasillo y dejando a la chica sola.

"¡Dios!" Revolvió sus cabellos "¡Qué idiota soy!" Cerró sus ojos mientras alzaba un poco la voz.

La risa de su roomie se escuchó a lo lejos "Puedo confirmar eso" Se alzó de hombros cuando entró a su cuarto, aunque salió enseguida "Olvidé mi toalla, sigue en lo tuyo" Volvió al baño dejando nuevamente a Ariana sola.

Ella se regañó mentalmente, sólo se quedó callada y salió corriendo al hospital, después de llegar una señora se le acercó "Oh, ¿N-Necesita algo?" Vaya, aún no podía hablar normalmente con los extraños.

"¿Es la cardióloga de aquí?" La mujer negó.

"Yo soy psicóloga, perdón" Hizo una reverencia y salió prácticamente corriendo, no tenía nada en contra de la gente pero no podía evitar ponerse nerviosa cuando hablaba con ellos.

Una hora después llegó el pelinegro en su carro, saludó a todos en el hospital y se fue directo a su oficina "Ah, estaba bien cuando cerré el hospital" Hizo un puchero "Casi olvidaba que soy un hombre ocupado" Se sentó en su silla y empezó a leer papeles, a pesar de ser neurocirujano, también era el dueño del hospital, era el superior de todos y desgraciadamente tenía más trabajo.

Horas y horas después de leer todo lo que tenía en su escritorio, llegó la psicóloga a su oficina con muchos papeles en la mano "Necesito que firmes todo esto" Bostezó con cansancio "No tienes que leer nada, sólo colocar tu firma ahí" Volvió a bostezar cuando colocó el montón de papeles en el escritorio del mayor, este sólo estaba atento a la chica, parecía bastante cansada, sus ojos estaban rojos "Yo..." Un bostezo la interrumpió "Ya leí todo, descarté los que sabía que no ibas a firmar y los metí a la trituradora" Se estiró un poco "Te ahorré el trabajo de leer, empieza a firmar" Ella agarró el lapicero del escritorio y se lo dio a Yugyeom.

Al chico se le hizo bastante raro que ella estuviese tan cómoda con él "Eres bastante dócil cuando estás cansada" Sonrió con ternura "Ve a dormir, leí tu agenda; no tienes que atender más pacientes por 2 horas" 

"Dormiré ahí" Señaló la camilla que había en la oficina del mayor, era la camilla que Yugyeom puso ahí para dormir cuando le tocaba quedarse en el hospital, que era prácticamente siempre "Hasta mañana" 

Entre secretos y promesas ••Kookv••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora