¿Quién eres realmente? (2° Libro)

18

-Estaba tocando a mi chica...- murmuró cerca mío.

-¿Tu chica?-

-Eso desearía... Y algo más-

-¿Qué más?- murmuré viendo sus labios moverse, hipnotizada.

-Tu boca- y despacio, a diferencia de las otras veces, me besó.

Se tomó todo su tiempo para recorrer mis labios con dulzura. Y por mi parte, me aferré a su cuello, disfrutando sus besos.

Cuánto los había extrañado. Cuando nuestras bocas se encontraban, sentía que habían sido hechas una para la otra.

Luego de unos cuantos minutos de deleitarnos uno del otro, entre risas y caricias, bajamos a la fiesta.

Jason al vernos sonrió, en cambio Jo palideció.

-¿Qué hace aquí?- me susurró

-Todo está arreglado, mañana te cuento- murmuré con una sonrisa.

El resto de la noche bailamos juntos y con nuestros amigos. 
Me encontraba tan feliz que parecía un sueño.

Y para festejar, comencé a beber...
Todos parecían tener mucha tolerancia al alcohol pero por mi parte... Al segundo vaso de cerveza ya estaba ebria. Y muy pocas veces en la vida lo estaba.

-Me encanta tu ceja cortada- sonreí acariciando el rostro de Oliver.

-Gracias hermosa, pero creo que estás un poco borracha-

-Un poquitititito- respondí haciendo el gesto con el dedo índice y pulgar.

Él sonrió con ternura y lo besé sin esperar ni un segundo.
La música estaba fuerte y pasaban las canciones que estaban de moda.

Luego de varias horas, decidimos que ya era tiempo de volver a nuestros hogares. Nos despedimos de Jason y Jollie que se iban a la casa de el colorado.

Comenzamos a caminar por la calle oscura de la mano, sobre la vereda que estaba un poco mojada, porque había llovido hacía unas horas.

-Despacio- murmuré intentando no caerme. Los zapatos de taco y el alcohol no eran buena combinación.

Oliver rió.

-Joder Cat, no puedo llevarte así a tu casa-

Tapé mi boca con mi mano derecha.

-¡No! Si me ven así, me matarán- afirmé preocupada.

Se quedó pensativo unos instantes.

-Vamos a mi casa. Envíales un mensaje, que te vas con Jollie. Mañana a primera hora prometo llevarte de vuelta-

Lo dudé por unos instantes. En mi loca cabeza se cruzó la idea de que tal vez su plan de venganza seguía en pie... ¿Y si me mataba?

Dios, el alcohol estaba dañando mis neuronas.

-¿Me vas a cuidar?- pregunté inocente.

-Claro que si- sonrió y tomando mi rostro entre sus manos me besó -Voy a cuidarte toda la noche hasta que vuelvas a ser la tranquila Cat que conozco-

-De acuerdo- sonreí -Voy a enviarles el mensaje- y tomé mi celular con torpeza.

Me llevo más de diez minutos escribir unas pocas palabras sin errores.
Una vez que lo logré, tomamos un taxi y nos dirigimos a su casa.

Me encontraba muy nerviosa, nunca había ido a la casa de un chico, pero confiaba en él. No tenía muchos motivos para hacerlo en verdad, pero lo hacía.

Cuando llegamos a su puerta, susurró:

-No grites ni hables hasta estar en mi cuarto-

Asentí entendiendo que su mamá no podía enterarse que estaba aquí.

Entramos sigilosos, como si fueramos ladrones, y lo seguí hasta el segundo piso a paso torpe.

Abrió la puerta de su habitación y el orden que ví me sorprendió. Había una tele último modelo, un escritorio con algunos libros encima, una cama grande y el placard. Pero todo combinaba perfectamente, tenía buen gusto.

-Aquí tienes- habló luego de cerrar la puerta.

Me giré y observé la famosa remera entre sus manos. Me la estaba ofreciendo nuevamente.

-Te quedaba demasiado bien para no volver a usarla- su mirada me atravesó.

-Gracias-

Con movimientos torpes la tomé y me miré el cuerpo, llevaba un vestido.

-Voy a dejar que te cambies, espero afuera- habló de prisa cuando notó mi indecisión.

Aliviada, me cambié como pude. Todo daba un poco de vueltas, pero en cuanto me saqué los tacos la cosa mejoró.

Unos minutos después abrí la puerta. Esta vez no llevaba ningún short debajo de la remera... Y ésta tapaba hasta mis muslos.

Oliver entró nuevamente a su cuarto y me observó de arriba a abajo. Sus ojos brillaron.

-Cada vez te queda mejor- susurró.