Enamorada de la enemiga (Cinco Amigas 01)

Capítulo 8

Para ser un día que había comenzado tan dramáticamente, estaba teniendo un final muy feliz.

Alex miró a su alrededor y observó a sus amigas. Se había sorprendido mucho cuando se habían presentado Julie y Kelley, pero se había quedado aún más atónita cuando se les unieron Syd y Dom.

Al ver que Sydney le guiñaba el ojo a Tobin, supo que ella había sido la responsable de reunir a sus amigas cuando más las necesitaba.

—Gracias—le susurró al oído.

—¿Por qué?

—Por saber exactamente lo que necesitaba. Y por hacer que se hiciera realidad.

— Solo hablé con Syd.

—Y le dijiste que había tenido un mal día.

—Más o menos. Ella hizo el resto.

—Eres muy considerada, Tobin. Y no ha tenido que serte fácil. Seguramente te preguntaste qué sentirían todas ellas al verte aquí conmigo.

—Sí. Todas eran amigas de Servando. Me imaginé que podría soportar el fuego cruzado al que me someterían. Hasta hora, he de admitir que han sido de lo más moderadas.

—Me imagino que Sydney se los advirtió, ya que no querría que yo me disgustara más de lo que lo estaba ya cuando llegué aquí. Sin embargo, ahora que mi humor ha mejorado. Ten cuidado, Julie tiene el mismo brillo en los ojos que cuando se dispone a destrozar a un testigo.

—En ese caso, creo que voy a realizar unas llamadas—susurró ella, deseando escapar.

—Ni hablar. No quiero que crean que eres una cobarde.

—No se trata de cobardía, sino de cautela. No quiero arruinar tu estado de ánimo diciéndole a tu amiga que se ocupe de sus asuntos. Podría ofenderse.

—Si crees que eso va a alejar a Julie, estás muy equivocada. Ella cree que todo lo que nos afecta a nosotras es asunto suyo. Ahora, siéntate y enfréntate a ellas. Yo te protegeré.

—Bueno, Tobin—comenzó Julie— ¿Cómo fue que estabas en el rancho cuando Alex recibió la noticia de que habían matado a su toro?

—Teníamos planes—respondió ella, dándose cuenta enseguida de que había cometido un error.

—¿De verdad?—insistió Julie—¿Qué clase de planes?

Alex estaba a punto de responder, pero Tobin le colocó una mano sobre la de ella y sacudió la cabeza.

—Yo puedo ocuparme de esto. Alex, íbamos a hacer unas visitas a sus vecinos—le dijo a Julie.

—¿Por qué?

—Solo para charlar. ¿Es que nunca has ido a hacerle una visita a un vecino?

—Sí, claro, pero las dos, juntas. ¿Qué es lo que pretendías? ¿Acaso contabas con que Alex te allanara el camino para que los vecinos te aceptaran una vez que le hubieras robado el rancho?

—Yo no voy a robar nada—suspiró Tobin—Como abogada, estoy segura de que sabes que no se deben realizar acusaciones infundadas.

—Las evidencias demuestran otra cosa...

—No es así. Si te acuerdas bien, Julie, estábamos hablando de escoger bien las palabras para describir una oferta de negocios legítima.

—Entonces, sigues queriendo el rancho.

—Claro. Eso no ha cambiado.

—¿Y tú te niegas a venderlo, Alex?— le preguntó a su amiga.