My little StarLord

Apocalipsis I: Dios en la tierra

La desesperación de Peter por escapar y desaparecer fue tanta que, sin siquiera haberlo pensado en realidad, utilizó sus propios poderes como una barrera, barrera que impedía a Charles y cualquier otro telépata poder entrar en su mente, quizá fue por eso que hubo una persona interesada en el joven cuando andaba ya por el mundo.

A tan solo doce días de haber desaparecido de la mansión, Emma Frost había encontrado al joven Quill en quien tuvo particular interés y ya que en realidad Quill no tenía ningún lugar a donde ir terminó siguiendo a la mujer con quien pasaría los siguientes dos años de su vida en los cuales se enfocó aún más en el control y manejo de sus poderes, aprendió a levantar mejores barreras contra telépatas, comenzó a darle mejor uso a sus habilidades al practicar mucho con la creación de objetos además de usar los elementos a su favor para deformar el medio, por otro lado, también tuvo un riguroso entrenamiento físico pues apenas y sabía defenderse en una pelea cuerpo a cuerpo. Sus poderes crecían bastante y con rapidez, pero a pesar de que aquello le alegraba y llenaba de satisfacción, no sentía que perteneciera a ese sitio, por lo que una noche de invierno simplemente abandonó a Emma y siguió su camino, aún buscaba su verdadera identidad y allí no la encontraría.

Todas las habilidades que Peter desarrolló le fueron muy útiles en su viaje, tal vez no era la mejor manera de usarlas, pero ahora era un hábil ladrón, al menos eso lo mantuvo por un buen tiempo rondando en las calles, después de todo seguía siendo muy joven y era la forma más sencilla de sobrevivir allí, claro que extrañaba la seguridad y comodidad de la mansión Xavier, pero era un lugar al cual no podía regresar aún, al menos no hasta sentirse lo suficientemente capaz de poder usar sus habilidades para algo bueno, como proteger a las pocas personas que le importaban y estaban allí, demás no sabía qué reacción podrían tener con él, se imaginaba a veces los peores escenarios por lo que simplemente quería seguir huyendo como hizo en el pasado, alejarse de todo aquello que le causaba conflicto consigo mismo.

Una noche, después de haber hurtado un bolso, vagaba por las calles de Nueva Orleans buscando conseguir algún sitio donde quedarse y comer, cuando un sujeto lo chocó y sin ningún reparo siguió caminando en sentido contrario a donde Peter.

— Fijate idiota—

Dijo en reclamo el rubio, pero en ese mismo instante su instinto fue buscar en sus bolsillos, el dinero no lo llevaba allí desde luego y al recordar eso suspiró con alivio, pero al mirar sus manos notó que no llevaba el brazalete en su mano derecha, solo el de la zurda, Forge le había dado el primer prototipo unos días antes de irse de la mansión, los iba a usar solo para entrenamientos, pero desde aquél día decidió que los llevaría puestos y no se los sacaría por nada así que de inmediato supo que ese tipo acababa de robarle.

— Maldición—

Masculló molesto yendo de prisa tras el tipo, por la hora y el lugar apenas había personas en la zona por lo que no tuvo que buscar demasiado, dieron la vuelta en un callejón y allí Peter pudo divisarlo con mayor claridad.

— Te recomiendo mejor devolver eso de inmediato, no tienes idea de lo que es—

Dijo en voz alta en un tono un tanto molesto mientras corría tras el tipo, pero este solo giró y con la diestra le lanzó un objeto, algo que no se esperaba, mucho menos que eso lo golpeara con un fuerte impacto, al verlo era solo una carta de poker por lo que no tenía sentido, pero eso no lo detuvo.

— Bien, tú lo pediste—

Levantó la diestra y creó una serie de pequeños proyectiles los cuales le arrojó al contrario con gran fuerza y sin mucho esfuerzo los esquivó saltando a la escalera de incendios del edificio que tenían a la derecha.

— Tus trucos no son tan buenos —

Dijo el desconocido, en un tono aburrido, manteniéndose en la escalera solo sujetado con el brazo derecho y apoyando el talón del pie derecho en esta mientras en la zurda mantenía otra carta que le arrojó al rubio.