Capítulo 32: Distancia

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El calor era insoportable, me sentía tan abrumado y parecía que mis pulmones estaban colapsando, me costaba enormemente el poder hacer una respiración profunda, mi cuerpo hormigueaba y sentía que estaba pasando por una arritmia de lo rápido que latía mi corazón, y lo peor, extrañaba tanto a Darcy, sentía una necesidad abrumadora de tenerla cerca mío, este era el peor celo que había tenido en mis veinte años, la medicina no funcionaba y mi mente comenzaba a vagar, no podía discernir entre lo que era real o fantasía.

En un momento estaba de pie y al otro me encontraba inconsciente entre un charco de vómito, los días pasaron y el calor no aminoró, el celo simplemente no se iba y yo solo podía estar aislado debido a lo incontrolable que estaba, de esa forma pasaron semanas y el deseo solo incrementa en magnitud, era terrible la forma en la que me encontraba y me mataba el estar alejado de los demás, ni siquiera podía ver a mi madre, ya que era un peligro andante.

Mi mente se aclaraba, pero mi cuerpo aún sufría las reacciones del celo ¿tendrá esto que ver con la presencia de Darcy? nunca había tenido un celo que durará tantas semanas, en mi cuerpo se podía notar lo mal que lo estaba pasando, mi celular no dejaba de sonar, seguro era mi madre preocupada, cada que mi celo llegaba ella dejaba ese celular para mi, por cualquier emergencia.

El fuego en mi sangre comenzaba a disminuir luego de desmayarme unas cuantas veces y la calma comenzó hacerse notar, las pastillas no estaban funcionando como se debía, pero al menos aminoraba un poco el dolor, por lo menos lo suficiente como para ducharme y limpiar el desastre que había ocasionado en mi hogar, además de ingerir un poco de alimentos para luego tratar que se quedara en mi cuerpo evitando vomitar como anteriormente había sucedido.

Me encontraba en esa lucha cuando escuche el ¡pum!¡pum! en la puerta, el silencio era tan abrasador que cuando volvieron a tocar me pareció que se podía escuchar por toda la casa, hasta mi respiración se tornaba ruidosa en ese momento, por alguna razón mi corazón comenzó a latir de forma desenfrenada y volví a sentir el fuego en mi sangre, ¡esto me daba muy mala espina! era más que claro que no debía de abrir la puerta en mi condición, sentía como mis manos temblaban, a este paso incluso me transformaría, aun me encontraba con los pies clavados en medio de la sala cuando escuche como alguien giraba el pomo de la puerta y ahí la vi, su olor me golpeó de forma tan contundente que me había descolocado totalmente, ella sonreía mientras me miraba en el umbral de la puerta y antes de que pudiera decir algo se introdujo en la sala.

¡Diosa sálvala de esta!.

Darcy dio dos pasos hacia mi y su expresión cambió, poco a poco la sonrisa fue desapareciendo y la confusión se mostró en su rostro para luego dar paso a la timidez, sentí como el aire se calentaba, ella olía estupendamente, mi mente comenzó a dar vueltas y una nube se posó sobre mi vista, los belfos me picaban terriblemente, necesitaba morder algo, de pronto ella comenzó a arrugar la nariz y de forma tímida esbozo una sonrisa.

-¡Huele muy bien tu casa! comento con un extraño brillo en los ojos. -hace un poco de calor dijo algo bajo antes de darme cuenta estaba a medio paso de ella y la sostenía de los hombros, mi respiración se aceleró y la bruma me impedía ver con claridad, ella estaba reaccionando a mis feromonas, se encontraba algo acalorada, de un momento a otro ella se desplomó, mi cuerpo se movía por sí solo, me encontraba sobre ella pude observar con claridad la sorpresa en sus ojos y luego el miedo se hizo presente, ella intentaba respirar a bocanadas pero ningún sonido salía de su boca, yo todavía me encontraba sobre ella con mis manos a cada lado de su cara, mis belfos picaban, me dolían, deseaba tanto morderla, hacerla mía, no importaba nada más o qué haría para conseguirlo, pronto los no se convertirían en si, ella olía tan bien, su aroma se hacía cada vez más fuerte, ella reaccionaba a mi celo rápidamente, lentamente me acerque a su cara, su cuello blanquecino me turbaba cuando observé su rostro, noté el miedo y luego ella cerró los ojos como esperando lo inevitable, un poco de raciocinio lleno mi mente, mordí mi labio inferior y la sangre comenzó a correr por mi barbilla, el dolor hacía que mi mente se despejara, abrace a Darcy en un intento de no lastimarla, me levanté con ella aun entre mis brazos tomé el celular que estaba en la mesa y llamé a aquella persona que podría ayudarme.

Mi mate es un nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora