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Esa misma tarde pasé a buscar a Jo por su casa y juntas fuimos hasta lo de Jason por el auto.
Desde allí viajamos siguiendo el rastro del vehículo de nuestro nuevo amigo hasta la playa, que quedaba a 20 minutos del barrio.

-¿Estás nerviosa?- le pregunté a mi amiga mientras ella conducía concentrada.

-Un poco, estuvimos hablando por mensaje toda la mañana- sonrió feliz.

-Ahhh el amor. Gracias a eso conseguimos esta invitación, sigue así- me burlé

-Estúpida- reímos.

Cuando por fin llegamos nos bajamos y distinguí rápidamente un grupo de 20 personas sentadas alrededor de una fogata, cerca del mar. Había tanto chicos como chicas, todos de nuestra edad o quizá también más grandes. Me sentí feliz de poder ser parte.

Caminamos junto al pelirrojo e hicimos un saludo general cuando nos reunimos con los otros.

Casi al instante ví como los ojos de Oliver se abrían y su rostro se tornaba serio por de más. ¿Por qué le molestaba tanto mi presencia?

Decidí que iba a ignorarlo así que con una sonrisa me senté sobre la fría arena, lejos suyo.

Pasamos toda la tarde charlando y algunos bebiendo cerveza. Jo decidió que había tenido suficiente con anoche por lo que no aceptó la botella. Yo tomé una pequeña aunque no pude terminarla, me estaba dando más sed que refrescando.

Por suerte el clima estaba ideal. El sol se ponía sobre el océano azul oscuro y el cielo adquiría tonos rojizos y naranja.

De vez en cuando me encontraba mirando fascinada ese paisaje. Las olas, los pájaros, la suave brisa del mar que hacía bailar a mis cabellos.

Me encantaba este lugar.

Sentí que alguien me observaba pero cuando volví la vista al grupo todos estaban sumergidos en una conversación cualquiera, sobre un supuesto romance de dos profesores.

-Juguemos verdad o reto- dijo una chica que no conocía. Era rubia, muy bonita. La había visto en las fotos con Oliver.

Todos asintieron felices y seguros. Por mi parte dudé, no me gustaban estas cosas porque siempre me tocaba lo peor. Esperaba que nadie me preguntara.

-Tú la nueva- me señaló la rubia. Maldición, ¿Ven? Siempre mala suerte -¿Verdad o reto?-

-Espera espera- interrumpió Jason - Es nueva, no puede ir primero-

Oh bendito seas pelirrojo, puedes casarte con mi mejor amiga.

La rubia rodó los ojos.

-Bien entonces tú ¿Verdad o reto?- le preguntó a Jason.

-Verdad- respondió seguro

-¿Eres virgen?-

Oh por dios, ¿Esa era la pregunta que me iba a hacer a mí? Maldita.

-Claro que no bebé, éste cuerpo colorado ya ha sido disfrutado- se burló y todos reímos.

Pude notar que Jo se puso tensa. Ella era tan o más santa que yo, así que entendía lo que sentía en este momento.

-Bien mi turno- prosiguió él -Oliver-

Mi mirada se dirigió rápidamente al susodicho. Éste masculló una maldición. Tenía entre sus manos una botella de cerveza.

-¿Verdad o reto?-

-Reto- respondió y sus ojos brillaron. Ahora que tenía una excusa para mirarlo pude ver que estaba muy guapo, con una remera musculosa negra y unos jeans. Sus brazos estaban repletos de tatuajes pero lo que más me atraía eran sus ojos y aquella ceja cortada. Todo en él gritaba misterio.

-Bien... Mmm- pensó unos instantes y de pronto su rostro se iluminó y sonrió -Debes meterte al mar... Con alguien que tu elijas-

-Pf- respondió Oliver -¿Ahora?-

-Si, ahora mismo, los dos-

-Bien- se encogió de hombros. Comenzó a mirar uno por uno los rostros de los que estaban en la ronda. Claro que el mío ni lo había notado. Eso era lo que me dejaba tranquila, me odiaba tanto que sabía que no me iba a elegir.

-Tu, la nueva- me miro y señaló de pronto.

¿Qué mierda?
¡Ni siquiera me había mirado desde que llegué!

-¿Yo?- me señalé como una tonta. Quedaba más que claro de a quien se refería.

-Si, tu- me miró con malicia. Una pequeña sonrisa cruzó por su rostro, supongo que al ver mi cara de pánico. El maldito lo estaba disfrutando.

¡De verdad me odiaba!

-No tengo otra ropa...- comencé a excusarme.

-Una prenda es una prenda- respondió interrumpiéndome.

Miré hacia el costado para donde estaba mi amiga y Jason, en búsqueda de ayuda.

-Lo lamento, te salvé de la primera, ya no puedo ayudarte- se encogió de hombros éste.

Suspiré derrotada y me puse de pie.
Bien Oliver, si así quieres jugar, jugaremos.

¿Quién eres realmente? (2° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora