El tren comenzaba a moverse cada vez más rápido y a Mía le costaba avanzar por los pasillos. Los estudiantes todavía no habían ocupado por completo los vagones así que continuamente tropezaba con alguien.
—Mira por donde vas, no quiero tener que desinfectar mi túnica— pasó olímpicamente de Malfoy y siguió avanzando hasta llegar al primer vagón. No valía la pena lanzarle ninguna maldición.
En la puerta se encontraba un chico alto, mayor que ella. Era bastante guapo. Su pelo rubio y su sonrisa brillaban como el Sol.
—Hola Cedric, me alegro de verte — dijo la morena dándole un abrazo.
—¿Qué tal el verano Mía? He leído en el Profeta que los Weasley se han ido a Egipto. ¿Muy aburrida? — entornó los ojos con una mueca de tristeza
— Y que lo digas. Y encima me nombran prefecta, ¿te lo puedes creer?
—Nadie se lo cree, McKinnon.
Todos callaron tras la sentencia de Penélope Clearwater y comenzó la reunión. La detestaba y su cara lo demostraba.Explicaron a los nuevos prefectos sus funciones y obligaciones, así como sus límites (por mucho que lo desearan no podían restar puntos a otras casas).
Al terminar, tuvieron que "patrullar" los vagones un rato.
— Quiero que os pongáis por parejas— dijo el premio anual de Hufflepuff— Sería ideal si es por casas, pero podéis poneros como queráis. —acto seguido abandonaron la sala.
Rápidamente agarró a Diggory del brazo y lo arrastró para hacer con él la guardia. No quería ir con su compañero de Gryffindor, Eric Murley. Era un auténtico plasta y se dedicaba a tirarle los trastos a chicas de años inferiores. Le entraban arcadas solo de pensarlo. No entendía cómo había acabado como prefecto. McConnagall realmente haría cualquier cosa con tal de que ninguno de sus amigos consiguiese el puesto.
Con Cedric se encontraba cómoda. Eran amigos desde hacía unos años. Se conocieron en la biblioteca mientras buscaban el mismo libro sobre herbología. Como solo había una copia tuvieron que turnársela. Mía dejó a Cedric llevárselo primero pues lo necesitaba para un trabajo de clase y ella tan sólo quería leerlo por gusto. Herbología era su asignatura favorita en aquel entonces.
Aquello desembocó en lo que parecía la trama de una comedia romántica: comenzaron a hablar más frecuentemente y se dieron cuenta de que compartían gustos y aficiones. Con el tiempo, sus amigos le preguntaban constantemente si salian o algo. O si, al menos, sentía algo por el chico de Hufflepuff. Incluso llegado un momento, la actitud del joven también cambió. Mía pensó que podría haberse dejado llevar por los rumores.
—Mira Mía —comenzó Cedric una vez estuvieron a solas— A mí me gusta alguien... ¿sabes?— estaba teniendo tanto tacto que la morena pensó que se trataba de ella y se asustó— Es... creo que la conoces... No he hablado mucho con ella pero... es... wow...
—¿Vas a decirme quién es o me voy a quedar con la duda?— ambos rieron nerviosos, aunque lo que el muchacho dijo a continuación la dejó de piedra.
—Es Cho... ya sabes, esta chica de segundo...
¿¡Tenía que ser ella!? De entre todas las chicas del colegio, tenía que ser ella.
No se dio cuenta de lo callada que había estado hasta que el chico habló:
—¿Entonces era verdad?— su voz era tremendamente suave. Mía le miró extrañada.— Habían rumores... yo...
—¿RUMORES? ¿DE QUÉ? — ¿Cómo podían haber rumores de que estaba colada por la asiática? estaba a punto de darle un ataque al corazón.
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Fortuna Maior
FanfictionQuinto año era duro por lo general, pero Mía descubrirá que ser prefecta de Gryffindor será el menor de sus problemas.