Secretos en las nubes

27

Una masacre de llevar a cabo en la posada donde se supone que comerían los donceles y el hijo mayor de los Jiang.

Pero, ¿qué pasó?

Cuando Wei WuXian y sus acompañantes deciden ir a la posada son sorprendidos por soldados del líder Wen.

Jiang Cheng se encontraba ya mal herido, el Jin de igual manera, no pueden hacer nada más y WuXian pues ni puede moverse mucho debido a su gran y abultado vientre que no pudo hacer algo contra aquel hombre.

— Nos volvemos a ver Wei WuXian — hablo RouHan.

— Aléjense de mí — hablo mientras daba pequeños pasos para atrás y alejarse de él.

— Vamos querido Wei, no te haré nada, bueno no que tú quieras, ja, ja, — la locura lo ha consumido totalmente.

Sus facciones las cuales tenían un porte elegante ya no lo tienen, ahora solo son reacciones de un tipo que probablemente haya comido un hongo alucinógeno.

— No, váyase, déjeme — seguía con la esperanza de que el Wen recapacite.

— Oh no cariño, ven conmigo por las buenas o será por las malas — el tono que usaba solo hacía que WuXian temiera.

— ¡NO!, ¡WUXIAN VETE! — grito el joven Jiang, pero de inmediato fue golpeado por un soldado Wen.

RouHan ya con la paciencia a límite decide actuar y no avisar.

WuXian que, de uno u otra manera tenía por su hermano y pareja quería acercarse.

— Muy bien joven WuXian, veo que no desea dar de su parte así que.

Hace un movimiento con la mano y, tanto el Jin como el Jiang fueron tomados por el cabello y la espada fue puesta en sus gargantas.

— Y dime ahora ¿Ven o se mueren? — su corazón y mente se encuentran ahora en una encrucijada; por un lado, su bienestar y por el otro el de aquellos dos jóvenes que apenas inician la vida. Así que sin pensarlo más avanza lento y toma la mano del Wen mayor.

— WuXian, ¿Eres idiota? — bramo WanYin cuando es soltado bruscamente junto a su pareja. Que buscaba protección se acerca a su regazo.

WuXian ve cómo los soldados sueltan a los chicos; una sonrisa adorna su rostro. RouHan lo toma de la cadera abrazándolo, una mueca sale a relucir, pero está no es vista por nadie que sea Wen.

Sacando un talismán todos aquellos que aún están dispersos se acercan, con un poco de poder espiritual RouHan lo activa y desaparecen de la vista del Jin y el Jiang.

— ¡Maldita sea! — escupió enojado Jiang Cheng.

— A-Cheng, vamos debemos ir con el líder Lan.

Lo toma del brazo y lo ayuda a levantarse; su cuerpo lleno de raspaduras y heridas de espadas.

Con la poca fuerza que tienen mandan una bengala con el logo representativo de la secta de Yunmeng.

FengMian que se encontraban en la orilla de uno de sus lagos y vio aquello; alarmado toma su espada junto a unos discípulos que se encuentran cercas de ahí y les pide que vayan con él.

ZiYuan no se queda atrás y sube junto a FengMian en la espada compartiendo aquel artefacto.

Volando ambos líderes de la secta y a pesar de la fuerte velocidad y el viento golpeando de manera violenta sus rostros; una sensación de ahogo se posó en sus gargantas.

Casi llegando a su destino; a lo lejos ven a su hijo cojeando.

FengMian sube la velocidad y rapido baja de su espada para auxiliar a su hijo — A-Cheng, ¿qué fue lo que sucedió?

— Wen RouHan atacó cuando íbamos a comer, se ha llevado a WuXian — hablo mientras se sostenía el estómago. Un dolor cruzó por esa zona.

— Entiendo, avisen a el líder Lan de inmediato — ordenó a sus discípulos

El discípulo no espero más tomo su espada y voló en dirección de la secta GusuLan

— Esto era lo que temía — menciono el líder Jiang, ZiYuan escucha lo que el líder decía.

— Entiendo, esposo mío, pero a estas alturas lo que debemos hacer es notificar al líder Lan.

— Lo se, mande en carácter urgente a un discípulo, solo espero que la situación no se torne más problemática de lo que ya está.

— Tranquilo, si ya se le informo no tardará en llegar, ahora lo importante es cómo está tu hijo y su prometido.

— Ya me he encargado de ello — volteo y los sanadores están atendiendo a ambos chicos.

—El verdadero problema es, ¿qué hará RouHan con Wei Ying?

— Esposo, no te martirices, todo estará bien.

— Espero que así sea mi señora.

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