El descontento de los alumnos de Gryffindor por el cambio de retrato era creciente. Habían colocado el retrato de sir Cadogan como sustituto de la dama gorda. A nadie le hacía gracia, incluida Mía. Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a todo el mundo, y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas que cambiaba al menos dos veces al día. A la morena le tocaba soportar cada media hora la queja de algún alumno.
—Está loco de remate —le dijo Seamus Finnigan, enfadado—. ¿No hay otro disponible, de verdad?
—Percy te ha contestado ya, Seamus— replicó cansada—. Hasta que a la dama gorda no le venga la valentía de volver a proteger la entrada, es todo lo que tenemos. Lo siento, pero te aguantas.
Tras su sentencia, no volvió a preguntar nadie más, pues todos en la sala común la escucharon.
Por si fuera poco, la profesora McConnagall les había pedido a los prefectos que vigilaran a Potter de cerca. Percy lo seguía hasta para mear, pero Mía prefirió darle espacio. Al pobre chico lo estaban agobiando bastante ya. Le daba un poco de pena.
Los días pasaban y, conforme se acercaba el primer partido de quidditch, el tiempo empeoraba. Hacía cada vez más frio y parecía que se pasaría el mes entero lloviendo. Comenzaron los entrenamientos y ella y Lee acudían para animar a sus amigos mientras repasaban las últimas clases. Bueno, eso último solo lo hacía Mía. Sacaba tiempo de donde no tenía para repasar. Necesitaba todos los T.I.M.O.S. si quería ser Auror. Aunque aquel día, un grito de Wood hizo que apartara la vista de su redacción sobre las propiedades de las algas marinas como ingrediente en pociones curativas.
—¡No vamos a jugar contra Slytherin! —gritó enfadado—. Flint acaba de venir a verme. Vamos a jugar contra Hufflepuff.
Mía soportó con facilidad los golpes nerviosos en el brazo que le estaba dando Lee como respuesta al comentario del capitán.
—Ts, ts,ts— chistó— Malfoy ha conseguido que atrasen el partido... qué ganas tengo de...
—Tendremos un partido más interesante, no te preocupes Lee... —le cortó—. Cedric Diggori es ahora el capitán del equipo, y lo ha mejorado bastante. Quiero ver de qué es capaz —añadió orgullosa.
—Ya veremos...
Volvió a sus apuntes, pero era incapaz de concentrarse pensando en lo guay que sería el partido contra Hufflepuff. De normal eran pan comido para Gryffindor, pero presentía que sería un partido interesante.
Las siguientes tardes las pasó en la sala común. No pensaba ir a ver los entrenamientos mientras llovía. Lee estuvo también de acuerdo así que ambos charlaban siempre al lado de la hoguera. Hablaban de cualquier cosa o repasaban algunas clases. Siempre estaban cómodos el uno con el otro.
El partido se acercaba y Mía se dio cuenta de que la luna llena también lo hacía. Al no ver a Lupin en el desayuno no pudo evitar preocuparse. Le había contado que Snape le preparaba una poción matalobos, pero la joven no sabía qué efectos podría producirle al consumidor. Su preocupación aumentó cuando llegó a clase de Defensa Contra las Artes Oscuras y era el profesor Snape y no Remus quien les estaba esperando en el aula.
—¿Dónde está el profesor Lupin? —preguntó Lee, que pensaba que era una broma o algo.
—No se encuentra bien para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa torcida. Su vista se fijó en los ojos grises de Mía. —Sentaos. Ya.
No se atrevieron a hacer más preguntas. A ver quién se atrevía a ser la causa de que Gryffindor perdiera puntos. Además, al compartir clase con Slytherin, debían ir con cuidado.
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Fortuna Maior
FanfictionQuinto año era duro por lo general, pero Mía descubrirá que ser prefecta de Gryffindor será el menor de sus problemas.