Fred y George fueron los encargados de entregarle el mapa a su pequeño amigo. ¿Quién mejor que Potter para heredarlo? En fin, realmente le pertenecía por herencia, Cornamenta era su padre. Pero claro, eso sus gemelos favoritos no lo sabían todavía y debía seguir siendo así.
Tras aquella pequeña parada, volvieron a visitar Hogsmade. Zonko estaba más ajetreado que nunca. Con la llegada de las navidades, los alumnos buscaban aprovisionarse de cualquier clase de objetos para llevárselos a casa. ¿Quién no querría lanzarle una bomba fétida a su tía abuela en la cena de Navidad?
Pasaron luego por Honeydukes, Mía comenzaba a resfriarse y unos caramelos quitamocos con sabor a miel le vendrían bien. Compró suficientes para que le duraran todas las vacaciones y salieron cuando Lee hubo arrasado con media tienda.
Pasaron un rato en las tres escobas y, por un momento, le pareció ver algo ligeramente sospechoso seguir a Ron y Hermione al entrar al pub. "Ese es mi chico" pensó.
Fue al día siguiente cuando se percató del mal estado del muchacho, así que intentó indagar un poco más en el asunto. "Bueno, Dumbledore nos pidió que le siguiéramos de cerca, ¿no?" y parecía que Percy se había olvidado ya de su tarea de Premio Anual.
Aprovechando que ese día comenzaban las vacaciones, se dejó caer discretamente en un sofá de la sala común. No solía volver a casa por Navidad. Sus tíos trabajaban en una empresa muggle que no parecía conocer la palabra "vacaciones" y su prima se pasaría el día encerrada estudiando. Se preparaba para ser Auror.
Su instinto volvió a despertarse cuando escuchó la palabra "Black" salir de la boca de Ron, así que afinó el oído.
—No lo harás. ¿Verdad que no, Harry? —dijo Hermione.
—Porque no vale la pena morir por Black —dijo Ron.
Hubo un silencio.
—¿Sabéis qué oigo cada vez que se me acerca un dementor? —dijo esta vez Harry—. Oigo a mi madre que grita e implora a Voldemort. Y si vosotros escucharais a vuestra madre gritando de ese modo, a punto de ser asesinada, no lo olvidaríais fácilmente. Y si descubrierais que alguien que en principio era amigo suyo la había traicionado y le había enviado a Voldemort...
Mía se sentía culpable por escuchar aquella conversación.
Los chicos siguieron hablando y advirtiendo a Harry sobre lo peligroso que era, aunque Harry estaba decidido.
Cuando por fin se armó de valor de interrumpir la conversación, decidieron que sería buena idea visitar a Hagrid y no quiso hacer nada para pararlos. Luego hablaría con Harry.
Crookshanks se subió en su regazo y ronroneó. Se puso cómodo demasiado rápido para que pudiera pararle así que suspiró y se quedó un rato más allí tumbada acariciando al animal.
Mía salió poco de la sala común, al contrario de los gemelos, que no podían pararse quietos. Bajó a cada una de las comidas y volvió rápidamente a la sala común. Si tenía suerte se encontraría con Harry y hablaría con él.
La charla con Harry se hizo de rogar y hasta después de la cena no pudo hablar con él a solas.
Aprovechó que Ron se había ido a dormir pronto y que Hermione estaba ya subiendo las escaleras para llamar a Harry, que se desplazaba ya hacia las otras escaleras. Le chistó hasta que se percató de su presencia. Ante el interrogante del muchacho, Mía le hizo un hueco a su lado y le invitó a sentarse.
—Ni se te ocurra hacer lo que estás pensando, Potter —entró fuerte.
—Yo no... —la morena negó con la cabeza.
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Fortuna Maior
FanfictionQuinto año era duro por lo general, pero Mía descubrirá que ser prefecta de Gryffindor será el menor de sus problemas.