Capítulo 8

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POV SASORI



Muevo mi trago en círculos y suspiro. Llevo la vista a mi muñeca izquierda y veo que falta poco para la medianoche. Sonrío al pensar que Karin debe estar como una esposa celosa esperándome. Siempre preocupándose por los demás, dejándose al último.

Pido otro trago cuando termino con el anterior, solo uno más.

Me iré a casa y mañana seré de nuevo el tipo frío y calculador que he sido siempre.

Levanto la vista y veo a una pareja retirarse. Una mujer en sus 20 y un hombre en sus 40, probablemente sea su amante.

Suspiro y me levanto. Debo irme ya.

Salgo por mi auto y me dirijo a casa. Al ser más de medianoche las calles se encuentran casi vacías.
Paro en un semáforo esperando el cambio al siga cuando un auto se detiene justo a mi derecha esperando a que podamos avanzar. Por inercia volteo a su dirección y mi respiración se detiene.

Allí, justo a unos pocos metros se encuentra la mujer que lleva matando mi existencia sin siquiera saberlo.

Su perfil perfecto me deja en blanco y hace que mi ritmo cardíaco se acelere a un ritmo inhumano, veo más allá de ella y veo a otro tipo en su auto igual de perdido que yo por la hermosa dama que está entre nosotros.

Su mano derecha reposa sobre la palanca de velocidades y la izquierda tamborea sobre el volante al ritmo de  la música que suena en los parlantes de su auto.

Va perdida en sus pensamientos mientras sus labios se mueven sin dejar salir su hermosa voz, tan ajena a que dos hombres están hechizados por su belleza, sin notar que con solo tronar los dedos puede poner al mundo a sus pies si así lo quisiese.

Arranca y hago lo mismo. Una loca idea cruza por mi mente y el alcohol en mi sistema me dá valor para seguirla.

Son cerca de las doce treinta pero no me importa, solo quiere sentirme cerca de ella un momento.

Conduce a las afuera de la ciudad entrando en un camino de tierra. Veo algunas casas y al llegar a una sale un chico con una mochila negra. Se la entrega por la ventana del piloto y se retira después de dejar un beso en su mejilla.

Frunzo el ceño. Nunca lo había visto con él.

Su auto avanza de nuevo  y me estaciono al ver que se dirige a un camino de un solo carril. Bajo del auto y me aproximo a pie.

Me quedo unos metros atrás y la veo bajar del auto. Centra su mirada al frente y hago lo mismo.

La cuidad se ve en su máximo esplendor. Cómo si de miles de estrellas se tratara. La luna da un contraste casi místico y sonrío al recordar que este tipo de cosas son sus favoritas.

The Heart Wants What it Wants suena en su auto y ella sube el volumen. La escucha con suma atención y al llegar al mitad de la canción veo brillar una lágrima que desciende por su mejilla. Más le siguen a estas y veo que la vida dejó de sonreírle.

Se abraza a sí misma dejando a la vista su mano izquierdadonde noto su sortija. El muro que me impide llegar a ella, ese aro de oro blanco que resalta en su dedo anular es la advertencia de que es una mujer prohibida.

Cierro los ojos y suspiro. Bien. Aquí vamos.

Me acerco a paso lento poniéndome a su lado. Cuando me siente voltea y me mira sorprendida.

- Sasori. - Que bien se escucha mi nombre en su labios.

- Hola.- respondo con una tenue sonrisa.

- ¿Qué haces aquí.? - pregunta mientras seca sus lágrimas.

Me encojo de hombros pareciendo casual. Se me da muy bien engañar.

- Probablemente lo mismo que tú.- desvía la mirada y ese es mi pase directo a la pregunta que quiero hacer.

- ¿Por qué estás tú aquí ? - pregunto con voz calmada.

Se queda callada y solo se enconje de hombros.

- No está mal alejarse de todo una vez.- dice con la cabeza gacha.

Suspiro y la veo.

- Sabes que no es sano,¿verdad.? - entiende de inmediato.

Aprieta los labios y sus ojos se nublan de nuevo.

- Cambiará. Lo sé. Es solo cuestión de tiempo.- dice convenciendose más a sí misma que a mí.

Suspiro de nuevo, porque sé que no lo hará. No hará lo que tanto anhelo.










POV SAKURA

Llego a casa después de una larga charla en el departamento.

Le conté todo lo que tenía que contarle. No omití nada, y le dije cuáles son mis planes. Cómo la buena amiga que es me apoyo incondicionalmente.

Subo a la recamara y como cada noche Sasuke no está. Veo el reloj y noto lo tarde que es.

Me cambio y me dirijo a la cama. El sueño llega a mí sin avisar y cuando estoy por quedarme profundamente dormida unos fuertes brazos me envuelven. Ese aroma tan familiar y exquisito llega a mis fosas nasales.

Esta vez no huele a piel ajena. Es solo su fragancia natural, varonil y segura. Justo como la recuerdo, cómo deseo tanto que vuelva a ser.

Un beso largo en mi frente me hace suspirar y escucho un perdón muy lejano antes de caer en la inconsciencia.

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Abro los ojos lentamente cuando siento un enorme peso sobre mí. Algo húmedo y tibio en mi cuello me hace estremecer cuando se desliza a lo largo de este.

Intento llevar mi mano al área invadida y antes de llegar me topo con una cabellera espesa color azabache. Suelto un jadeo cuando succiona mi piel y la deja ir entre sus dientes lentamente.

- Sasuke...- intento hablar pero me interrumpe.

- Shhhh.- dice en voz baja y muy lentamente aún sobre mi cuello. - Hoy no.

Sube mi bata hasta sacarla por mi cabeza y suspiro.

Una vez más, después todo cambiará para ambos. Solo quiero sentirlo mío una vez más.

La última vez.
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Volteo la vista hacia la ventana cuando lo siento levantarse de la cama. Fue justo como cuando nos casamos. Tan vivaz, apasionado, tan él.

Escucho la regadera y me levanto para seguirlo.

Entro a la ducha y el me recibe gustoso.

El agua tibia corre por mi cuerpo empapandolo.

- ¿Cuándo cambió. ?- pregunto de repente. - ¿Cuándo dejamos de contarnos el uno al otro lo que nos agobiaba.?, ¿Cuándo dejó de ser importante la comunicación.? -

Se que el aún no sabe que lo descubrí, pero tengo la esperanza de que al menos está vez me conteste con la verdad.

Lo escucho tragar saliva y me toma por la cintura uniendo su frente a la mía.

- No lo sé. - contesta  en voz baja. - Sólo sé que lo quiero de vuelta.

Une sus labios a los míos y tranquilamente terminamos nuestra ducha.

El desayuno lo pasamos tranquilos, no hemos tocado el tema de haber hecho el amor de nuevo. Fue tan bueno como antes, pero no con la misma intensidad; porque en mi mente ya no está solo disfrutar de mi hombre, sino también que alguien más  lo disfruta, con más frecuencia que yo y con más fuerza.

Creí ser la única, y pagué caro por mi ingenuidad. Confíe ciegamente y la factura se llevó todo de mi.

Esta fue mi última entrega. La última gota que estoy dispuesta a darle de mi amor. Me iré de frente contra lo que venga y sea cual sea la consecuencia no bajaré la cabeza.

No estoy dispuesta a compartirlo, no es justo que después de dar todo de mí termine siendo la que sobra.









EL PESO DE LA TRAICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora